Chicago

Capítulo 11

Jay

Todo el camino a la oficina lo pasé repasando mentalmente el e-mail. Sabía que me estaba atormentando por un simple mensaje, pero no podía dejarlo de lado. Estuve dos años con Erin, y me dolió muchísimo cuando se fue.

Al entrar a la estación, traté de disipar los pensamientos. Sabía que el trabajo me ayudaría a despejarme, aunque todo indicaba que sería un día tranquilo, sin ningún caso urgente.

—Parece que será un día aburrido —dijo Adam con tono resignado.

Observé al moreno frente a mí. Kevin, Antonio y yo asentimos al mismo tiempo, acompañando el gesto con un suspiro de aburrimiento.

Kevin era el más reciente en unirse a la unidad, aunque ya tenía medio año con nosotros. Era alto y corpulento, el más fuerte del grupo. A primera vista podías asumir que era el tipo rudo que alguna vez estuvo en problemas, pero en realidad era un hombre de familia, joven, responsable, respetuoso y con carácter firme. Encajaba perfectamente con nosotros.

—Estaba pensando en pedir el día libre para estar con Kim —comentó el rubio, en un tono que dejaba clara su intención. Era obvio qué planes tenía con su novia.

—Las chicas también necesitan tiempo para ellas, hermano. Además, no se han visto en un buen tiempo —añadió Kevin, cruzado de brazos mientras apoyaba un hombro en el marco de la puerta.

Solté una leve risa, pero poco después dejé de prestar atención. Mi mente volvía una y otra vez a lo de esta mañana. Estaba rezando por que saliera un caso, cualquier cosa que me obligara a enfocarme en otra cosa.

—Hey, Jay —Adam me sacó de mis pensamientos—. Vamos a Molly's después del turno, ¿te apuntas?

—Claro —respondí con una sonrisa—. Nos vendrá bien relajarnos un poco.

Ya me estaba imaginando un buen vaso de cerveza fría.

—Deberíamos buscar qué hacer, no hay nada de trabajo y mi celular ya se quedó sin batería —se quejó Adam desde el suelo, donde se había acomodado junto al enchufe para cargar su móvil.

—¿Qué demonios...? —no pude evitar reírme al verlo ahí tirado.

—No te burles. Tú eres quien más tiempo pasa pegado a un enchufe en esta oficina —me reclamó entre risas, y los demás lo secundaron.

—¿Ahora todos están contra mí?

—Solo decimos que Adam tiene razón. Puedes preguntarle a las chicas mañana —añadió Kevin con una sonrisa divertida.

—Seguro... —respondí con ironía.

Después de eso, el silencio se adueñó de la sala. El resto del día lo pasamos revisando archivos y reportes pendientes.

Emma

Después del desayuno decidimos salir, pasear por la ciudad y hacer algunas compras para estirar las piernas.

—Sí que fue buena idea salir. Había olvidado que necesitaba un vestido para la gala de la próxima semana —comentó Kim mientras caminábamos por una de las calles comerciales. Sus palabras captaron de inmediato mi atención. Miré con curiosidad a las chicas. Sus expresiones eran totalmente distintas.

—¡La gala! Sabía que olvidaba algo —exclamó Anny, llevándose las manos a la cabeza. Me reí. Siempre había sido despistada con ese tipo de cosas.

—¿Qué gala? —pregunté, confundida.

Ambas me miraron, luego se miraron entre ellas con una sonrisa cómplice. Claramente estaban planeando algo, y me incluían sin decirlo. Empecé a preocuparme.

—Es la gala del Departamento —explicó Kim—. Todas las unidades están invitadas. Va a ser un evento grande, con recaudación de fondos para el distrito y para los hospitales.

Anny ya tenía el celular en la mano, seguramente buscando inspiración para vestidos o detalles del evento.

—Cada uno puede llevar a su pareja... —añadió Kim, haciendo una pausa deliberada.

Ambas clavaron su mirada en mí. Supe de inmediato a qué se referían. Cabía la posibilidad de que Jay me invitara. La idea me entusiasmaba más de lo que quería admitir, pero también era posible que no lo hiciera y fuera con otra persona. No iba a hacerme ilusiones, pero tampoco iba a negarme si me lo pedía.

No volvimos a tocar el tema. Almorzamos en un restaurante italiano, y por la tarde fuimos a una cafetería por un poco de pastel. Al caer la noche, decidimos ir a Molly's. Era común que todos termináramos en el bar de Herrmann después del turno. Era el lugar por excelencia para relajarse, compartir, y uno de mis rincones favoritos de la ciudad sin duda alguna.



#17730 en Otros
#2906 en Acción
#27515 en Novela romántica

En el texto hay: amor, chicago, chicagopd

Editado: 27.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.