Easton
Me siento como un idiota por mentirle a Hazel y también a mamá diciéndole que debo quedarme más tiempo en el trabajo hoy y por eso no puedo ir a verla cuando en realidad he quedado de reunirme con Daniel.
No tengo miedo, pero una extraña sensación recorre por mi cuerpo mientras me adentro en el vecindario hacia la vieja dirección que aún recuerdo, muchas cosas no han cambiado, el barrio donde Daniel vive sigue siendo peligroso y él sigue en los mismos malos pasos.
Me abro paso por la calle y luego subo las escaleras del edificio que dan a su departamento, cuando encuentro el número de la puerta de su casa, llamo con fuerza al golpearla. Daniel no es quien abre sino Dylan, un chico con el que también solía involucrarme.
Dylan me da una mirada de arriba abajo, al principio luce extrañado, puedo ver que se demora en reconocerme y cuando lo hace, su rostro se llena de asombro.
─¡Easton Barlowe! ─Exclama mi nombre como si fuera algo que deba informar a todos─. ¡Qué sorpresa!
Ríe y estoy seguro de que esa risa que suelta es por culpa de las drogas, a juzgar por sus ojos, seguro está drogándose.
─¿Está Daniel?
Voy directo al grano y la sonrisa de Dylan se borra, la reemplaza por una mueca de decepción.
─¿Qué ya no saludas a tus viejos amigos?
Me cuestiona y no respondo, aprieto los dientes y mis manos se vuelven puños.
─Déjalo, dudo mucho que nos haya considerado sus amigos ─escucho la voz de Daniel detrás de Dylan, quien se hace a un lado para que pueda ver a este. Aprieto mis puños con más fuerza como si quisiera lastimarme del todo. Estar en este lugar no es seguro y mi cambio de humor es bastante notorio. Dylan se aleja de la puerta, imagino que va a ir a seguir drogándose y me deja a solas con Daniel─. Viniste.
Dice con un asentimiento de cabeza.
─Dije que lo haría ─aclaro, aunque no estoy para nada contento de estar aquí. Observo los pasillos, no es un lugar seguro─. ¿Puedo pasar?
Digo señalando hacia adentro, no quiero quedarme afuera, no es un buen lugar para conversar.
─Pasa ─dice Daniel haciéndose a un lado para dejarme pasar y una vez que estoy adentro y ha cerrado la puerta, lo enfrento.
─Te dije que no te metieras con mi familia ─hablo apretando los dientes, siento unas ganas enormes de querer golpearlo. Mia me había hablado temprano para decirme que había un carro merodeando alrededor de su casa, lo que hizo que me preguntara si andaba en malos pasos de nuevo.
Una sonrisa aparece en su boca y solo quiero golpearlo más.
─Así que tu hermana vio mi auto, ¿eh?
Doy un paso al frente dispuesto a enfrentarlo.
─Te lo advertí.
Daniel no se inmuta, da un paso al frente también.
─También yo ─dice con un movimiento de cabeza─. Te dije que buscaría a tu hermana si no me pagabas todo, te he estado hablando y has ignorado mis llamadas.
No es una mentira, sí que los últimos dos días he ignorado sus llamadas porque he estado ocupado y he querido tener un pequeño descanso de él, pero me doy cuenta de que ha sido un grave error.
─Te he dado lo que me has pedido, no te he quedado mal.
─Aun así me debes y no es suficiente ─dice con una mueca en la boca─. Necesito más dinero del que me das, ¿qué quieres? ¿qué comience a buscar más seguido a tu hermana?
─Deja a mi hermana fuera de esto ─me acerco demasiado a él como para intimidarlo, veo por unos segundos que mi cercanía lo toma por sorpresa y rápidamente recupera la compostura y me enfrenta.
─Entonces págame lo que me debes, o auméntame el pago, no es suficiente.
─Hicimos un trato.
─Sí ─responde afirmando que hemos hecho un trato, pero la sonrisa que vuelve aparecer en él me desagrada por completo─. Pero he decidido cambiar algunas cosas de ese trato, quiero más dinero. Sé que puedes dármelo.
─El trato era pagarte solamente lo que te debo.
─Tu lo has dicho, era ─dice elevando las cejas para hacer énfasis al comentario─. Sé que tu padre esta cagado en dinero, puedes ofrecerme más.
Niego.
─Mi padre no sabe de esto.
─Pues podría saberlo.
─No se enterará ─le advierto conociéndolo, sé que no le importaría presentarse en el restaurant de papá y decirle que estoy de nuevo en problemas, eso solo empeorará mi relación con él y le demostrará a papá que no he dejado la vida que tanto detesta─. No tiene por qué hacerlo.
─Entonces hagamos un nuevo trato ─exige extendiendo las manos, aprieto los labios en una fina línea. No quiero un nuevo trato, no quiero más de sus juegos sucios pero llegados a este punto siento que estoy atado de manos, lo último que necesito es a Daniel acosando a mi hermana y buscando a toda mi familia para demostrarles que sigo en malos pasos.
─¿Qué es lo que quieres? ─Pregunto luego de procesarlo casi un minuto, un bufido pesado sale de mí y contengo mis ganas de perder el control contra él.