Chicago

Capítulo 4

Pasaron los minutos y fueron llegando los demás a la oficina, algunos más animados que otros y lo entiendo, es sábado.

—Si que es un buen día, ¿no? —todos vimos a Marina, rara vez hacía bromas.

—¿Pat te hizo feliz? —me reí ante el comentario de Anny mientras que ella veía con picardía a una castaña sonrojada.

—¿Porqué me metes a mi?

—Todos sabemos que están juntos, no sería extraño que hayan tenido sexo —Anny recibió una mirada de reproche mientras que los demás observábamos divertidos la situación.

—Bien basta de parloteo tenemos un llamado —nuestro sargento interrumpió la conversación y todos tomamos nuestras chaquetas para salir de la oficina.

Subí al auto junto a Jon mi compañero para luego encaminarnos a la escena seguido de los demás. Me volví muy amigo de Jon desde que nos pusieron como pareja de trabajo, era muy amigable, pero explosivo y agresivo lo cual era bueno para el trabajo, además de ser un latino ardiente o eso dice Anny. 

—Esperemos que no sea homicidio.

—Tal vez es un robo o un tiroteo —mire a Jon por unos segundos y luego volví a ver el camino. 

—Por lo menos no es tan lejos.

Estacione el auto después de que nuestro sargento Voight se estacionara, parecía que se trataba de pandillas.

 

 

Desperté con la luz de la mañana colándose por las cortinas de mi habitación, era sábado y no tenía mucho que hacer así que no tenía prisa por levantarme. 

Tomé mi móvil y vi que recién eran las ocho de la mañana, me dispuse a revisar y responder mensajes, ver mis redes sociales y correos pendientes.

Lo bueno de trabajar desde casa es que no tienes un horario fijo, puedes hacer muchas cosas productivas o quedarte en cama,de cualquier manera cuando disfrutas lo que haces no te importa nada.

Cuando ya tuve suficiente de mi cama me dispuse a empezar con mi día, tenía pensado dar un paseo por la ciudad mientras busco inspiración para mi libro, llevaba un par de semanas bloqueada y ya era tiempo de continuar escribiendo. Luego de una ducha y un buen desayuno salí de mi departamento para empezar a caminar sin rumbo por las calles de Chicago, me coloqué mis audífonos y puse una playlist que me recomendaba Spotify. 

La música era animada y de vez en cuando cantaba algunas estrofas, el cielo estaba despejado, corría viento, el día era cálido y tranquilo. Veía a los niños correr por el área de juegos en un parque mientras que sus padres los vigilan relajados y felices al escuchar sus risas, mi cerebro empezó a crear escenarios y situaciones mientras observaba a las personas, una de las mejores herramientas que tenemos los escritores es la observación, muchas de nuestras ideas llegan después de ver a una persona, un lugar o una situación.

—¡Emma!

Fruncí el ceño y me quité los audífonos al escuchar mi nombre, tal vez fue mi imaginación.

—Emma

Volvieron a llamarme y me giré para ver quién me llamaba, una sonrisa apareció en mi cara al ver a mi mejor amiga acercarse a mi corriendo, hace mucho no la veía.

—¡Anny! —grité una vez que ella me abrazó y me cargó por unos minutos, ella es más alta que yo.

—Lo siento, la emoción —me dejó en el suelo y me miró— te extrañaba enana. 

—¿Qué haces por aquí? —la mire, podía suponer que estaba patrullando.

—Tenemos un caso cerca y te ví, así que corrí —sonrió y me volvió abrazar.

—No cambias —reí y la abrace fuerte— debes ir a verme, tenemos que ponernos al día con todo. 

—Mi día libre es el lunes así que podemos pasar el día juntas, ¿está bien? 

—Claro, podrías venir mañana después del turno y te puedes quedar a dormir.

La sonrisa que tenía en su rostro se agrandó, sabía lo que pensaba. 

—¡Pijamada! —gritamos al mismo tiempo para después estallar en risas.

 —¡Anny! 

Ambas volteamos y a lo lejos pude ver a Jay, me sonrió en forma de saludo y le sonreí de vuelta captando la atención de la morena que tenía a mi lado. 

—Deja de coquetear con Halstead —me sonroje y aparte aparte la mirada de Jay escuchando la risa de mi amiga. 

—Sabes que voy a vengarme por eso.

—Correré el riesgo, llevas enamorada de Jay desde la preparatoria.

—No estoy enamorada de él —gruñí fastidiada.

—Y yo soy virgen —me miró fijamente— se nota muchísimo que ambos se gustan pero no lo quieren aceptar. 

—Que no me gusta Jay y si a él le gustará habría ido solo a mi departamento —contraataque, pero al ver la expresión de Anny supe que había hablado de más. 

—¿Fue a verte? 

—Sí, ayer…

—Ese maldito...

—Es mejor que vuelvas al trabajo —cambié de tema para relajarla, sabía que podría explotar en cualquier momento.

—Esta conversación no ha terminado, mañana no te salvas —me abrazó una vez más. 

—Nos vemos mañana.

—Adiós. 

Sonreí y ella fue corriendo hacia donde estaba su compañero, suspiré al verlos irse y volví a lo mío.



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En el texto hay: amor, chicago, chicagopd

Editado: 06.10.2021

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