-Lo has hecho muy bien para ser tu primera vez. Me preocupaba que chillaras y te sacudieras todo el camino.
-¿Le dices eso a todas las chicas que llevas en tu moto? -Bromeé, pero la idea de otra chica en su moto me hizo ponerme tensa con algo... ¿celos?
Él sonrió mientras sus manos se deslizaron por mis brazos y luego a sus costados.
-Nunca he llevado a una chica en mi moto antes.
Hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.
-¿Por qué? -Preguté mientras nos movíamos lentamente a través de los coches aparcados en la puerta.
-Bueno, nuestra familia tiene esta regla. Al darse cuenta de que no nos vamos a imprimir, algunos de ellos querían tratar de encontrar una esposa o un marido sin estar impreso, cuando llegaron a más viejos de lo que el resto de ellos lo hacía cuando encontraban a su pareja. El clan decidió que era mejor que nadie tuviera citas ya que no sabían lo que estaba sucediendo. No querían que nadie se casara con alguien y luego se imprimiera en alguien más. Por lo tanto, nunca ha habido una chica en mi moto.
-¿Nunca has salido con nadie, en absoluto?
-No. -Él saludó con la mano a la dueña de la casa mientras hacía su camino hacia nosotros. -Hey, Sra Amy.
Ella tenía unos cuarenta años, diría yo. Bonita con una coleta alta y me di cuenta de inmediato de que ella sería extravagante y fuerte.
-Hola, Fred. ¿Qué tenemos aquí.? -Preguntó mientras me miraba.
-Esta es Emma. Emma, esta es la Sra Amy. La propietaria.
-Y la cocinera, camarera, lavavajillas y anfitriona. Él siempre se olvida de eso. -Dijo ella con dulzura y se rió. -Bueno, venga los dos. Les voy a dar una mesa en la parte de atrás. -Dijo y le hizo un guiño de complicidad a Fred.
La seguimos y pasó a un comedor lleno de gente riéndose y camareras en botas vaqueras en la parte posterior. Nos sentó en una mesa de una esquina y se marchó con nuestra orden de bebidas.
Era una cabina pequeña en la que sólo cabían tres personas, estrechamente, aí que nos sentamos uno al lado del otro en vez de uno frente al otro. Me pregunté si eso había sido plan de la Sra Amy.
Me volví hacia él un poco para poder ver su rostro. Jugué con mis cubiertos y puse la servilleta en mi regazo para que mis manos tuvieran algo que hacer.
-Así que, si se supone que no pueden tener citas, ¿por qué Adam me sacó fuera esa noche?
-Sólo yo sabía sobre esto. Sus padres no. Les dijo que iba a una fiesta de graduación. Es por eso que él quería enviarte un mensaje de texto sobre irse.
-Aha. Así que me llevó a su casa pensando que había sido atrapado, ¿no? -Sonreí y golpeé su hombro.
-Tal vez. Él estaba rompiendo la regla. -Sonrió torcidamente.
-Además, yo estaba muy decepcionado cuando me enteré de que eras tú de la que Adam había estado hablando.
Me mordí el labio para detener mi sonrisa y miré hacia nuestra nueva camarera, mientras colocaba las bebidas en la mesa. Le dije a Fred, ya que yo no había mirado los menús en absoluto, que pidiera algo para mí. Cualquier cosa que fuera su favorita y así lo hizo. Entonces comencé a hacerle preguntas de nuevo.
-Así que, ¿qué deporte jugaste en Tennessee? María me dijo que jugabas alguno.
-Equipo de natación, 400 metros, estilo libre.
Oh, muchacho. Esa idea trajo una nueva línea de pensamiento. Pantalones cortos, brazos, piernas, agua...
-Mmm. ¿Eres bueno?
Apoyé la barbilla en las manos y lo observé mientras se rascaba la barbilla.
-Uh, sí, soy bueno. -Enfrentó modestamente. -Supongo. Llegamos a la conferencia este año. ¿Tú juegas algún deporte?
-Corrí pista.
-¿Eras buena? -Él sonrió.
-Supongo que sí.
-¿Qué corriste?
-200 metros.
-Mi hermana corrió también. Pero ella no era muy buena. No le digas que dije eso. -Nos echamos a reír. -Entonces, ¿hiciste tu lugar?
-Estatal, dos años.
-Bueno. Así que, uh.
-Fred. Hola, aquí. -Miré arriba hacia una voz dulce y vi un rostro dulce. Era una chica, mirando a Fred como si fuera todo lo que siempre quiso. Era rubia, por supuesto, alta y delgada, con un vestido azul, muy bonita. -Lo siento, no quiero interrumpir. -Dijo con dulzura y levantó un bronceado hombro desnudo.
-Hey, Ashley, ¿qué tal verano? -Dijo sin mirarla y retorciendo la pajita en el vaso.
-Bueno, acaba de empezar, tonto. -Se rió y jugueteó con su collar. -Pero es bueno hasta ahora. Mis padres me están haciendo hacer una pasantía de verano en una firma de abogados en Chattanooga.
-Suena divertido.
-De ninguna manera. Va a ser una tortura. Las últimas seis semanas de mis vacaciones las pasaré trabajando como un perro sin paga ni créditos por ello.
-Sí, pero consigues la experiencia. -Se giró hacia mi antes de que ella pudiera decir nada más. -Ashley, esta es Emma. Emma, esta es Ashley. Está en mi clase de economía.
-Y tu clase de geometría. Pero tu siempre estás tan concentrado que apenas te notas allí. -Ella se volvió hacia mi y fijó una no muy agradable sonrisa en su rostro. -Encantada de conocerte, Emma.
Sentó su talla pequeña detrás en el borde de la silla al lado de Fred y sentí una irritación inmediata. Yo sólo pude asumir que esta chica de cara dulce traería problemas. Y a continuación el problema comenzó a vomitar de su boca en forma de degradación cubierta de azúcar.
-Así que, ¿eres una prima de Fred de fuera de la ciudad?
-Uh, no.
-Hmm. ¿Eres su hermana? Siempre he asumido de las muchas veces que yo y Fred hemos hablado que eras mayor.
-No, yo soy...
Chico, oh chico. No tenía ni idea de qué mierda decir. ¿Qué era yo? ¿Se molestaría Fred si decía que era su novia? ¿Era yo su novia? ¿Podía soltar alma gemela? Me di cuenta de que esta chica estaba interesada en él y esperando ansiosamente mi respuesta.
Pero no podía ajustar una explicación en mi boca.
Una vez más, Fred vino en mi rescate.
-Emma y yo estamos en una cita, Ashley.
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Editado: 25.11.2024