Easton
Abrirse a los demás nunca es sencillo.
Para mí, compartir una parte de mí vida con cualquier persona nunca ha sido fácil, en especial cuando se trata de mi pasado, un pasado del que realmente no estoy orgulloso, sin embargo, decírselo a Hazel me ha hecho sentirme un poco mejor.
Supongo que a veces llega cierta persona a nuestra vida que nos hace ser honestos, querer abrirnos con ella sin importar que nuestro pasado no haya sido perfecto, sin importar de los errores que cometimos solo porque deseamos que esa persona realmente sepa más sobre nosotros.
No consigo irme a la cama como espero y termino buscando el teléfono de papá entre los contactos de mi teléfono. Indeciso de llamar o no, me quedo observando el número una y otra vez como si mi vida dependiera de ello.
Al final me rindo y no lo llamo, no es como que tenga algo en especifico qué decirle, creo que las palabras para él se acabaron hace tiempo cuando los dos nos dejamos de hablar.
***
El trabajo transcurre normal y las cosas parecen ir tranquilas con Hazel, quien por suerte no dice nada sobre mi padre, esta vez, al finalizar la jornada, me quedo un poco más de tiempo a ayudar a Johan con un par de asuntos pero después voy al hospital como siempre a ver a mamá, quien luce cansada.
─¿Cómo estás hoy? ─decido preguntarle como de costumbre. Ya veo venir su mentira.
─Estoy bien, hijo. No te preocupes por mí ─dejo salir un gruñido.
─Sabes que odio que me digas eso ─le confieso sin intención de ocultar nada─. Es imposible que no me preocupe por ti.
Mamá coloca su mano en mi mejilla con cariño.
─Lo sé, eres un grandioso hijo ─dice y consigue sacarme una diminuta sonrisa en la boca─. ¿Qué tal estuvo el trabajo hoy?
─Estuvo bien.
─¿Y Hazel?
─¿Qué hay con ella?
─Easton… ─dice mi nombre de manera seria y me da una de esas miradas que antes me resultaban severas cuando era niño─. No seas un idiota con ella.
─Trataré de no serlo…
─¿Qué pasa?
No tarda mucho en preguntar y por un instante me veo inseguro de si contarle lo de la otra noche en el hospital. Después de debatirme sobre ello por mucho tiempo, termino contándoselo.
─El día de la cena después de salir de aquí, los dos nos encontramos a papá en el hospital.
El semblante de mamá se vuelve serio.
─¿Tu padre estuvo aquí? ─Pregunta con sorpresa y no muy contento, termino asintiendo.
─Al parecer venía a verte.
─¿Te dijo algo? ¿Te vio con Hazel?
─Sí ─suelto con cuidado─. Él venía a verte y bueno, Hazel no sabía que él era mi padre, tú sabes…
Hago una pausa. Mamá sabía desde un principio que he estado ocultando mi apellido y he estado usando el suyo.
─Entonces sabe que eres un Barlowe.
─Sí.
─¿Y cómo lo ha tomado?
─Bien, supongo. ─Al menos, he intentado decirme eso solo para calmar mi inseguridad, pero lo cierto es que además de que la noticia le ha caído de sorpresa a Hazel, presiento que hay algo más.
─A veces toma algo de tiempo asimilar ciertas cosas y sé que la reputación de tu padre… ─mamá aprieta los labios un poco─. Bueno, es una persona muy reconocida. No siempre puedes tapar el sol con un dedo.
─Lo sé ─le digo no muy contento sobre ello─. Es solo que… tú sabes, él y yo nunca nos llevamos bien.
─Claro que si se llevaban bien ─se apresura a decir mamá como si necesitara recordármelo─. Easton, solías admirar a tu padre todo el tiempo y te encantaba pasar tiempo con él en la cocina cuando eras niño. No me sorprende que hayas seguido sus pasos y tampoco que llegues a ser tan grande como él en un futuro.
─No lo sé, sabes que las cosas entre ambos son complicadas.
Me veo apretando los dientes con mi comentario, mamá ladea la cabeza y me da una mirada que me hace sentirme pequeño, no hay reproche ni culpa en ella.
─Tal vez con el tiempo podrían darse una oportunidad.
─Dudo mucho de que eso pase ─le digo negando y mamá aprieta los dientes.
─Easton ─dice para llamar toda mi atención─. Todos cometemos grandes errores, es parte de crecer, de vivir, pero nuestros errores nunca van a definir la clase de persona en la que puedes convertirte. Sé que te arrepientes de lo que hiciste en tu pasado, de quien fuiste y que crees que no solo has decepcionado a tu padre, sino a mí, pero yo no te culpo por ello y sé que tu padre tampoco.
De nuevo, aprieto los dientes con mayor fuerza.
─Lo conoces bien ─le digo rehusándome a creer que papá no me culpa. Hay palabras que a veces nos cuesta mucho olvidar, quizás se deba a la situación en la que nos encontramos en esos momentos porque quieras o no, a veces el contexto en donde te encuentras, la situación y todo lo que hay alrededor puede interferir en el momento, en lo que sentimos. No culpo a mi padre por todo, sé que yo también he tenido culpa en muchas cosas, pero las palabras duelen─. Sabes lo orgulloso que es, él jamás me perdonaría y yo…