Chica Lobo

14.

Llegamos al salón, de un estilo algo neoclásico pero con techos barrocos. Me sentía como en una iglesia, y no sabía cuántas veces tenía que santiguarme para evitar todo esto.

Un hombre se levantó del sillón, al lado de una chimenea encendida. Tenía que ser reciente, ya que las brasas no se habían expandido, aunque lo que más me centraba ahora era aquella figura imponente que ocultaba las llamas.

Era alto, sacándome seguramente una cabeza y media. Un pelo azabache y retirado hacia atrás. Había arrugas en su rostro y aún así no le quitaba el atractivo de su madurez, y sus ojos eran como los de su hijo, de un azul tan claro que con la luz de la chimenea intimidaban, al igual que su robusto cuerpo tras un pijama señorial.

Da igual lo que lleven, todo lo que lleven encima les sienta bien.  No me di cuenta si Roddick se había puesto una camiseta, pero era consciente de su agarre aún en la mano.

-Encantado de conocerte, mi nombre es Roland -su voz, algo adormilada, era de lo más tranquilizadora.

Me solté suavemente de Roddick y le tendí mi mano.

-El placer es mío, soy Valentina... Disculpe por molestarle a éstas horas.

-Que chica tan bien educada -dijo sonriendo, apretando suavemente mi saludo con ambas manos- Por favor, siéntate.

Me senté en el sofá enfrente en la chimenea. Roddick se sentó a mi lado, como no, pegado a mí. Me sentía incómoda que invadiera mi espacio personal.

-Rod, hijo, trae algo para que Valentina pueda comer y beber.

-No se preocupe...

-Insisto, ve -dijo mirando a su hijo.

Roddick hizo un gruñido y se levantó, yendo a la cocina.

-Perdónale, puede llegar a ser un poco insoportable y no darse cuenta de los sentimientos de los demás.

Me sentí agradecida de que se hubiera dado cuenta de mi incomodidad.

-Ya... No tiene importancia...

-No estés tan nerviosa. Sólo vamos a hablar -al verle sonreír me tranquilicé un poco más- Me ha contado Rod que formas parte de una manada.

-Bueno... Sí...

-Perdóname si te molesta lo que voy a decir, pero cuando vienes a otra manada, deberías de haber venido hablar conmigo nada más llegar. Me llegaron informes de dos chicas con un extraño olor, pero no le di importancia.

-Bueno... soy la única que viene de una manada. Mi amiga Dory es humana y desconoce todo esto... pero en mi caso,... creo que soy algo... a medias.

-¿A qué te refieres? -su expresión se arrugó, extrañado.

-No soy humana pero tampoco una mujer lobo... Mis padres y mi hermano si que los son, pero en mi caso sólo heredé algunas facultades, nada más.

Roland me miraba pensativo. Roddick volvió tendiéndome una taza de leche caliente y dejó las galletas en la pequeña mesa. Quiso volver a sentarse como antes, pero bajo la mirada de su padre, se sentó algo más alejado, pero sus dedos tocando parte de mi pierna izquierda, como si tuviera la necesidad de saber que era real.

-¿No puedes transformarte?

-No señor.

Roland se rió.

-¡No seas tan formal!

-Lo siento... pero es que... es un Alfa y...Me enseñaron a ser educada ante ellos.

-Bueno, puedes tutearme y llamarme Roland. Al fin y al cabo, puede que seamos familia.

Me atraganté con la taza de leche y tosí compulsivamente. Roddick rápidamente se pegó a mí y me dio suaves golpes en la espalda.

-Vaya...creo que me he precipitado -se disculpó Roland.

-No, lo siento... Es que... me ha pillado por sorpresa - aclaré mi garganta y volví a estar normal ante ellos.

-También me ha dicho Rod que no sientes la conexión -continuó el Alfa.

Respiré profundamente hasta tranquilizarse. Dejé la taza en la mesa y volví a mirar al Alfa.

-No sé...lo que tengo que sentir. Me lo explicaron mis padres y también las parejas de mi manada... pero... -miré a Roddick y mi cara se contrajo al ver la tristeza en su cara- ... No me siento como... si estuviera enamorada.

-La hice entender al escuchar el latir de nuestros corazones -explicó Roddick, queriendo formar parte de la conversación.

Roland se mantuvo pensativo y suspiró.

-Entonces, también es distinto en eso...

-¿Perdón? -pregunté sin entender aquello que había susurrado.

Se levantó y fue hacia una de las estanterías, donde sacó un libro que en su portada ponía Evolución.

-¿Te suena los postulados de Darwin y Lamarck sobre las especies?

-Sí, de mi clases de biología... pero no entiendo...

-Tranquila, te lo explicaré todo... Viste a Rod transformado, ¿verdad?

-Sí...

-¿Viste algo diferente en él comparado con los de tu manada?

-Bastante... -le miré disculpándome si decía algo que le ofendiera- Los de...uhm..  Mi manada se transforman en grandes lobos cuadrúpedos, con mucho pelaje y el cráneo más grande... se nota bastante que no son lobos normales por su tamaño... Pero con Roddick, era como en las películas o en los comics ; un enorme lobo bípedo mitad lobo mitad hombre.



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En el texto hay: hombreslobo, romance, mates

Editado: 11.10.2018

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