Capitulo 25

PROMESA.

Un mes después.

Enero.

- Justin puede despertar - susurro Nathan muy bajo.

Serena estaba sobre él con una pierna a cada lado, las hormonas del embarazo eran un desastre, por su parte ella quería estar todo el día si fuera posible sobre Nathan, con sólo una mirada de su parte ella quería saltarle encima y quitarle la ropa.

Suspiro porque él tenía razón, si Justin despertaba lo que menos quería era causarle un trauma, pero sobre todo evitar preguntas incomodas. Trato de levantarse pero él la tomo de las caderas y la obligó a continuar en esa posición.

- Algo te pasa, no me quejo, pero, esta no eres tú.

También estaba de acuerdo en eso, sus hormonas eran un caos, además de eso su estado de ánimo parecía cambiar tan rápido como un parpadeo, hasta ella misma creía que se estaba volviendo bipolar, lo único bueno era que Eugenia había encontrado algo para quitar las náuseas matutinas, pero el apetito seguía igual de nulo que antes.

Le dio un último beso al muchacho para que olvidara cualquier pregunta que pudiera decirle, siempre funcionaba, porque Nathan se dejaba llevar por los besos que ella le deba y eso a ella le encantaba.

El timbre de la puerta sonó, ambos interrumpieron el beso, observando la puerta de entrada, a regañadientes se levantó del cuerpo de Nathan, mientras caminaba hacia la puerta iba acomodando la blusa. Mientras caminaba pensaba que por que había terminado sobre el sofá de la sala en la casa de Nathan...

Ya lo recordaba, ella necesitaba ir al galpón para dejar por completo su empleo, pero el profesor había comenzado con sus metiches preguntas y a ella no le quedó más remedio que distraerlo con besos, eso estaba cien por ciento confirmado como una distracción para ambos, claro a ella le encantaba que él la tocará, ahora más que nunca.

Al abrir la puerta la cabellera corta de Fabiola la sorprendió, no era la primera vez que visitaba a Nathan, pero sí que la maestra de Justin se había vuelto molesta desde la competencia y eso la estaba molestando mucho. La primera vez que tocó la su puerta fue en el cumpleaños de Nathan a principios de diciembre, después Navidad, luego fue en año nuevo ya con esta era la cuarta visita y ella podía asegurar que seguirían más.

- Serena, ¿cómo estás? ¿Se encuentra Nathan? - iba a negar cuando ella entro como si de su casa se tratase.

La atrevida muchacha entró a la sala y sonrió cuando lo vio, Nathan por su parte coloco un cojín sobre sus piernas a la vez que trataba de acomodar su cabello, la morena coloco una sonrisa de medio lado ante la incomodidad del muchacho.

- Fa... - hizo un sonido con la garganta tratando de que su voz sonará mejor - Fabiola, ¿qué te trae por aquí?

- Vine a verte - ella sonrió con inocencia.

Serena coloco los ojos en blanco, se acercó a Nathan y lo beso, ella quería dejarle algo en claro a la recién llegada, pero terminó el beso rápido.

- Vuelvo en una hora, cuida a Justin por mí, ¿sí? - Nathan asintió, siempre ocurrió eso, él  quedaba completamente atontado cuando ella iniciaba.

- ¿Dónde vas? - Serena sonrió y se marchó sin responderle.

(...)

Tirro borro la sonrisa de sus labios apenas Serena se negó a participar en otra pelea, ella le había explicado su situación hacia un par de días pero él se había negado por completo a que ella renunciará pues la morena era su mina de oro, luego Serena había recibido no hacía una semana un golpe en las costilla que le provocó un leve sangrado y Eugenia la había reprendido por su falta de cuidado a lo que ella decidió que lo mejor era dejar por completo las peleas. A causa de eso tenía reposo absoluto, hasta las relaciones sexuales se las habían prohibido por un par de semanas.

- Porque simplemente no abortas y ya, una niña de tu edad lo haría, sobre todo las que ya tiene un niño como tú - Serena se cruzó de brazos, claro que Tirro no se la pondría tan fácil.