Cada una volvimos a nuestras propias casas al regresar del centro gracias a la amabilidad de Adel de dejarnos de una en una. Cuando Adel nos dejó frente a la puerta de la casa de Donna, nos avisó de que vendría a recogernos y, ésta vez, los chicos incluidos.
Me ponía nerviosa estar en un espacio tan pequeño con Tom y Wallace. Me había dado cuenta que el olor hacia ellos había menguado, algo positivo. Estaba harta de aquellas miradas, como si fuera el punto de mira de un cazador. Por el contrario, no había sido lo mismo para mí. Toleraba estar con un hombre lobo como había sido hoy con Scarlett, pero si es al aire libre. Estar en un sitio demasiado cerrado y Tom analizando mis movimientos sería de las peores experiencias de ésta noche.
Tenía que pensar en positivo, pero era inevitable estar en lo peor. No conocía el lugar, ni sabía cómo era la mansión, y lo más terrorífico es que habría más de media manada hormonada perforando mi olfato.
Fui corriendo a apuntar todo los nuevos detalles. El olor era el mismo por cada hombre lobo que me encontraba, por lo que deberían de pertenecer en la misma manada. Pero no estaba segura. En el centro no había detectado ningún aroma nuevo. Si ese fuera el caso, ¿cómo de grande sería una manada? Lo normal sería entre 20 y 30 personas, o incluso 50 si la manada tenía renombre, ya que el líder podía manejarlos, ¿cuántos miembros serían ésta?
No había dicho nada a mis padres ni a mi hermano. No quería darles falsas preocupaciones si podía cuidarme yo sola. Puede que no sea una mujer lobo al cien por cien, pero mis sentidos están desarrollados, por lo que puedo oler el peligro si llego a meterme en problemas.
Dory abrió la puerta y oculté mi cuaderno debajo de la almohada. Lo hice tan disimuladamente que no se dio cuenta.
-¿Qué haces? -preguntó extrañada.
-Dando una cabezada antes de la fiesta -mentí inocentemente.
-¡¿En serio?! Solo quedan cuatro horas, ¿y no has empezado a arreglarte? ¡Si ni siquiera has sacado el vestido de la bolsa!
-Como dices, aún queda mucho tiempo.
-¡Pues yo me voy arreglando ya! -va a cerrarme la puerta pero la detengo con una pregunta.
-¿Qué tal con Jackson?
Se queda quieta sin mirarme. Lentamente, voltea su cabeza sin mirarme directamente a los ojos.
-¿De qué hablas?...pues bien, lo normal...¿A qué te refieres?
-No te me hagas la tonta conmigo -digo ladinamente- Sé que te gusta mucho, lo gritas a los cuatro vientos.
Rendida y con una expresión airada, se sienta en el borde de mi cama y se tumba, mientras que yo me acomodó dándome la vuelta para mirarla desde abajo.
-No sé que decirte... jamás me he sentido así... ¿Cómo te lo diría para que me entendieras?
-Di lo primero que se te pase por la cabeza, ¿qué piensas de él?
Se queda en silencio, pensando en su respuesta. No la apresuro, me distraigo mirando el techo y escondiendo un poco más el cuaderno con los dedos del pie.
-Es divertido, alegre,... algo infantil he de reconocer y un poco testarudo,...es como los chicos con los que he salido...pero, no sé, es diferente...Me siento yo misma cuando hablo con él, sin fingir nada,... más tranquila... Creo que me gusta mucho.
-¿Amor a primera vista?
-Más bien a la segunda, cuando he hablado más con él.
-Me alegro por ti Dory.
-¿No te parece extraño? -Se incorpora y me mira atentamente, como si buscara una opinión que no quisiera oír- Hace menos de una semana que estamos aquí y no le conozco de nada, ¿por qué mi pecho late por un desconocido?... será el aire o el agua de aquí que provoca taquicardia... ¿Y si él no siente lo mismo? Tampoco es por pedirle ya que si quiere salir conmigo o...
-¡Calma!¡Calma! -me levanto y la agarro por las muñecas, evitando que se rascara más las piernas- Respira primero y vete relajando -cuando se relajó, la solté- No te tienes que preocupar. Si es por el tiempo tienes mucho para irle conociendo... y pienso que también le gustas.
-¿Cómo lo sabes?
-Es bastante obvio... -carraspeo para que no entendiera lo que acababa de decir- Mi sexto sentido me dice que sí.
Dory ríe y me golpea suavemente en el hombro.
-Pero no le vas a impresionar así vestida. ¡Duchate tú primero para que tengas más tiempo!
-¡Es verdad! Gracias guapa.
Volviendo a estar sola en mi habitación, me fijo en la bolsa que hay bajo los pies de la cama. La subo a la cama y saco el vestido.
¿Estaba bien que fuera? No estaba acostumbrada a este tipo de situaciones. Mis padres se sobrepasaban en mi seguridad; cada vez que iba a una fiesta de los jóvenes de la manada, sentía sus caras de lástima hacia mí, no tenía que ser una genio para darme cuenta. Cuando me iba con Dory la cosa era distinta, pero aún así me sentía fuera de lugar estando en una discoteca rodeada de humanos.
Me pongo en pie y me miro en el espejo dentro del armario, cosa que descubrí al ordenar mi ropa. Dejé la prenda descansando en mi cuerpo para hacerme a la idea de como luciría. La verdad es que era precioso y no llegaba a destacar como el de las otras, cosa que agradecía.