Cherry Blosson

Prólogo

PRÓLOGO —Cherry Blossom

El Jardín del Pecado

Dicen que incluso los ángeles pueden amar.
Pero cuando lo hacen, el cielo sangra.

Alexander Drake fue un ángel de la Muerte, destinado a cortar los hilos de las vidas humanas.
Hasta que conoció a Ruze Friswerd, una joven que esperaba la muerte con los ojos llenos de fe.

En el instante en que debía tomar su alma, Alexander cometió el mayor pecado de los suyos: la amó.
Y en lugar de arrebatarle la vida, se la devolvió.

Por esa herejía, el Cielo le arrancó las alas, le negó el poder y lo desterró al mundo de los mortales.
Pero Alexander no se arrepintió. Vivió junto a Ruze, la mujer por la que había desafiado a la eternidad.

Hasta que ella rompió el sello que protegía su alma.
Y la Muerte volvió a buscarla.

En su desesperación, Alexander encerró el alma de Ruze en una rosa negra, donde duerme desde entonces, suspendida entre la vida y el olvido.

Ahora, siglos después, un nuevo ángel ha sido enviado: Nathaniel, puro, implacable, preparado para cumplir el mandato que Alexander quebró.
Pero cuando llega a la Tierra, encuentra algo que el Cielo no le advirtió: una joven con el poder de devolver la vida a lo muerto.
Cherry Blossom.

Alexander la busca para salvar a su esposa.
Nathaniel, para reclamar lo que pertenece al cielo.
Y ambos, sin quererlo, comienzan a amarla.

En medio de ese amor imposible, la rosa duerme, y con ella el alma que una vez desafió a la muerte.

Porque en el jardín donde florecen los pecados,
nadie sale indemne del amor.




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