Chicago

Capítulo 14

Al ver que ella estaba considerando irse con él solo opte por decir una excusa y salir rápido, estaba enojado y con muchas ganas de golpearlo, además estaba triste quería pasar tiempo con ella.

Los días pasaban y la gala se acercaba, era un hecho que no iba asistir, no pude preguntarle a Emma ya que cada día salían casos y a veces eran dos o tres en un solo día, todos estábamos estresados y agotados.

—Quiero que ya se acabe la semana, es demasiado para mi —todos estábamos revisando la información del caso cuando Anny habló, suele estresarse con facilidad.

—El sábado es la gala y tendremos dos días libres —le recordó su novio quien se encontraba al lado opuesto de la oficina.

Las relaciones no eran del agrado del sargento, menos si son compañeros de unidad podría afectar el trabajo y con lo que pasó conmigo y Jenny quería evitarse más problemas. Todos aceptamos, sin embargo solían salir ciertas demostraciones de afecto inconscientemente.

—Quiero que llegue ya, son demasiados casos en una sola semana —solté una pequeña risa ante las quejas de la morena, a veces parecía una niña.

—Todos lo queremos Anny, pero ahora debemos seguir con este caso —la regañó Marina, si no le ponías un alto terminaría haciendo un berrinche y nadie quería eso

.—Bien, pásame la carpeta —finalizó la morocha con pesadez en la voz.

Si bien situaciones como esta eran muy recurrentes no me cansaba de escucharlas, era divertido ver sufrir a Anny en especial por todas las bromas que suele hacer.

 

 

Días después de lo ocurrido en el bar mi atención se enfocó en mi trabajo, con esfuerzo logré terminar el libro y pude enviarlo a mi editor, como siempre me felicitó por la historia contada y ahora solo esperaba por los detalles de publicación, estaba muy emocionada por eso y ansiaba tener el libro en mis manos, poder anunciarlo por mis redes sociales y ver los comentarios acerca de lo que les había parecido la historia cosa que me ponía muy nerviosa.

Ahora que ya tenía tiempo libre me dirigía al hospital central para ver a Will, quien me había invitado a almorzar y según entendí tenía algo importante que decirme.Nada más llegar al hospital pude ver a Will esperando cerca de un puesto de café, traía puesto su uniforme y encima de este una bata blanca, el rojo del uniforme hacía resaltar su cabello y era fácil encontrarlo.

—¡Weasley! —grité haciendo que él y varias personas del hospital me miraran, enrojecí de la vergüenza y corrí hacia donde se encontraba mi amigo.

—¿Era necesario gritarlo? —me cuestionó él con una ceja arqueada.

—Es la costumbre, ya abrázame —me acerque mientras que abría los brazos para recibirme.

—Estás loca, ¿lo sabes? —me estrecho con cuidado en un abrazo reconfortante, cada vez que me abrazaba mi ánimo mejoraba y me ayudaba a relajarme.

—Así me quieren.

—Por desgracia —bromeó y recibió un golpe de mi parte.

—Que malo eres Will Halstead —me separé de él y lo observé mejor, tenía la barba algo crecida además de unas ojeras algo prominentes por la falta de sueño — ¿vamos a comer? 

—Claro, por aquí señorita Rhodes —me ofreció su brazo con un gesto gracioso.

—Con gusto señor Halstead —tome su brazo y nos dirigimos a la cafetería.

Todos saben que la comida en los hospitales no es la mejor, pero el hospital central era la excepción, la comida que sirven en la cafetería no es mala para nada.Una vez que tomamos nuestras bandejas con la comida nos sentamos en una mesa junto a la ventana, era un día soleado y el naranja de los árboles resaltaba creando un hermoso paisaje otoñal el cual poco a poco se iba mientras que los días pasaban, ya estábamos casi a mitad de noviembre.

—Muy bien, ¿qué es eso tan importante que querías decirme? —mire al pelirrojo quien comía a gusto su sándwich de pavo.

Él se limpió las manos con una servilleta una vez que pasó la comida que tenía en la boca, pasó la servilleta por sus labios quitando los restos del pan y fijó sus ojos cafés en mi.

—Bien, eres la segunda persona en enterarse de esto —hizo una pausa, sabía que disfrutaba ver cómo me desesperaba por tener que esperar.

—¡Will por favor dilo ya!

—Que impaciente eres —se podía ver cómo trabaja de contener su sonrisa, odiaba cuando hacía eso.

—Habla ya Halstead.

—De acuerdo, me voy a casar.

—¿Tan complicado era decirlo? Sabes que odio cuando no dices las cosas rápido.

Tarde unos cinco segundos en asimilar lo que dijo, ¿había escuchado bien?. Se casa…¡Se va a casar!

—¡No me lo creo! ¡Felicidades! —grité de emoción y lo abrace fuerte, estaba esperando a que eso sucediera desde hace mucho.

—Shhh, solo Jay y tú lo saben.

—Lo siento, no puedes decirme algo como esto sin esperar que no reaccionara así —me alejé y seguí comiendo como si nada hubiera pasado.

Para nuestra suerte sólo habían unas cuantas personas, espero que no hayan escuchado toda la conversación.

—Debí prepararme mejor, lo admito, pero tenía la esperanza de que te controlarás.

—Y yo de que dejaras de meterte en problemas una vez cumplieras los 28 años, pero aquí estamos —le apunte con el tenedor antes de pinchar otro pedazo de pollo.

—Lo acepto, pero me ofende muchísimo —tomó un sorbo de su bebida y siguió devorando su sándwich.

—Yo también tengo buenas noticias —me miró atento— por fin terminé el libro que escribía y ya está en proceso para publicarse.

—Eso es genial, estuviste seis meses trabajando en ese libro —sonrió y me despeino de forma cariñosa, pero le dediqué una mirada de disgusto.

—¿Sabés lo que sufro para peinar mi cabello? —arreglé mi cabello como pude mientras él reía.

—No lo hago a propósito, estoy orgulloso de ti pequeña —me dedico una cálida sonrisa la cual no pude evitar corresponder. 

En serio quiero mucho a Will y no lo cambiaría por nada, es el mejor amigo que pude desear.



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En el texto hay: amor, chicago, chicagopd

Editado: 06.10.2021

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