Hazel
Días después del incidente en mi departamento, decido volver a este porque por mucho que estoy cómoda en la casa de Sheila, sé que tarde o temprano debo volver al mío. Por supuesto, Sheila me acompaña a arreglar todo, el desorden sigue intacto en cuanto entramos.
—Dios, no creí que fuera tan malo —dice observando los pedazos de vidrios y basura en el suelo.
—Era peor la primera vez —le digo a Sheila, quien asiente.
—¿Crees que Easton habrá ido a buscarle?
Me pregunta y asiento levemente mientras los abrimos paso hacia la cocina para ir en busca de la escoba, recogedor y un par de bolsas para juntarlo todo.
—Imagino que si —respondo—. Dudo mucho que no haya ido a buscarlo, después de todo, Easton y él... no parecían ser buenos amigos.
Es lo que me limito a responder ya que no quiero revelar mucho sobre Easton y Daniel, estoy segura de que Easton debió irlo a buscar y tratar de poner las cosas en su lugar, pensar en eso me intriga un poco en saber si todo resultó bien o no, las personas como Daniel siempre buscan venganza y retarlos no siempre sale bien, son demasiado vengativos como para dejar los asuntos tranquilos una vez que creemos solucionarlos.
Sheila y yo no conversamos más, nos ponemos a limpiar todo y después de invitarle la comida por haberme ayudado, ella decide irse a su casa de nuevo, admito que me siento extraña estando en casa de nuevo y tengo la sensación de que Daniel podría volver pero tampoco quiero irme de vuelta.
El día de la inauguración del nuevo restaurant, estoy más que nerviosa si ir o no, pero Johan y Sheila parecen estar seguros de querer asistir y al final terminan convenciéndome para que los acompañe.
Después de haberle contado la verdad a Sheila sobre mi padre, se la terminé contando a Johan, quien lució bastante sorprendido sobre ello, pero aun así, aceptó mi amistad.
Una vez que creo estar lista, contemplo mi reflejo en el espejo, me he puesto un vestido de satín de color rojo, largo, una sonrisa se dibuja en mi al ver mi reflejo y pensar en mamá.
Siento que me parezco a ella.
Me terminó de maquillar solo un poco y de peinar bien mi cabello para después ir al restaurante donde será la inauguración, Sheila se ha ofrecido a llevarme con ella, pero termino yéndome en mi auto y encontrándome con ella y Johan en el estacionamiento.
—Déjenme decirles chicas que lucen espectaculares.
—Muchas gracias.
Respondemos Sheila y yo al mismo tiempo.
—Tú también luces muy bien.
Le halaga Sheila y yo asiento.
—El azul te sienta bien.
Le digo ya que se ha puesto un traje de vestir de color azul marino.
Los tres comenzamos a caminar hacia la entrada del restaurant, y allí en la puerta está papá con Deborah, quien nos reciben con una sonrisa que encuentro forzada, en especial cuando me saluda a lo último.
—Señorita...
—Hola, papá. —Lo saludo frente a mis amigos y él se sorprende de ello. Su mirada vaga entre Sheila y Johan para después mirarme a mi—. Saben que soy tu hija.
Mis amigos asienten y papá se relaja un poco por el hecho de no tener que fingir de nuevo.
—Oh, ya veo. —Papá nos habla un poco sobre la fiesta y nos lleva a una mesa que han reservado para la mayoría de los empleados del Laurier—. ¿Hazel, podrías acompañarme? Hay alguien que quiero presentarte.
Dice y asiento. Les digo a mis amigos que no me demoraré mucho y ellos asienten antes de que me marche con papá.
─Hazel, quiero presentarte a Arnold, él es un chef en Francia, sus restaurantes son bastantes populares por allá y es un buen amigo mío ─habla papá delante de el chef, quien me ofrece una amigable sonrisa─. Arnold, ella es mi hija Hazel.
─Un gusto en conocerte, Hazel ─dice estrechando su mano con la mía.
─Un gusto también.
Respondo con amabilidad y papá comienza a hablar un poco sobre el restaurant con él, los dos me cuentan sobre los restaurantes de Arnold en Francia y lo bien que parece irle por allá, papá le cuenta sobre su idea de que yo me vaya a Francia a manejar el restaurant que tiene allá, después de todo, soy su única hija y el negocio es familiar.
Que lo diga me provoca cierto desagrado porque definitivamente no está en mis planes irme a Francia, ya se lo he dicho pero él parece rehusarse a aceptar un no como respuesta y por supuesto, no voy a contradecirlo delante de nadie por lo que solamente me limito a sonreír y asentir.
─¿Me disculpan? Están aguardando por mí en otra mesa.
Les digo a ambos con la excusa de marcharme, ambos hombres están enfrascados en su conversación que es fácil dejarme ir.
Vuelvo a la mesa con Sheila y Johan, quienes tienen un semblante bastante serio y lucen preocupados.
─¿Está todo bien?
Les pregunto cuando me siento a su lado, ambos comparten una pequeña mirada antes de hablar.
─Es la mamá de Easton ─dice Johan con preocupación en su voz─. Al parecer se ha puesto grave en el hospital, Easton…