Chimaru

La presentación de los aprendices

Al haber logrado al fin terminar la prueba para ser aceptado como el aprendiz de Dali, Chimaru podría ahora entrenar y descubrir los misterios que le hacían ser tan famosos y de temer para el grupo de "la casa del camino infinito". El sólo imaginar que de verdad fuera cierto lo que le dijo Sindi, era como si fuera un sueño. Pero, después de pensar lo bien tras una semana, pensó que todo era una mentira. Aunque el de que ellas eran fuertes no era nada de que negar. Por ello no le importaba que no fuera cierto después de todo.

Durante esa semana, Dali y Sindi no le enseñaron nada y sólo le dijeron que debía descansar, ya que el entrenamiento iba a ser arduo y no le dejarían descansar. Chimaru, mientras se paseaba por todo el lugar, comenzó a notar de que ellas no poseían instrumentos para entrenar como los que había visto una vez en algunos de los grupos. El pensar que sólo había visto aquellas tinajas, era suficiente como pensar que todos los días y a todas horas se vería cargándolas para ganar fuerza. Aunque era cierto que eran lo suficientemente pesadas como para fortalecerse, no eran algo con lo que se pudiera entrenar y ganar mucha experiencia.

Al terminar la semana de descanso, Dali despertó a Chimaru muy temprano. Este, medio sonámbulo aún, se levantó a duras penas. El recordar lo que le había hecho cuando no quiso hacerlo, era suficiente como para no querer repetirlo. Se dirigió a lavarse el rostro para poder terminar de despertarse y de ahí hacia afuera de la casa, donde lo esperaban Dali y Sindi. Chimaru, tratando de mostrar un poco de entusiasmo, pensaba – Bueno, creo que llego la hora de llevar tinajas desde el rio hasta aquí. Que se a una lección por no haber notado lo patético que me voy a ver haciendo esto. De seguro, como no tienen a nadie más, es que Sindi inventó tal historia. Y yo, como un completo ingenuo, me lo he creído todo – suspiro – Bueno, ya no hay nada que pueda hacer ahora – en voz alta – que pase lo que tenga que pasar –.

Al salir, se encontró con Dali, quien le dijo – Buenos días, al fin saliste. Ya estaba pensando en ir a levantarte otra vez, si es que no salías pronto – Chimaru miró a los lados y dijo – ¿Dónde está Sindi? – Dali – Ella no estará con nosotros durante un tiempo, ya que debe de realizar un reporte de nuestro aprendiz. Muy bien, empecemos – Chimaru – de acuerdo – se dirigía a traer las tinajas cuando Dali preguntó – ¿A Dónde vas? – Chimaru – No es obvio. Voy a traer las tinajas – Dali – Eso no será necesario – Chimaru – Entonces, ¿qué vamos a hacer?, ya que yo no veo ninguna otra forma de entrenar – Dali – comenzaremos con un calentamiento. Deberemos de correr hasta "Las Siete Orejas" antes del desayuno – Chimaru – ¿cómo has dicho? – Dali – que vamos a correr hasta "Las siete Orejas" – Chimaru – te refieres al cerro "Siete Orejas" – Dali – ese mismo – Chimaru – Pero, eso se encuentra a unos cuatro días de aquí – Dali – eso que tiene que ver – Chimaru – que no vamos a desayunar hasta dentro de cuatro días – Dali, con un poco de asombro ante la respuesta de Chimaru, sonrió y contesto – no es para tanto. Eso lo haremos hoy. Ni que fuéramos a hacer unas treinta vueltas – Chimaru, sorprendido, dijo – tre.. tre.. treinta veces. ¿Acaso estás loca? – Dali, enojada, respondió – oye Chimaru, eso es descortés. Cómo te atreves a decirme loca –. Con un "Mh" se volteó y, tomando la mano de Chimaru, comenzó a correr.

La velocidad al que iban le hacía difícil a Chimaru siquiera tocar el suelo. Él, más bien, parecía como si fuera un barrilete que trataban de hacer que volara. En cuestión de una hora, se encontraban el cerro Siete Orejas. Al detenerse ahí para tomar aire, Chimaru ya parecía muerto. Dali, viéndolo, lo soltó y, poniendo el dedo índice derecho entre sus labios, se acercó a Chimaru. Él, abriendo los ojos y al ver que tenía el rostro de Dali muy cerca, rápidamente se paró. Mientras hacía esto, choco sin querer con ella. Dali, quien coloco su mano en su frente mientras al mismo tiempo decía "auch" dio un paso atrás. Después, mirando a Chimaru, dijo – ¿Qué te pasa? – Chimaru, reaccionando, respondió avergonzado – lo siento. Es que, es que.. – miro a su alrededor – de verdad estamos aquí. Por un momento creía que no podríamos llegar hasta aquí – Dali – bueno, no es tiempo de holgazanear. Debemos de apurarnos si queremos llegar a tiempo para el desayuno –. Tomo nuevamente la mano de Chimaru y comenzó a correr. Desde ese día, Chimaru no volvió a dudar de lo que decía Dali nunca más. De esta manera, día a día iban y venían desde el cerro Siete Orejas.

Entre el entrenamiento que llevo durante este tiempo Chimaru fue muy duro. Él tenía que tratar de correr llevando cargas pesadas, como lo eran rocas, las tinajas, metal, etc. También debía de poder ser capaz de concentrarse a pesar de la situación, por lo que veía envuelto en diferentes cosas como lo era el tener que ir a pelear con los que se aparecían para retar a Dali. Lo que más le costó fue el tener que lidiar con la compresión de sus fuerzas y la del enemigo a la hora de atacar. Esta se basa en tener que concentrar su fuerza y energía en el lugar donde iba a golpear.

Chimaru, aunque era mucho más fuerte que antes, aún le faltaba mucho por aprender y mejorar. No podía compararse a ninguna de las dos. Para él, ellas era n como dos grandes muros que escalar. Si tan sólo pudiera anhelar con el casi estar a la par de una de ellas, eso sería fantástico. Pero, para la triste realidad, eso aún era nada más que un sueño. Aunque cada vez lo hacía mejor, comenzó a darse cuenta de que ellas ocultaban mucho más y que el entrenamiento no era precisamente el que debería. Al ser que todavía no lograba superar lo que Dali le pedía, era la respuesta que esperaba como para entender el motivo por el cual aún no le enseñaban nada de lo que eran capaces de hacer. Pero, sí de verdad escondían algo mucho más grande, entonces el sólo dar unos golpes no lo era todo.

Todo comenzaba a ser más y más confuso. La verdad acerca de ellas y el motivo de estos entrenamientos que harían en cualquier lugar no llegaban a cuadrar. Chimaru con "hay algo más" se proponía a conocer ese mundo desconocido donde ellas vivían. Además, había escuchado que los más fuertes de cada pandilla son capaces de hacer movimientos que parecería de fantasía para todos. Pero esto era debido a un arduo trabajo que han llevado. Al ser que Dali, a pesar de su edad o lo que aparenta, era muy fuerte significaba que tuvo que pasar por un gran entrenamiento. Ahora la cuestión era lograr que ella le enseñase a él.



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En el texto hay: peleas

Editado: 23.10.2020

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