Hazel
Voy a la oficina de Herbert como de costumbre, espero encontrarme con papá, pero él parece no estar en el restaurant el día de hoy.
─Pasa, Hazel ─dice Herbert una vez que abro la puerta de su oficina.
─¿Sucede algo? ¿Mi padre ha dicho algo? ─Decido preguntar antes de que él me diga lo que sea que va a decirme, la pequeña mueca que se dibuja en sus labios me confirma que esto sí tiene que ver con papá.
Herbert une sus manos antes de responder a mis preguntas.
─Sí, tu padre quiere que estes enterado que este fin de semana es cuando vendrán los chefs del Barlowe a cocinar los platillos con ustedes, tengo entendido que ya estás al tanto de ello, ¿no es así?
Oprimo una mueca al tiempo que doy un pequeño asentimiento.
─Sí, él y Jerome me lo dijeron ─le digo y Herbert asiente en acuerdo─. Muy bien, en ese caso es bueno que estes al tanto porque tú padre quiere que estes al mando de la situación ya que el Laurier’s es el anfitrión.
De eso no estaba al tanto, papá había omitido esa parte.
¿Yo a cargo? ¡Estaba loco!
Bueno, no era una muy mala idea, pero tampoco era una buena idea, en especial cuando Easton estaría presente.
─¿Qué hay de Easton? ─Tengo que preguntarle, Herbert frunce el ceño un poco.
─El señor Hart, claro ─dice como si lo hubiese olvidado─. Tengo que avisarle sobre esto, él tiene que estar al tanto ya que es otro de nuestros chefs aquí.
─Sí ─digo de inmediato─. Por eso no creo que sea una buena idea de que esté yo a cargo ─comienzo a decirle y Herbert se acomoda mejor en su asiento para escucharme─. Sé que papá tiene sus ideas y ya te las habrá contado, pero Easton y yo estamos en una competencia, ¿lo recuerdes? No creo que sea buena idea de que me den todo el control a mí, el resto de los empleados podrían sospechar que es favoritismo.
Y no solo eso, pienso, podrían descubrir que Marshall en realidad es mi padre y yo estoy aquí por el solo hecho de ser su hija.
Aquel pensamiento me asusta un poco e intento sacarlo de mi cabeza en cuanto antes, es una pésima idea y tengo que hablarle a papá para decírsela, aunque estoy casi segura de que a él no le importa que el resto de sus empleados se enteren de nuestro lazo familiar.
─Cierto ─me da la razón después de pensarlo por unos minutos─. Pero esas han sido las instrucciones de tu padre, además, el señor Hart tendrá otro trabajo, tu estarás a cargo con la organización, pero él se encargará de los platillos. Es el acuerdo que tu padre pidió.
Trago con fuerza la saliva que se acumula en mi boca.
¿Easton estará a cargo de los platillos?
Al menos, puedo ver que cada quien tendrá un rol dentro de esta horrible idea que se les ocurrió a mi padre y Jerome, pero no sé si estoy agradecida de ello.
─Creí que ambos tendríamos oportunidad de mostrar nuestros platillos como la fiesta pasada ─le dejo saber y Herbert niega.
─Tu padre fue algo estricto con ello ─dice inclinándose hacia adelante─. Espero que no te sientas mal por esto que diré Hazel, pero el Easton tiene bastante experiencia en esta cocina, se sabe las recetas de tu padre al pie de la letra y no hablemos de la trayectoria que tiene aquí, a pesar de que no es muy larga, siempre ha sido admirable por lo que tu padre lo ha escogido a él.
No hace falta que Herbert me explique más sobre ello, siempre ha sido así, a papá le gusta que sigan sus recetas al pie de la letra como Easton suele hacerlo mientras que yo las altero, me gusta improvisar e intentar mejorarlas.
─No es personal.
Insiste Herbert y aprieto los dientes al forzar una sonrisa.
─Claro que no.
Aunque se siente de ese modo, es como si de pronto mi padre no creyera que soy tan buena como para hacer sus recetas.
─Aun así ─vuelve a hablar para llamar mi atención, pero realmente he perdido mi interés de estar aquí, en realidad, mis ánimos ya han caído─. Estarás a cargo de organizar al resto del personal, Easton con los platillos y tú asegurándote de que todos los cocineros estén presentes y con su mejor disposición. Marshall dice que tienes un buen ojo para los eventos sociales.
No puedo evitar sentirme más mal.
─¿Eso es todo? ─Pregunto con la esperanza de que esta conversación se haya acabado.
─Sí, es todo ─dice y me doy la vuelta para irme de la oficina─. Por cierto, dile a Easton que venga. Necesito hablar con él, si lo ves.
Doy un pequeño asentimiento y regreso a la cocina tan rápido como puedo, una vez que estoy allí, intento contener mis ganas de llorar, porque sí, estoy herida, me siento subestimada por mi papá.
¿Qué si Easton no estuviera aquí? ¿Me habría escogido a mí? Seguramente habría sido él quien hiciera las cosas, porque está claro que no confía en mí lo suficiente como para dejarme a cargo de la cocina, pero sí de sus empleados.
─¿Has visto a Easton? ─Le pregunto a Sheryl cuando llego a la cocina, es la hora del almuerzo por lo que ella niega.
─Lo vi salir, quizás fue a almorzar o algo ─dice encogiéndose de hombros.