Chef Kisses

Capítulo 43 | Hazel

Hazel

He cometido un error y no sé cómo enmendarlo, de eso estoy segura.

Después de llamar varias veces a la puerta de Easton y que él no responda, me rindo y regreso a mi departamento, mi padre ya se ha ido y me he quedado con un enorme nudo en el estómago y en la garganta al sentir que mi mundo se ha desvanecido de la noche a la mañana.

Esta no era la forma en la que Easton debía de enterarse quién es mi padre, sin embargo, no hay forma de volver en el tiempo y cambiar las cosas.

Papá ni siquiera se ha quedado a hablar conmigo en cuanto Easton se fue a su departamento, en realidad, solo me hizo un comentario y se marchó minutos después dejándome con una mala sensación.

¿Qué es eso que nos enseñan nuestros padres cuando somos niños? ¿no mentirle a los demás?

Bueno, yo soy una gran mentirosa al ocultar la verdad, ocultar que soy la hija de Marshall Laurier, sin embargo, Easton también en algún momento ha ocultado que es hijo de Jerome Laurier, pero creo que son situaciones diferentes porque él tuvo el valor de confesármelo y yo ni siquiera pude hacerlo y ahora ya es demasiado tarde para pensar bien las cosas e intentar cambiarlas, ser honesta.

Por mucho que deseo evitarlo, no puedo dejar de llorar y sentir una gran culpa en mí, no todas las personas somos buenas lidiando con nuestros errores, yo soy una de esas personas, quizás soy demasiado aprensiva a las situaciones que por más mínimas que sean las experimento el doble.

Siento el impulso de escribirle un mensaje a Easton con la esperanza de que lo llegue a ver pero en su lugar nunca escribo, solo tomo el teléfono y le llamo, el teléfono suena un par de veces pero nadie respondo, intento una segunda y tercera vez y sucede lo mismo, a la cuarta llamada entra directo a buzón lo que me dice que ha apagado el teléfono.

Me echo a llorar cuando la culpa me invade de nuevo y así paso gran parte de la noche. No me importa despertarme al día siguiente con la cara hinchada gracias al llanto, intento cubrir mis ojeras con un poco de maquillaje lo cual hace lo más mínimo porque cualquiera que me vea de cerca o de lejos, puede ver que no pasé una buena noche, aun así, contemplo mi reflejo en el espejo antes de salir de casa e ir al trabajo.

Soy la primera en llegar cosa que no es tan fuera de lo usual, sin embargo, me siento más ansiosa de lo habitual con la idea de que Easton debe de llegar en cualquier momento porque también es de los que suele llegar primero.

Lamentablemente, Easton nunca llega lo cual es inusual para todos.

─¿Sabes si Easton está bien? ─Pregunta Sheila en mi dirección, parece preocupada por él y todo mi cuerpo se tensa antes de negar.

─No he sabido nada de él ─debería de sentirme culpable al mentirle, eso es lo que pienso, pero desconozco los motivos por los que Easton ha faltado que decido no entrar en detalles con ella, además, ¿qué podría decirle?

¿Sabes si Easton está bien? No, no lo sé, anoche salió de mi departamento lo más rápido posible cuando vio a mi padre en la puerta, quien por cierto es dueño de este restaurant, así es, Marshall Laurier es mi padre.

No puedo decírselo, aun cuando las cosas se han salido de control con Easton, no tengo valor suficiente para contárselo a Sheila.

─Que raro, él nunca suele llegar tarde, es super puntual.

─Seguro es por asuntos personales.

Me encojo de hombros queriendo restarle importancia. Para mi mala suerte, Sheila se me queda viendo por unos largos minutos y frunce el ceño.

─¿Te pasa algo?

─¿Qué? ¿Qué dices? ─Aprieto los labios con fuerza y frunzo el ceño, Sheila entrecierra los ojos como si eso va a ayudarle a analizarme mejor.

─Me parece que te pasa algo.

─Solo tuve una mala noche, eso es todo ─digo moviéndome de lugar para que ella no pueda observarme más─. Hay mucho trabajo que hacer hoy, será mejor que nos pongamos a prisa si Easton no aparecerá por aquí.

─Tienes razón ─deja pasar el tema y me siento aliviada porque no estoy preparada para dar explicaciones.

Ni siquiera sé exactamente si estoy preparada para darle una explicación a Easton con exactitud.

Intento no encasillarme en esos pensamientos por mucho tiempo porque sé que solo consiguen complicar el resto de mi día en el trabajo, ya sé que tendré tiempo de resolver los problemas, pero no puedo controlar la ansiedad que me produce saber que las cosas no están bien por el momento.

─Hazel ─grita Johan mi nombre provocando que me sobresalte─. Herbert está buscándote.

Me dice con el ceño fruncido, luce preocupado.

─¿Estás seguro? ─Pregunto porque no hay rastro de Herbert y encuentro raro que le diga a Johan antes de venir él a buscarme como de costumbre. Mi amigo asiente.

─Me ha pedido que te avise cuando pasó por aquí.

─¿Estuvo aquí?

Una risa seca sale de él.

─Definitivamente estás en las nubes ─dice negando de manera divertida─. Sí, solo vino a inspeccionar la cocina y tu parecías estar inmersa en lo tuyo.

Bueno, esa no es una mentira. Pienso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.