Hazel
─Es mi padre, ¿sí? ─Easton confiesa luego de unos minutos, puedo ver lo mucho que le cuesta admitirlo─. Jerome Barlowe es mi padre.
Me confirma y todo mi cuerpo se paraliza ante la mención de ello, ahora tiene sentido, por eso el señor Barlowe me resultaba parecido a Easton, es su padre.
Decir que estoy sorprendida es poco, estoy más que sorprendida por ello y no tengo forma de decir una palabra, mi mente está en shock.
Easton Barlowe, pronuncio su nombre en mi cabeza, su nombre es Easton Barlowe y es hijo de uno de los chefs más importantes a nivel internacional, ¿cómo es que no lo supe todo este tiempo?
Tampoco es que Easton iba a compartir esa información conmigo, claro, es una persona reservada con su vida y es difícil sacarle las palabras.
─No ibas a decírmelo, ¿no es así? ─Le echo en cara y Easton aprieta los labios con fuerza lo que me dice que estoy en lo cierto, iba a ocultármelo─. ¿Por qué?
Suelto en un pequeño susurro y un suspiro pesado sale de él.
─Hazel, yo… ─desvía su mirada de la mía, avergonzado─. Es complicado, ¿sí? Él y yo no nos llevamos bien, quizás nunca lo hemos hecho, no…
Hace una pausa intentando buscar una manera de explicarse.
Confieso que me siento mal al enterarme de esta noticia, pero por mucho que desee molestarme por no saberlo antes, no tengo el derecho a hacerlo teniendo en cuenta que Easton no es el único aquí que ha estado ocultando secretos, supongo que todos tenemos nuestros motivos, aun así, no quita que enterarse de ello sienta que una parte entre los dos se rompe.
─¿Es por eso que ustedes estaban hablando el otro día? ─ahora entiendo que no tenía nada que ver con trabajo, Easton asiente levemente.
─Sí, papá no tenía idea de que trabajaba en el Laurier. No al principio ─comienza a explicar y termina negando para sí mismo─. Sé que eso complica las cosas, la competencia, el trabajo, pero créeme que mi relación con mi padre no es la mejor y trabajar en el Laurier no tiene nada que ver con él, al menos no de la forma en que podría parecer.
─Tu padre es amigo de…─aprieto los labios con fuerza cuando estoy a punto de decirle que su padre es amigo del mío, sé que no debería ocultárselo, pero no tengo valor suficiente para admitirle que soy hija de Marshall Laurier, no es el momento─. Marshall Laurier.
Decido mencionar el nombre de mi papá y Easton traga con fuerza.
─Pero te aseguro que Marshall no tiene idea de que es mi padre ─me asegura─. En realidad, nadie en la cocina tiene idea de quién es mi padre.
Me quedo callada mirándolo fijamente, sé que no está mintiendo con esto último, que nadie tiene idea de quién es su padre porque, en primer lugar, Easton es bastante reservado con su vida personal y en segundo lugar, todos saben que su apellido es Hart, el cual ahora deduzco es el apellido de soltera de su madre.
Easton Hart.
Easton Barlowe.
─Y espero que nadie más lo sepa…
Dice cuando no hay una respuesta de mi parte.
─No diré nada ─me parece que es lo más correcto, veo que el alivio cruza por su rostro, pero se desvanece segundos después.
─Gracias.
Doy un pequeño asentimiento de cabeza y los dos vamos al auto, tan pronto como subimos al auto, el silencio que se forma es incómodo, pero ninguno de los dos dice una sola palabra hasta que estamos en el estacionamiento de casa y decidimos quedarnos en el interior del auto.
─Lamento esto, ¿sí? ─Easton siente la necesidad de disculparse y frunzo los labios en una mueca. Debería de decirle que no tiene por qué disculparse, pero no lo hago, me quedo callada en su lugar─. Pero no nos llevamos bien, solo no quiero que me relacionen con él.
─¿Por qué?
Termino preguntando.
─Es complicado.
─Podrías explicarlo… ─insisto con un poco de miedo y Easton se muerde los labios con fuerza, su mirada está fija al frente y deja caer un suspiro pesado.
─Tal vez no soy la persona que crees, Hazel ─dice esto volteando a verme, sus ojos marrones se oscurecen y espero a que se explique mejor─. Tuve un pasado complicado cuando era adolescente y lo peor de ello es que ni siquiera tenía un motivo para estar en todo lo que estaba envuelto cuando adolescente, de algún modo arruiné mi vida y la de mi familia, papá me odiaba por ello y bueno, cuando mamá se enfermó… Dios, me enteré que papá engañaba a mamá y se lo referí ¿sí? Seguía en malos pasos y encima lidiaba con la infidelidad de mi padre hacia mamá, sentía que todo mi mundo estaba destrozado.
Hace una pausa y aprovecho para hablar.
─¿Esas cosas que hiciste tienen que ver con Daniel? ¿Por eso se conocen?
Su mandíbula se contrae y asiente.
─Daniel vende drogas y yo solía consumirlas con él todo el tiempo, papá por aquel entonces me daba dinero todo el tiempo pero él creía que yo lo ahorraba y no lo gastaba en drogas, cuando se enteró de lo que estaba haciendo con su dinero, dejó de dármelo y al principio Daniel solía venderme droga y dejar que le pagara cuando consiguiera el dinero, al inicio parecía sencillo, quería la droga, la conseguía y Daniel no me cobraba por lo que me confié en seguirle pidiendo hasta que la deuda aumentó y no tuve manera de pagarle entonces los hostigamientos de su parte comenzaron, primero eran amenazas hacia mí diciendo que debía pagarle si no quería que comenzara a buscar a mi familia, por supuesto que pensé que no iba a hacerlo, lo consideraba mi amigo, tal vez mi único amigo por aquel entonces ─calla por casi un minuto y después suelta un suspiro para continuar de nuevo─. Primero comenzó a llamar a casa y mamá se preocupaba por esas llamadas, no entendía nada de lo que Daniel hablaba porque pensaba que era un buen chico y que yo también, luego siguió con Mía quien no era tan tolerante con él por aquel entonces porque sabía que no era una buena influencia para mí pero cuando comenzó a llamar a papá y decirle que yo le debía dinero, las cosas se pusieron tensas entre los dos, me hacia preguntas todo el tiempo, discutíamos y aunque me ayudó a pagarle, me hizo prometerle que dejaría de estar con él y comprarle drogas. Intenté hacerlo, pero ya era demasiado tarde ─voltea a verme con una gran mueca de decepción en su rostro─. Era adicto, seguí consumiendo y solo le decía que papá pagaría sin importar qué tan grande fuera la deuda, sé que suena como una tontería, pero no podía evitarlo, yo me había dejado arrastrar hacia un mundo en el que no tenía idea de cómo terminaría. Yo solo quería la droga y sentirme mejor conmigo mismo, olvidarme de todo lo que pasaba en casa, sin embargo, Daniel se aprovechó de esa situación, me ofrecía la droga incluso cuando yo le decía que no la necesitaba y todo era porque quería el dinero que papá podía pagarle, sabía que tendría el dinero asegurado conmigo y…