Emma
Luego de aquella noche que pasé con Kelly, me sentía mucho más tranquila. Si bien con él era evidente que no tendría una relación más allá del sexo, aquello no me desanimaba. Al contrario, me hizo bien, y por supuesto, volvió a repetirse... tres veces más.
Cuando le conté a Anny lo ocurrido, dijo que estaba feliz por mí, pero la noté preocupada por algo. No me dijo qué era. Fue extraño, aunque supuse que se trataba de temas del trabajo... o algo relacionado con Jay.
Los meses pasaban rápido, y sin darnos cuenta, ya era un nuevo año. Más precisamente abril. Con las chicas habíamos quedado en vernos con April, ya que éramos sus damas y quería nuestra ayuda con los últimos detalles de la boda. Hoy sería su despedida de soltera, y ya teníamos todo arreglado.
Llegué al restaurante donde nos encontraríamos, y justo Kim también llegaba.
—Hola, parece que nos coordinamos —la abracé mientras reíamos por el comentario.
—Somos muy puntuales —aclaró con una sonrisa—. No me sorprendería si Anny y April aún no llegan.
—A mí tampoco.
Entramos al local, y para nuestra sorpresa, ambas ya estaban sentadas conversando. Muy pocas veces solían ser puntuales... solo en situaciones importantes.
—Qué sorpresa, llegaron antes que nosotras —dije al llegar a la mesa, captando su atención.
—Es algo importante. Ya no queda mucho tiempo para la boda —respondió April.
—Lo sabemos. Por suerte, la mayoría de las cosas ya están listas —Kim, como siempre, era la voz de la calma.
Nos sentamos y tomamos los menús. Anny y yo pedimos hamburguesas, April eligió salmón con espárragos, y Kim pidió lomo de res.
—De acuerdo, lo que falta es la última prueba de los vestidos y el traje de Will, escoger la mesa de dulces y decidir los tragos que se servirán en la boda —April tomó la iniciativa y nos puso en modo operativo.
—La prueba es en tres días, la degustación de tragos es el viernes, y la reunión con la empresa de la mesa de dulces es el lunes —dije, revisando la agenda. Yo me encargaba de las citas y reservas.
—El DJ ya confirmó y tiene todas las canciones a pedido. El catering está listo y la decoración del pastel, confirmada —Anny era la que se encargaba de hacer los pedidos.
—La florería me avisó que ya tienen listos los tulipanes y que terminaron la mitad de los arreglos. También reservé la maquilladora y la cita para las uñas —Kim cubría lo que quedaba.
—Gracias por ayudarme... no sé qué habría hecho sin ustedes —dijo April, visiblemente emocionada.
Estaba claro que todo lo importante de la boda ya estaba resuelto. Solo quedaba disfrutar del proceso.
Jay
La despedida de soltero fue otro tema. Tuvimos muchos problemas para ponernos de acuerdo. Lo tradicional era llevar al novio a un lugar con bailarinas y acabar ebrios... pero Will no era así. Así que tuvimos que ser creativos.
—No puedo creer que me convencieron de hacer esto —dijo Will mientras terminábamos de equiparnos, esperándolo afuera.
—Vamos, Will, va a ser divertido... ¿o prefieres las bailarinas? —bromeó Adam, ganándose una mirada sarcástica de parte del pelirrojo.
—Muy gracioso —resopló Will.
Salió de los vestidores con un traje inflable de sumo. Los cuatro estallamos en carcajadas y no perdimos tiempo en sacarle fotos.
Nuestra gran idea fue una sesión de paintball, solo que el objetivo era Will con el traje de sumo.
—¿Cómo me convencieron de que esto era buena idea? —preguntó mientras caminaba torpemente hacia el campo.
—Es tu despedida de soltero, hermano. Hay que hacerla memorable —dijo Kevin, siguiéndolo.
—¿Estás listo? —le pregunté con una mezcla de entusiasmo y burla. Me lanzó una mirada de advertencia con los ojos entrecerrados.
—Prepárense, muchachos —dije levantando la marcadora.
—Recuerden que pueden disparar donde quieran, menos en la entrepierna —advirtió Will mientras se alejaba unos metros. El traje se movía con él, pero a duras penas.
—A mi señal —anunció Antonio con seriedad táctica—. ¡Ahora!
Empezamos a disparar. Ver a Will tratando de correr con ese enorme traje fue una de las cosas más graciosas que había visto. Sus piernas apenas se movían, así que sus zancadas eran cortas y torpes. Recibió varios disparos de pintura hasta que, en una de sus vueltas, cayó de cara al suelo.
—¡Paren, paren! —dijo Antonio entre risas, casi sin poder respirar.
—¿Estás bien, Will? —Kevin se acercó para ayudarlo.
—Sí, estoy bien... dolió, pero estoy bien —respondió mientras intentaba quitarse la tierra de la cara.
—¿Y ahora qué? ¿Intercambiamos? —pregunté, mirando a Antonio.
—Paso —dijimos Adam y yo al mismo tiempo, provocando nuevas carcajadas.
—¿No que era divertido? —nos reclamó Will mientras se reía también.
Puede que no haya sido la despedida tradicional, pero fue perfecta para él. Terminamos yendo al bar por unos tragos y algo de comida. Las horas volaron entre bromas, historias y recuerdos.
Fue una noche que ninguno de nosotros iba a olvidar.
Editado: 27.07.2025