Chicago

Capítulo 30

Jay

Subíamos tan rápido como podíamos. El eco de nuestras pisadas era lo único que se escuchaba por las escaleras de concreto. Al llegar al último tramo, un rastro de sangre en la pared y en los escalones me detuvo de golpe. Mi cuerpo se congeló.

—Vamos, amigo —Kevin me jaló sin pensarlo, notando mi parálisis.

Asentí, tragando saliva, y seguí avanzando.

La puerta de la azotea se abrió de golpe.

Ahí estaba ella. Jared Crove la sostenía por el cuello, parado peligrosamente cerca del borde. Un solo paso en falso y...
No.

—¡Entrega a la chica, Crove! —la voz de Voight tronó como una bala. Su tono no admitía negociación.

La mirada de Crove y la mía se encontraron. Después, miré a Emma.

Mi estómago se revolvió.

Estaba irreconocible. Su rostro cubierto de sangre seca y tierra. Moretones. Raspones. La ropa desgarrada. Apenas se sostenía. Me enfoqué en su pecho, buscando señales de que aún respiraba.

Seguía viva. Por ahora.

—¿Quieren de vuelta a su linda policía? —soltó Crove, apretando más su agarre. Su sonrisa era la de un psicópata.

—Ella no es policía. ¡Suéltala! —di un paso adelante. El dedo se me crispaba en el gatillo.

—Te equivocas, Crove —Voight caminaba con calma, sin bajar su arma, midiendo cada movimiento—. Ella no es policía. Es una civil. No tenía idea de nada de esto. Déjala ir.

—Pero es la novia de uno de ustedes. Del infiltrado —me miró directo—. Eso la convierte en un problema.

—Podemos resolverlo. Pero primero, suéltala —la voz de Voight era más firme ahora, casi como una orden.

—¡No! —gritó. Emma se estremeció en sus manos.

—Escúchame, Crove. Tienes una salida. No queremos más muertes. Pero si no la sueltas, no te vas a ir de aquí. Te lo juro por Dios —Voight dio otro paso. Todos estábamos tensos. Armas levantadas. Dedos listos.

—Déjenme ir... y la suelto.

—Hazlo y te juro que no te dispararemos. Pero si la tocas una vez más, te vas con ella —dijo Voight, sin un temblor en la voz.

Emma

El aire frío golpeaba mi piel. Me costaba respirar. Mi cuerpo apenas se mantenía en pie. Jared me tenía del cuello, y yo sentía que el borde del edificio me tragaba poco a poco.

Conseguí limpiar mis ojos. Estábamos en una azotea.

Vi a Jay.

Su rostro decía todo: desesperación, miedo, rabia. Se veía agotado, más delgado. ¿Cuánto tiempo había pasado?

—Jared... llévame a mí, pero déjala a ella —escuché a Jay. Su voz, aunque firme, temblaba. Nunca lo había visto tan vulnerable.

—Lo haré... pero antes, voy a terminar con tu novia —su voz me heló la sangre.

—Ja-Jay... —susurré con lo último que me quedaba.

Y entonces me soltó.

Sentí el vacío. El aire. El silencio.

—¡EMMA! —fue lo último que oí. Un disparo lo acompañó...
Y después, la oscuridad.

Jay

El mundo se detuvo.

La vi caer. Su cuerpo deslizándose del borde.
Mi corazón se detuvo con ella.

No reaccioné. No pude.

Solo estaba ahí. Mirando el punto exacto donde hace segundos estaba la mujer que amo.

Kevin me gritó algo. No lo escuché. Ruzek se movía a mi derecha, tampoco lo procesé. Mi alma ya no estaba ahí. Cayó con ella.

Y luego, la ira.

Vi a Jared, aún con el arma levantada.

Apreté los dientes.

Ira hacia él, por hacerle eso.
Ira hacia Emma, por confiar en ese bastardo.
Ira hacia mí, por no llegar antes. Por no salvarla. Por traerla a mi mundo.

Porque si algo le pasó, fue mi culpa. Todo esto... es mi culpa.

Y si ella no sobrevive...
Juro que lo mato.



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En el texto hay: amor, chicago, chicagopd

Editado: 27.07.2025

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