Confesiones.
La cabeza le daba vueltas cuando recobró el sentido, no sabía dónde se encontraba o que había sucedido, lo último que recordaba había sido hablar con Franco... ¿luego? luego nada. Abrió los ojos y se encontró con unas piernas femeninas frente ella, a medida que subía la mirada reconocía a la persona delante de ella.
- Hasta que despiertas - Movió su cabello Rubio hacia atrás y se inclinó adelante - necesitaba hablar contigo a solas.
- Armar tal show, sólo para hablar conmigo - Serena le sonrió - ¿Por qué las cuerdas?
- Eres muy peligrosa para mí, no me arriesgare.
- Sea directa, dígame lo que quiere.
La rubia se volvió acomodar en su silla, tomando una postura recta. Mientras Serena trataba de saber dónde se encontraba. Primeramente noto mucha humedad en el ambiente ya que le costaba respirar, además todo estaba oscuro a excepción del bombillo que ilumina a la mujer rubia frente a ella.
- Mis hijos - dijo mientras se levantaba - Ashley se encuentra de muy mal humor desde que regresaste por lo que decidí seguirte el paso a ver que tramas.
No tramo nada – gruño.
Serena se movió y las cuerdas la lastimaron. Dio otro vistazo al lugar y las luces se encendieron mostrando a todo a su vista, parecía un garaje o un sótano, tal vez, ella no estaba segura. Las paredes estaban manchadas con moho, alrededor habían un montón de cajas y mesas llenas de polvos, el suelo bajos sus piernas era rustico y la lastimaba. Volvió la mirada a la bruja mayor de los Miller´s.
- Sé que estás viviendo con ese profesor de cuarta en el que Ashley está interesada - Camino dando pasos lentos acercándose a ella - y que mi nieto está contigo - Se tensó y la observo con los ojos muy abierto - Por cierto, es idéntico a Austin, podría quitártelo fácilmente.
- Inténtelo y...
- No quiero amenazas superficiales - Se peinó una ceja para luego mover el cabello hacia atrás - Te propongo un trato y no tendrás que preocuparte por ese niño.
Hubo un silencio en la habitación largo y Serena espero pacientemente a que la madre y bruja mayor de los Miller hablará de nuevo. Los ojos azules de la mujer la observaban con superioridad, sí que era la misma imagen de sus hijos.
- ¡Vaya! al parecer sí que sabes permanecer con la boca cerrada - Se acomodó el chaleco blanco y se cruzó de brazos - a Ashley le conviene más Michael, así que mientras más lejos de él estés mejor, ese caprichito con el profesor debe acabar - tomo la altura de Serena y sus ojos azules la observaron con desprecio - el segundo es que te mantengas lo más alejada de Austin que puedas - jalo de cabello de la chica - no te quiero en la misma habitación con él, me entendiste.
- Créame que no quiero nada con Austin - ella la soltó y sonrió.
- Eso es Maravilloso, nos estamos entendiendo perfectamente.
Camino de regreso a la puerta para marcharse sin embargo volteó viendo a Serena amarrada: - Querida, Mantén esto como un secreto entre tú y yo, no sabes lo que le puedo hacer al bastardo que tienes por hijo - le guiño un ojo para gritar - Robert, hijo, ya me marcho, has lo que quieras con ella.
(...)
El auto se detuvo frente a la casa y un auto con vidrios polarizados paso a toda velocidad por su lado, trato de ver la placa pero solo alcanzo a ver dos letras AM. Bajo rápidamente junto al policía, mientras que interiormente rogaba que ella estuviera allí, pero sobre todo que estuviera bien.
¿Qué le diría a Justin si algo le pasaba a su madre?
- No hagas ruido - le dijo a Nathan.
Encontraron la puerta abierta y unos sollozos se escucharon desde una de las habitaciones. Eso lo volvió loco y corrió hasta ella, allí estaba Daniela, envuelta en una sábana con una posición fetal, estaba llorando, por lo poco que se podía ver, también estaba bastante golpeada.
- ¿Dani? - ella levantó la cabeza y corrió hasta él, aún envuelta en la sabana.