(Esta no es una sueño, ¿verdad? ¿Por qué está el príncipe Chevalier en mi habitación?)
Noté que llevaba varios libros bajo el brazo, y que con la otra mano se estiró hacia atrás para cerrar la puerta.
MC- Su Alteza, ¿por qué está...?
Chevalier- Cállate.
MC- ¿¡Mmph!?
(¿Qué...?)
Una mano grande cubrió mi boca, impidiéndome hablar. Cuando intenté liberarme, su otro brazo rodeó mi cintura, impidiéndome siquiera alejarme.
(¿Qué debería hacer? ¿Acaso va a matarme después de todo? Seguramente no...)
Chevalier- Relájate. No voy a matarte.
(¿Puede leer la mente?)
Chevalier- Es como si gritaras tus sentimientos, de lo fácil que es leer tu cara.
Su susurro burlón fue lánguido, y capté un leve aroma a vetiver por lo cerca que estaba, provocándome escalofríos.
(Mi corazón late tan fuerte...)
Incapaz de comprender exactamente lo que pasaba, contuve la respiración, y momentos después escuché varias pisadas corriendo al otro lado de la puerta.
(¿Qué fue eso?)
Chevalier- ...Así que ya se fueron.
Cuando su murmullo apenas audible llegó a mis oídos, me soltó de golpe.
(¿Podría ser...?)
MC- ¿Alguien te está persiguiendo?
Chevalier- En cuanto a que alguien me busca, estás más o menos en lo cierto.
(Así que alguien lo está buscando, ¿eh...?)
Chevalier, que había irrumpido en mi habitación como un ladrón, se sentó en el sofá sin siquiera pedir permiso.
MC- Entonces, eh, ¿por qué...?
Chevalier- Justo llegué a la mejor parte.
MC- ¿La mejor parte...?
En silencio, levantó un libro mientras me miraba fijamente, y me puse a pensar.
(De acuerdo, si junto todo esto...)
Chevalier había entrado en mi habitación sin previo aviso, como si estuviera tratando de escapar de los pasos que acababan de pasar. Y la razón que me dio fue que estaba en una parte buena de su libro. En otras palabras...
MC- Estabas buscando un lugar donde leer sin que te interrumpieran, ¿verdad?
Chevalier- Una observación astuta para una simplona.
(¡Lo sabía!)
Como si estuviera en su casa, Chevalier abrió su libro y no dijo nada más.
(Espera, espera, espera...)
Me gustaba pensar que era una persona comprensiva, pero esa explicación no era suficiente ni siquiera para alguien como yo para darle la bienvenida aquí.
(Juraría que normalmente está muy ocupado a esta hora del día.)
MC- ¿No tienes asuntos oficiales que atender?
Chevalier- Mi trabajo de la mañana está hecho.
Para mi sorpresa, Chevalier respondió con honestidad.
MC- ¿Entonces qué eran esos pasos de hace un momento?
Chevalier- Idiotas que aman la charla sin sentido. No valen mi tiempo.
(Esas fueron palabras bastante duras. Apuesto a que su asunto con él tenía algo que ver con su trabajo)
Pocas personas hablaban con Chevalier sobre asuntos personales.
MC- Tal vez tengan algo importante que decir que esté relacionado con tus deberes oficiales.
Chevalier- Incluso si ese fuera el caso, es una pérdida de tiempo escuchar informes dispersos. Me tomaré el tiempo de escucharlos todos juntos más tarde.
(Ya veo...)
Ahora que todas mis dudas se habían disipado, finalmente me quedé sin nada que decir.
Chevalier- Basta de preguntas sin sentido. No tienes derecho a echarme de aquí en primer lugar.
(No es como si estuviera intentando echarlo, pero...)
MC- Esta es mi habitación.
Chevalier- Tú fuiste quien dijo que harías cualquier cosa a cambio de mi consejo sobre el baile.
(¡Oh!)
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MC- Está bien, pero ¿podría al menos preguntarte quién crees que sería la mejor persona para escoltarme?
Chevalier- ¿Por qué me molestarías con algo tan trivial?
MC- Por supuesto que no espero algo gratis. ¡Si hay algo que pueda hacer por ti a cambio, lo haré! Lo que sea.
Chevalier- ¿Qué podría hacer un simplón posiblemente... En realidad, he cambiado de opinión.
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(¡Esa promesa que le hice!)
Ahora que lo había mencionado, no tenía con qué defenderme.
MC- ¿Esto es lo que pretendías hacer desde el principio?
Chevalier- En efecto. Mis opciones en el palacio para leer sin ser molestado son sorprendentemente limitadas. Siempre que pueda ignorar a cierta simplona fastidiosa, este lugar solo es superado por el jardín de rosas y el patio.
(Voy a fingir que no dijo eso por ahora... Sí que me encuentro con Chevalier al aire libre extrañamente seguido, y ahora sé por qué.)
Chevalier- Si alguien te visita aquí, no me menciones.
MC- ...Está bien.
La conversación llegó a su fin, y solo el sonido de las páginas al pasar rompía el silencio.
(Aun así...)
El hombre sentado en mi habitación, perdido plácidamente en un libro, parecía solo un amante de la lectura común—no un príncipe ni una bestia.
(El príncipe que actúa más como realeza que nadie, que puede cortar a la gente sin pestañear, y que incluso es temido por la nobleza...)
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Chevalier- Supongo que, a sus ojos, soy como una bestia de caza. Y no es que estén equivocados.
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