Salí de la habitación hecha una furia. Mis amigos seguían manoseándose en el sofá, pero no me importó. Llegué a ellos interrumpiéndolos.
—Necesito que me cuentes de ese plan perfecto que tienes —Alma me miró con cara de pocos amigos.
Ambos se incorporaron, y yo les di un espacio mínimo para que se arreglaran un poco. De igual forma, se suponía que haríamos algo juntos y no solo ellos.
Eso sonó mal, me reprochó mentalmente.
—¿De qué plan hablas, Kris? —Scoot se veía confundido.
—De uno que Alma quería contarme para vengarme del idiota de mi exnovio —respondí, cruzándome de brazos.
Scoot miró a Alma como si intuyera algo, y por su expresión, intuí yo que le quería arrancar la cabeza.
—¡Alma, espero que no sea lo que estoy pensando! —el chico se escuchaba molesto.
Alma se sonrojó, y eso me llenó de curiosidad. Si que tenía que ser un plan malvado para que ella se le tiñeran las mejillas de esa forma.
—Ni se te ocurre, Alma. Vete olvidando de eso. Te lo conté, y no precisamente para que se lo propusieras o contaras a nadie.
—¡Ey! Estoy aquí —estiré mis brazos hacia los lados con dramatismo.
—Lo siento, Kris, es que tu amiga es una vocaza. Y que sepas que no estoy de acuerdo, Alma.
—Amor, no lo hice con esa intención, solo se me ocurrió...
—Claro —Scoot estaba enfurecido—. Se te ocurrió la brillante idea de que alquilaras a un chico, ¿verdad? —casi se me salen los ojos al escucharlo.
—Scoot, no es así. Es solo que es mi amiga, y no me gusta verla sufrir. Entiende que creí que sería una buena idea —ellos seguían discutiendo como si yo no estuviera presente, por mi parte solo los miraban sin entender.
—El problema, Alma, es que te conozco, y no es cualquier chico el que le ibas a proponer, sino Eros, ¿cierto?
—¡¿Qué!? —mi voz salió ahogada por la sorpresa, pero más me sorprendió escuchar la voz de Eros resonar detrás de mí.
—Por mí no hay ningún problema —soltó con una naturalidad sorprendente.
—¡¿Qué!? —esta vez soltamos los tres al mismo tiempo.
Me giré hacia Eros, quien caminaba con su porte erguido como si nada le asustara, con una confianza que envidié en ese momento.
—Digo —me observar fijamente—, que no tengo problemas con ser tu novio falso. Al fin de cuentas, es a lo que me dedico, ¿no? —concluyó, encogiéndose de hombros.
La cara de Scoot era todo un cuadro. Alma, por su parte, soltó una risita mordiéndose el labio, intentando contener la emoción, y yo... Bueno, yo no daba crédito con todo lo que estaba escuchando.
Me acababa de enterar de que era un chico de compañía y que, además, no tenía problemas en ser parte del juego. Pero lo peor de todo es que lo dijo como si fuera tan fácil, como si estuviéramos hablando de un producto en rebaja. ¡Era increíble!
—¿Qué dices, Bennett? —me preguntó mientras yo aún andaba procesando todo.
Pestañé varias veces, intentando reponerme de la sorpresa.
—Lo siento, debo irme —fue lo único que se me ocurrió.
—Espera —Alma me habló—. ¿Y qué hay de la peli y el plan de esta noche? —preguntó muy relajado.
—Descuida, no creo encontrar ninguna mejor que esta —respondí con sarcasmo.
—Bennett, espera —ahora era Eros—. Deja que te lleve y así lo hablamos.
—En serio, chicos, estoy bien, solo necesito un poco de aire —los miré a todos, la cara de pena de Scoot me dio lástima, así que le asentí en señal de que todo está bien. Somos los únicos acuerdo aquí. Tras eso, me fui.
Baje las escaleras a toda prisa. Cuando Alma me habló de un plan, jamás, pero jamás se me ocurrió algo como esto. En serio, ¿tan desesperada me veían como para tener que alquilar un novio falso? ¿O es que acaso me veían incapaz de ligar por mí misma?
La humillación me tocó de lleno. Sé que mi amiga no lo hizo con ese propósito, pero así me sentí. Comencé a caminar las cuadras, alejándome de la residencia. No quería llegar a la mía, así que empecé a caminar sin rumbo, dejando que los pies me llevaran a donde quisieran. De igual forma, necesitaba un lugar lejos para pensar en todo esto, en Caleb, en Alma y su propuesta, y en Eros... y su maldito trabajo.
No sé cuánto tiempo llevaba caminando cuando mis pantorrillas comenzaron a doler. Miré a mi alrededor buscando algo que me indicara si conocía el lugar, pero la verdad es que no tenía idea de dónde estaba. Ya era un poco tarde, y la verdad no veía ninguna parada de autobús cercana. El viento se sentía fresco. Cubrí mi cabeza con la capucha de la sudadera y metí las manos en los bolsillos para calentarme un poco.
La luz de un vehículo me apagó desde atrás. Busqué en su dirección, poniendo una mano al frente para poder ver quién carajos me alumbraba de esa forma el rostro. Al parecer, una moto era su portadora. El reflector se apagó y alguien se acercó de inmediato a mí. No distinguía bien debido a que mis ojos habían quedado encandilados por la cegadora luz.
Resultó ser Eros, lo supe cuando ya lo tenía a centímetros de mí.
—Vamos, te llevaré a tu residencia —ordenó.
—No tenías que molestarte, estoy bien y además no quiero regresar ahora —bufé.
—Bennett, no seas terca, es tarde y apenas hay autobuses a esta hora. ¿Quieres saber dónde te encuentras? —preguntó, y tenía razón, no sabía dónde me encontraba, pero de igual forma no me iría con él.
—Sí sé dónde estoy, ya déjame en paz y regresa con los chicos —hice un además de seguir mi camino, pero él lo impidió.
—De verdad ¿sabes dónde estás? —levantó una ceja—. Entonces buena suerte en tu caminata junto a los asaltantes.
Espera, ¿dijo asaltantes? ¿No que estábamos en algún lugar residencial o algo? Y es ahí cuando me percato de que todas las casas llevan doble reja y mucha seguridad. Siento el rugir de la moto y el farol se enciende de nuevo. En un dos por tres, estoy montado detrás de Eros.
—Solo para que lo sepas, me voy contigo porque me duelen los pies y ya no pasan autobuses a esta hora —mentí.
Editado: 10.05.2025