Chico de Renta

Capítulo 29

Eros se encontraba de pie, su ropa blanca mojada pegada a él como si fuera una segunda piel, con manchas de sangre por toda la tela.

Su respiración estaba agitada; su pelo mojado pegado por toda su rostro, magullado por los golpes.

Alrededor, solo algunos carros pasaban iluminándonos con la luz de sus focos.

—Bennet —pronunció lentamente mi apellido mientras daba pasos cautelosos hacia mí.

—No des un paso más, Eros —supliqué.

No podía tenerlo cerca. Sabía cómo me afectaba, y ahora mismo no tenía claro nada. Necesitaba despejar mi mente y mis dudas.

—Por favor, escúchame —su voz lastimera dio justo en mi corazón agrietado.

—¿Es cierto? —pregunté en voz baja, pero lo suficientemente alto para que me escuchara.

—¿Eh? —parecía confuso. Ya no sabía si realmente mentía o de verdad no entendía.

—Monica y tú —le aclaré.

Vi cómo su manzana de Adán se movió con un trago grueso.

—Sí —dijo sin titubear—, pero nunca he jugado contigo. En serio tienes que creerme.

—¿Creerte? —sonreí abatida y abrumada—. ¿No crees que ya es tarde para eso?

—Lo digo en serio, nada de lo que te dijo Caleb es verdad.

La lluvia seguía cayendo con fuerza. El sonido de las gotas resonaba en el asfalto, y mis sentimientos se rompían con cada impacto.

—¿No es justo, sabes? —esta vez fui yo quien dio un paso hacia él—. Tú sabías todo sobre mí y, por una simple venganza, me usaste.

El llanto no cedía. Cada palabra era combustible puro. Quité mis lentes con rabia, al no poder verle bien la cara por las malditas gotas que me los empañaban.

—No te usé, Kristal —gritó desesperado—. Joder, es la verdad, juro que lo es —tiró de su cabello mojado con frustración.

—¿Entonces? —alcé los brazos a cada lado, cuestionándolo.

—Entonces te pido que me escuches. Ese idiota solo contó lo que le favorecía, pero juro por mi vida que no es cierto.

—Te voy a preguntar algo, Eros —para este punto solo podía sentir rabia—. ¿Es cierto que fuiste su novio? —sentí cada palabra quemarme la garganta al preguntar.

Él me observó fijo. Su cuerpo se tensó de una manera tan visible que, sin necesidad de palabras, confirmó mi pregunta.

—Entonces no todo es mentira —concluí, dando media vuelta para marcharme de ahí y de su vida para siempre.

—Mi madre está enferma —lo escuché hablar en apenas un hilo de voz a mis espaldas—. Ella y mi hermana son lo único que tengo; por ellas haría cualquier cosa —sentí su respiración cerca de mi oído—. Hasta que llegaste tú a mi vida.

Mi corazón se alocó con aquella confesión. Me quedé quieta en mi sitio y sentí cómo su mano se posó en mi hombro, girándome, quedando frente a él.

Tomó mis manos y dio una respiración profunda. Eros tensó su mandíbula, mientras el temblor en sus manos me hacía vibrar a mí.

—Cuando llegué aquí, no conocía a nadie. Me gané la beca por mis buenas notas y conducta. Estaba feliz porque había aplicado solo a esta universidad y de una me aceptaron.

Abrió los ojos y un brillo intenso se instaló en ellos. Era como nostalgia… o dolor, lo que hacía que sus hermosos ojos brillaran de esa forma tan triste.

—Un mes antes de venir, mi madre enfermó. Solo somos ella, mi hermana y yo. Mi padre fue un cobarde que nos abandonó a la primera de cambio, pero eso no impidió que ella nos sacara adelante —continuó hablando; cada palabra le costaba decirla, y por la forma en que apretaba mis manos, era consciente de ello.

—El problema es que ella era nuestro único sustento. Mi hermana pronto entrará a la universidad también, y necesitábamos el dinero para el tratamiento de mi madre y la escuela de ella —volvió a tomar aire—. La cosa es que, cuando llegué aquí, estuve buscando trabajo, pero todos eran muy mal pagados. Hasta que un día vi un folleto donde decía que se buscaba modelo para una sesión de fotos, y fui… pero era todo lo contrario. Eso era solo el gancho para que visitaran el lugar.

No lo interrumpí. Dejé que hablara. Mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas contenidas.

—Me ofrecieron el trabajo y el pago no estaba mal. Me daba para cubrir todo lo necesario: escuela, tratamiento y hasta unos ahorros. No tenía nada que perder; no exigían mucho, solo bailes, tragos con clientas y citas preparadas. Nada de intimidad, obviamente.

—A Mónica la conocí en una de las fiestas de la fraternidad. Me pareció atractiva y divertida. Esa noche charlamos y quedamos en volver a vernos. Todo se dio natural, hasta que se enteró de en qué trabajaba. La verdad, no me enamoré, y quizás por eso no me interesó contarle… o que se enterara.

Intenté retirar mis manos, pero él las sostuvo con fuerza.

—Solo escucha, y luego toma tu decisión, por favor.

Asentí lentamente, incapaz de pronunciar palabra alguna.

—El caso es que ella se enfadó, y a mí no me apetecía contarle el porqué, así que decidí romper con ella. No conocía a Caleb hasta que ella… una noche, no sé cómo, se enteró. Fue al club y luego me enteré de que estaba saliendo con ese chico. En concreto, la noche de la fiesta en la que me viste por primera vez.

Cómo para olvidar esa noche, pensé.

—A ti ya te había visto antes. Coincidimos en varias ocasiones, pero nunca me notaste. Siempre estabas en tus cosas, y no sé cómo, pero creo que desde entonces mi vida comenzó a tener sentido otra vez. Cuando me mudé con Scooth, no te imaginas la felicidad que sentí. Sabía que eran amigos y eso implicaría verte seguido. Decidí que contigo sería yo mismo, por eso no me enfadé cuando Alma habló sobre mi trabajo.

—Esto es…

—Lo sé, demasiada información que procesar —metió un mechón de pelo que caía sobre mi rostro detrás de mi oreja y, con delicadeza, acarició mi rostro para luego acunarlo.

—No quería que fueras al club precisamente por esto. Porque sabía que Caleb trabajaba ahí, porque sabía que diría estupideces y tú le creerías. He estado buscando el mejor momento para decirte todo, pero siendo honesto, cada vez que pensaba en el tema, el miedo a que te alejaras se hacía insoportable. Y de esa manera lo fui posponiendo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.