Nada fuera de lo inusual paso esa tarde que regresé a casa, más en el bosque y nada detrás de la escuela lo único inusual fue o que me pasó este medio día en receso. Tenía que preguntarle el porqué ya fuera hoy o mañana a acaso la viera no perdería la oportunidad de hablarle me acosté en mi cama y aunque fue difícil cerrar los ojos aquella noche de alguna forma lo logré .
En la mañana al llegar a la escuela se veia bastante animado busque con la mirada a mis amigos y fácilmente los encontré -que está sucediendo?- pregunté curioso, Ángel al verme me toma feliz de los hombros -a llegado el chico milagro!- grito a los cuatro vientos y todos gritaron y aplaudieron con fuerza -a que te refieres con chico milagro?- les pregunté desconcertado -estamos hablando de ti hombre, la chica lobo no vino hoy, es momento de celebración! Hasta el conserje está feliz de su inasistencia- decía alegre poco después comenzaron las clases más animadas que había visto en mi vida hasta que se acercó la hora de salida, la profesora nos dejó salir temprano y cuando crucé el pasillo al lado del salón vecino -ya por último para terminar este día de clases y mañana tal vez reiniciar la misma rutina ¿quien podria llevarle la tarea a la señorita calum?- dijo desanimado un profesor me detuve y mire al salón, el profesor observaba a sus alumnos, nadie se atrevía a levantar la mano y evitaban la mirada del profesor -vamos chicos se los ruego yo no deseo ir a su casa a entregarsela, ya es demaciado para mi encontrarme con los padres cada cierto día del mes- decía desesperado entonces entre al salón -profesor, si no es mucha molestia quiciera entregarla yo- todos me miraron asombrados -estas seguro de ello? Estamos hablando se la señorita calum, digo no es que ella tenga algo de malo pero deberias enterarte de...- lo interrumpo y tomo las hojas -por mi no hay molestia alguna profesor conozco por lo que ella es llamada y sus razones sólo entregueme la dirección- dije algo fastidiado -esta bien, pero quítate ese arete- dijo el profesor -porque, en esta escuela esta permitido llevarlos- dije tocandome la oreja -no es eso si no que ellos de seguro te lo arrancarán si te ven con el, no se exactamente porque pero si no quieres tener la oreja partida es mejor que te lo quites- me recomendó el profesor escribió la dirección aliviado y me retiré eran más o menos las 3:30 de la tarde no hace tanto calor, el clima cambiante y las nubes se amontonaban en el cielo caminaba por las calles llena de gente y cada manzana que cruzaba la gente iba reduciendo hasta que llego el punto donde ya no había más que una que otra persona, estaba algo perdido y me acerqué a una persona -disculpe señor me podría indicarme hacia donde tengo que ir para llegar a esta dirección- le pregunté, cuando vio la dirección su rostro de puso pálido -seguro que deseas ir a esa dirección?- me preguntó preocupado -si, así es- la persona trago saliva y apuntó a el rincón de la calle donde comenzaba a brotar más bosque como si quiciera apoderarse de la calle, asenti, le agradecí y camine al cruzar la parte con bosque al dar los primeros pasos sentía como si alguien me observará y cuando llegue a la casa de trato de una mansión realmente grande, parecía algo vieja pero se notaba rústica las miradas iban aumentando entonces a pocos metros de mi un hombre bien parecido aparecio -disculpe!...- lo llame y volteo a verme amenazante -...busco la residencia Calum- entonces se acercó a mi me miro de frente -es mi residencia, que se te ofrece?- me preguntó, me había Encontrado no sólo con el padre de Alexia si no que el jefe de su mafia. Estoy algo emocionado -estoy en la misma escuela que su hija y yo me ofrecí a traerle los apuntes de sus clases- le dije, mostrándole los papeles -entendido, sigueme- comenzó a caminar y lo seguí las miradas anteriores se volvieron algo amenazantes y mortales -cual es tu nombre?- me preguntó el hombre -soy Joshua Jones- respondí me miraba detenidamente aquel hombre -por que estas tan contento?- me preguntó -...siempre me ha llamado la atención la mafia y aunque apenas me enteré de ustedes hace unos días estoy sorpendido de estar frente a una persona poderosa como usted- dije emocionado -porque te interesa la mafia?- me preguntó -realmente no lo se, es un sentimiento extraño el que tengo al pensarlo se protegen unos a otros y todos confían en su jefe de que puede hacer todo, hay misterios y peligros siempre rodeandolos más ante crisis son capaces de levantarse todos... bueno aunque sólo es opinión mía- comenté el hombre suspiro ¿acaso habia dicho algo erróneo? Entonces recordé que aún tenía el percing en la oreja y la toque de inmediato -no te preocupes a ti no te lo quitaremos esta en el lugar correcto pero selló incorrecto. Bueno por lo que comentaba esa persona cambiará todo después de un tiempo- dijo sin mirarme entonces solté mi oreja aunque no entendía a que se refería con esa persona -porque se los quitan a las demas personas?- pregunté curioso pero guardo silencio entonces en los arbustos se oyó algo que se movía, los dos volteamos pero nada en unos cuantos segundos llegamos a la puerta la propiedad -dame los papeles yo se los entregare a mi hija, le diré que pasaste a entregar las cosas hasta aquí Joshua- asenti y di media vuelta -fue un gusto conocerlo señor Calum- le despedí y cuando llevaba un rato caminando de nuevo de oyó el ruido pero más fuerte -hay alguien ahí?- pregunté aun sabiendo que no deberia. Nadie respondió y seguí caminando ya con algo de nervios y con la guardia en alto hasta que un escalofrío corrió por mi espalda y voltee atrás el sol cayó rápido y dejaba casi sin visibilidad frente a mi entonces unos ojos amarillos brillaron con intensidad -por fin te encuentro!- grito, mis piernas de quedaron quietas y mi mente estaba en blanco no sabía quien era o lo que era, su voz ronca viajaba a través de mis oídos y cuando oía como se acercaba a mi aún más rápido algo lo detuvo esos ojos azules intensos aparecieron -corre!- me grito e instintivamente seguí su orden corrí lo mas fuerte que podía y aullidos comenzaban a llenar aquel bosque corría sin detenerme, sin mirar atrás más que una pequeña parte de mi se preocupaba de aquellos azulejos que lo salvaron.