Hazel
Es imposible hacer caso omiso al comportamiento de Easton, pues es evidente para todos en la cocina que está de malhumor. No hemos hablado y no creo que vayamos hacerlo aquí después de lo incómodo que resultó hablar después de habernos besado en mi departamento.
Para variar, anoche me costó dormir un poco porque solo podía fantasear con la idea de Easton besándome y tocando mi cuerpo, por muy loca que suene la idea, lo deseo.
Mi mañana parece marchar bien y consigo que mis platillos estén bien, sin embargo, Easton viene a mí con una espátula en la mano mientras estoy guisando.
─¿Qué has hecho? ─Se queja molesto y yo frunzo el ceño sin entender a qué viene su pregunta.
─¿Perdón?
─¿Tu cocinaste las crepas esta mañana? ¿no?
─Sí, ¿Qué tienen de malo?
Me veo preguntando y Easton aprieta los labios con fuerza antes de responderme.
─Las has dorado.
─No ─rio nerviosamente─. No las he dorado, solo las he dejado un poco más de lo esperado en el sartén, quería que…
─Y una tontería, no me digas que ha sido una idea tuya ─se toca el puente de la nariz con algo de estrés.
Como los champiñones que estoy preparando parecen ya estar listos, apago el fuego y suelto el mango del sartén para poder tener la conversación con él.
─Oye, era mi trabajo prepararlas. La orden me llegó a mí.
Le explico con seguridad, sabe bien que solemos dividirnos los platillos.
─Lo sé, pero la receta de las crepas siempre es lo mismo Hazel, no solemos cambiarlas.
─Creí que nadie lo notaría.
─¡Claro que lo hicieron!
Puedo notar el enfado en él.
─Oye…
Intento hablar, pero Easton me interrumpe.
─Herbert ha venido a reclamarme que algunos comensales se han quejado de ello, que no ha estado al punto de siempre ─posa sus manos sobre sus caderas, realmente luce enfadado por ello.
─No tenía idea ─intento decir paciente, es claro que él no tiene nada de paciencia ahora.
─Por supuesto que no ─se queja apretando los dientes─. Es porque tienes esa idea rara de alterar cada receta que te dan, Dios, ¿qué no puedes seguir las reglas? No deberías de…
─Ey, no me vengas a echar en cara nada ─doy un paso al frente dispuesto a enfrentarlo─. Sí, he decidido dejarme llevar al cocinar, pero no tenía idea de que los comensales aquí fueran a quejarse, creí que todo estaría bien y que quizás les agradaría.
─Claro que no ─vuelve a quejarse y tengo que decir que no me gusta el tono de voz que está utilizando al dirigirse hacia mí, está molesto, sí, pero me da la impresión de que su enfado no es exactamente conmigo o por lo que he hecho, aún así, no le da el derecho de desquitarse conmigo─. Esto no debería suceder, deberías aprender a apegarte a las reglas, todo se sale de control y…
─Easton ─lo interrumpo con intención de llamar su atención. Sus ojos marrones me miran con cierta molestia, su respiración es algo entrecortada y lo observo con atención inhalar y exhalar para intentar controlar su carácter. Un suspiro sale de mí─. Sabes que tengo el derecho a experimentar con las recetas.
El comentario no le agrada mucho, pero sabe que tengo razón, no me va ser como él que suele seguir todo al pie de la letra cuando se trata de cocinar y realmente le funciona bien eso de seguirlas porque la mayoría de sus platillos son buenos, todos los sabemos. Incluso aunque no suelan decírselo seguido, sé que todos en esta cocina lo respetan y admiran por la dedicación que suele ponerle, además de que tiene una excelente sazón, mucho mejor que el mío.
Mi comentario parece hacerlo entrar en razón segundos después.
─Tienes razón, que va, solo…. ─una mueca se forma en sus labios y se aclara la garganta─. Ugh, yo lo siento.
Se disculpa antes de alejarse de mí, observo todos sus movimientos, veo que se acerca a Isaac, uno de los otros cocineros y le murmura algo antes de salir de la cocina en busca de aire fresco. Tengo la tentación de dejar de hacer lo mío e ir a comprobar que está bien porque es claro que algo está sucediéndole para tenerlo de tan mal humor, me pasa por la cabeza que podría tratarse de su madre porque Easton es demasiado apegado a ella y me ha quedado claro el gran cariño y amor que siente por ella.
Al final dejo pasar el incidente con Easton y trato de concentrarme en lo mío, al terminar la jornada, como de costumbre Easton se va antes y le pide a Johan cerrar. No puedo evitar sentirme un poquito preocupada por él así que termino quedándome un poco más tarde de lo habitual para ayudarle a Johan a cerrar.
─¿Sucede algo, Hazel? ─se atreve a preguntarme cuando ve que no me ha ido.
Niego.
─Solo estaba terminando unas cosas ─esto no es una mentira del todo, Johan asiente levemente─. Oye, ¿puedo preguntarte algo?
Tengo la confianza suficiente como para ser directa con Johan y no andarme con vueltas.
─Claro, ¿qué pasa?