Chef Kisses

Capítulo 37 | Hazel

Hazel

Easton me rodea con un brazo apegando mi cuerpo más al suyo, anoche había sido una noche larga en la que los dos nos habíamos dedicado a explorar nuestros cuerpos.

─Sé que estás despierta ─dice con voz ronca y suelto una risita antes de moverme entre sus brazos para quedar de frente, Easton todavía tiene los ojos cerrados.

─Buenos días.

Murmuro y una sonrisa se forma en sus labios y segundos después abre los ojos, aún está somnoliento.

─Buenos días, ¿cómo dormiste?

─Bien, ¿y tú?

─También ─responde y se queda mirándome a los ojos por casi un minuto que considero eterno─. Quisiera quedarme aquí toda la mañana si fuera posible.

Murmura apretando mi cuerpo más al suyo, me gusta la sensación de sentir su cuerpo cerca del mío, Easton levanta una mano para quitar un par de mechones de cabello de mi rostro, el roce de sus dedos con mi piel es tan suave que podría considerarlo relajante.

─También quisiera quedarme.

Un pequeño gruñido sale de él.

─Tenemos que trabajar.

─Lo sé ─digo apretando los labios.

─¿Te parece si preparo el desayuno mientras tomas una ducha? ─Me pregunta y no me parece que sea una mala idea, así que doy un asentimiento.

***

Una hora después los dos nos hemos duchado y terminado de desayunar, nos vamos juntos al trabajo en el auto de Easton sin importarnos que al llegar juntos nuestros compañeros nos dan una mirada curiosa, por supuesto que no se atreven a hacernos ningún comentario y nosotros tampoco les decimos una sola palabra sobre nosotros pero el repentino cambio de humor de Easton les resulta sorprendente a todos porque no luce gruñón como de costumbre, a decir verdad, parece contento y yo también me siento de ese modo.

Creo que cuando conoces a alguien y sabes que esa persona también gusta de ti, es inevitable no sentir ese cosquilleo en el interior, sentirte de un algún modo contento por mucho que quieras evitarlo y esas emociones son casi imposibles de ocultarlas ante los demás, porque no siempre se puede controlar lo que sentimos, a veces a nuestro corazón le gusta que nos mostremos contentos.

Termino de hacer los platillos que tengo encargados, Sheryl después de un largo tiempo no lo resiste más y termina preguntándome sobre Easton y yo.

─Lo siento, pero no puedo seguir fingiendo más, ¿me contarás que sucede con ustedes?

─¿Qué sucede entre nosotros? ─Pregunto enarcando una ceja e intento continuar cortando las verduras que tengo.

─Sí, entre ustedes. ─Insiste con una sonrisa en los labios─. No te hagas, sé que hay algo entre Easton y tú, se te nota en la cara.

Desde que llegué al Laurier, Sheryl se ha convertido en una buena amiga, tal vez la única aquí además de Johan que me siento un poquito mal en no contárselo, en especial cuando quiero hacerlo.

A veces a las personas nos gusta contar secretos con intención de compartir nuestras alegrías y logros con los demás pensando en que ellos también van a entusiasmarse tanto como nosotros.

─Tal vez… estemos saliendo ─pienso antes de encogerme de hombros, al menos se siente de ese modo para mí, que estamos teniendo una relación o en el comienzo de alguna, aunque no hay algo oficial.

─¿Tal vez? ─Cuestiona mi comentario y aprieto los labios en una mueca.

─No lo sé ─volteo a verla─. No es algo oficial, aún.

─Pero podría serlo ─dice con una sonrisa en los labios─. Es un buen chico solo que estoy segura de que no es alguien que diga exactamente las formalidades, aquí entre nos ─se inclina hacia mí como para contarme un secreto y que nadie más sea testigo, por suerte nuestros compañeros lucen concentrados en lo suyo─. Easton no es la clase de persona que se va por la vida jugando con los sentimientos de los demás.

Sheryl tiene razón con ello, sé que Easton es una persona seria.

─Lo sé ─es lo que respondo.

Herbert parece en la cocina llamando la atención de todos, sin embargo, está buscándome a mí.

─Hazel, ve a mi oficina por favor.

Dice y desaparece luego.

─¿Estás en problemas? ─Pregunta Sheryl preocupada, me apresuro a negar.

─No, yo pienso que no.

No hago otro comentario, me dispongo a quitarme el delantal y salir de la cocina hacia la oficina de Herbert, sin embargo, no es Herbert quien al parecer esta buscándome, sino mi padre y este tiene compañía.

─Hazel, hija ─dice papá en cuanto se acerca a mí para saludarme, acepto y respondo el saludo de vuelta─. Estamos esperándote.

Dice, aun no puedo ver quién es la persona que esta sentada porque está dándome la espalda, papá me pide que me acerque y tome asiento en la silla de al lado.

Jerome Barlowe es quien está en la oficina de mi padre y me da una sonrisa en cuanto me voltea a ver, yo intento mantener una expresión neutral con intensión de ocultar mi sorpresa, pues no esperaba verlo.




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