Chef Kisses

Capítulo 15 | Hazel

Hazel

—Easton —me sujeto con fuerza la toalla.

—¿Qué...? —de nuevo, esta vez me observa con confusión y se aclara la garganta—. ¿Qué estás haciendo?

Abro y cierro la boca, no me es fácil formular una palabra.

—Yo... uhm... —¿cómo se lo digo sin parecer loca? Pienso, porque esta es la situación más rara de mi vida—. Había una cucaracha en mi baño.

De pronto, su mirada se vuelve divertida y la mueca en su rostro se convierte en una sonrisa burlona.

—¿Ah sí?

Alza las cejas.

—No es divertido.

Le suelto intentando ponerme de mal humor. Pero pronto, comienza a reírse.

—¿Es por eso que estás afuera?

Me rasco la cabeza, pero es una mala idea porque mi mano se llena un poco de champú.

—Quería buscar mis insecticidas.

Esta vez contiene la risa al tiempo que se acerca a mí.

Me sujeto con más fuerza la toalla intentando no sentirme más incómoda de lo que ya estoy.

─Ya veo ─dice sin despegar su firme mirada de mí. Me pienso mi situación, no queda mucho tiempo para que el evento en el restaurant comience y necesito ayuda con mucha urgencia─. Escucha, ¿podrías ayudarme?

Le termino preguntando, Easton no duda en responder de inmediato.

─¿Podría intentar abrirla por ti? Creo que… ─se rasca la cabeza─. Me las ingeniaré.

─¿Estás seguro? ─elevo las cejas y se encoge de hombros.

─Claro, veré qué puedo hacer.

Asiento con su comentario y los dos nos quedamos allí mirándonos en la mitad del pasillo frente a las puertas de nuestros departamentos, el aire a nuestro alrededor es demasiado incómodo.

─Una cosa más… ─hablo de nuevo llamando su atención, pero por un tiempo no digo nada, termino mordiéndome el labio inferior con fuerza mientras miro a sus penetrantes ojos marrones─. ¿Crees que podría terminar mi ducha en tu baño?

Sé que es una locura, pero no tengo opción, ni siquiera puedo asegurar cuanto tiempo se demorará en abrir la puerta de mi departamento.

─Sí, seguro ─de nuevo, me mira de arriba abajo, no lo sé, pero que haga eso manda una onda de electricidad por mi cuerpo y me hace sonrojar más, y por mucho que no quiero admitirlo, me gusta la manera en que me mira. Por fin, su mirada se desvía hacia el resto de los pasillos─. Creo que será mejor que entres ahora antes de que otro vecino te vea…

No digo nada, solo me dirijo hacia su departamento y cuando paso a su lado, siento una onda de calor por mi cuerpo. Esta definitivamente no es la manera en la que debería de entrar a su departamento, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

Cuando escucho la puerta cerrarse a mis espaldas, me volteo de golpe para ver a Easton cerca de la puerta con los brazos cruzados.

─No tengo ningún inconveniente en que uses mi baño, preciosa, pero me temo que no tengo insecticidas en caso de que necesites usar uno…

Creo que me perdí en el momento que me llamó preciosa.

¿De verdad lo ha hecho?

Trago con fuerza la saliva en mi boca y ruego por todos los cielos que no me haya sonrojado más de lo que ya estoy por culpa de la vergüenza.

Claramente parece que el rubor no desaparecerá de mí.

Abro y cierro la boca cuando nada parece salir de mí.

─Yo creo que estaré bien ─consigo decirle segundos más tarde y con la mirada escaneo su departamento, realmente me parece demasiado limpio y organizado, no me sorprende, es digno de él y estoy casi segura de que encontraré un baño demasiado pulcro, al menos, tengo expectativas altas.

─Si tu lo dices ─dice soltando un suspiro y me hace una seña para que lo siga hacia el baño.

Easton abre la puerta del baño por mí y se asegura de regularme el agua hasta que está tibia y después, me alza los pulgares para indicarme que está bien, después sale y yo entro de inmediato dispuesta a terminar con la ducha que estaba tomando en casa, tan pronto como cierro la puerta y me meto bajo la regadera, siento cierto alivio y esperanza de que aun pueda terminar de arreglarme, aunque eso solo será posible si Easton consigue abrir la puerta de mi departamento.

Estoy segura de que no pasan muchos minutos cuando escucho unos golpecitos a la puerta y la voz de Easton se escucha del otro lado, pero solo escucho balbuceos por culpa de la regadera.

─¿Qué dices? ─grito con esperanza de que él si me escuche claro─. ¡No te oigo!

La puerta del baño se abre segundos después y me sobresalto un poquito.

No va a abrir la cortina del baño, ¿o sí?

A que te gustaría que lo hiciera…

Dice una vocecita traicionera en mi cabeza y de pronto en mi cabeza pienso en como sería ver a Easton en la ducha, seguramente se ejercita, he visto su cuerpo y la forma en que sus músculos de los brazos se marcan en su uniforme.

¡Ay no, Hazel! ¡Deshazte de esos pensamientos!

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