Chispas

Capítulo 28

―Oye, papa, ¿que haces?

―Bueno ―suspiro con tristeza mientras levantaba una tapa y arrugo la nariz―. Estaba tratando de hacer risotto pero aparentemente, cocinar el arroz no es tan fácil como parece.

Contuve una risa.

―Bueno, ¿puedo hacer algo de queso a la parrilla?

―Creo que si queremos comer es posible que tengas que hacerlo. No puedo cocinar. Es triste lo mucho que dependía de ti y tu madre para hacer todo por mi.

―Papa ―Lo abrace por detrás y le di unas palmaditas en las manos―. Esta bien. No soy una gran cocinera tampoco. Vamos a trabajarlo pero, por ahora, queso a la parrilla suena bastante bien para mi.

―Tu siempre cuidas de mi ―dijo en voz baja.

―No es un problema.

Fui a la nevera para coger las cosas que necesitaba y cuando me di la vuelta el ya no estaba. Asi que hice los bocadillos y lo llame. Vino y me dio las gracias por el sándwich pero comimos en un fácil silencio. Cuando termino lavo su plato y luego tomo el mio para lavarlo también. Despues sonrió y beso mi frente.

―Buenas Noches. Que duermas bien.

―Buenas noches, papa.

Entonces hice mi camino arriba, sintiendo mucho dolor las piernas y la espalda. Mi cabeza palpitaba son un dolor, asi que tome una ducha hirviendo, colocando mi nuevo brazalete en el fregadero, y espere a que Fred pudiera llevárselo todo cuando llegara.

Se acerco y escalo la ventana que había dejado abierta casi tan pronto como yo me sentaba en mi silla. Corri a la ventana para darle la bienvenida. Dejo caer la bolsa al suelo y me alzo en un-abrazo-a-un-pie-del-suelo. Gemí en voz alta mientras mi rostro frotaba su cuello y aliviaba el dolor. El se rio entre dientes.

―Yo también ―susurro.

Tomo mi barbilla y alzo mi cara para besarlo. Sus labios estaban ansiosos pero suaves mientras lo besaba y sus brazos me envolvían. La sensación de calor se extendió por mis labios en mi cara y el cuello. Finalmente se apartó y sentí un pinchazo de frio por la perdida.

―¿Podemos ir a la cama? Estoy lista para echarme contigo. ―suplique.

―Seeh ―dijo con firmeza, como si hubiera sido idea suya.

Esta vez se quito los pantalones y se quedo en calzoncillos dejándose la camiseta puesta. Me rei por dentro mientras lo compraba con Daniel, en primer lugar mentalmente levantando una muralla para con suerte bloquearlo, por supuesto. Las piernas de Daniel eran realmente flacas y peludas. Las de Fred eran mas gruesas y bronceadas con un poco de pelo, pero no demasiado. La corta visión de sus caderas que había visto eran similares. Mientras Fred era mas voluptuoso y bronceado, Daniel era flaco y muy blanco. Tengo que decir que estaba disfrutando del ascenso.

Nos echamos después de que puse en Robin Hood, el único con Russell Crowe, en la pequeña televisión en mi tocador. Practicamente me arroje sobre el para descansar sobre su pecho mientras el envolvió su brazo a mi alrededor. Suspiro varias veces mientras pasaba sus dedos por mi brazo y mi cabello.

―¿Te gusta Robin Hood? ―pregunto.

―Me encantan todas las películas de Robin Hood, incluso los hombres en mayas.

―Realmente ―se rio― Esa es una eleccion de chica rara.

―Soy una chica rara ―suspire.

―No eres rara. Solo eres diferente, en el buen sentido.

Sonreí y me acurruque mas cerca.

―Así que, ¿Cómo fue todo con tu papa hoy?

―Bien. Tenemos a la familia ayudándonos tratando de encontrar algo. Tratando de ver lo que Theo está haciendo ―Asentí―Hoy ha sido casi insoportable ―admitió en mi pelo.

―Sí, no fue divertido ―dije, y me pregunte si le dolía de la manera en que me dolía―. Mañana tengo que trabajar también.

―Mmm ―gimió―. ¿A que hora entras?

―La misma ―suspire.

―Bueno, definitivamente estamos probando los límites de muestra separación, ¿no es así? ―dijo con ironía―. Tal vez podamos ver una película o algo así después de que salgas. Si quieres.

―Si ―le dije con un bostezo, sintiéndome totalmente suelta y en paz después de pasar las últimas horas completamente enredada.

―Genial. Duérmete, Emma ―ordeno en voz baja.

―Esta bien. Gracias por estar conmigo para que pueda dormir. Esta mañana me sentí mejor de lo que nunca me había sentido, creo.

Me beso en la frente.

―No hay otro lugar en que quiero estar.

Y me quede dormida antes de que terminara su frase.

El dia siguiente fue bastante parecido. Fue horrible decirle adiós en la mañana sabiendo que no lo volvería a ver otra vez hasta después del trabajo, mis venas protestando a la idea. Me beso cuando nos despedíamos y estuvo al límite de lo doloroso. Trato de alejarse pero entrelace mis manos alrededor de su cuello para mantenerlo allí. Gimió un poco contra mis labios, asi que no creo que se quejara, pero se tenia que ir y yo tenia que estar lista para el trabajo asi que lo empuje y lami mis labios como para mantener su sabor.

―Ya te extraño ―declaro con voz ronca.

―No puedo esperar por esta noche.

―Tampoco yo. Ten un buen día en el trabajo.

Asentí y eso pareció ser suficiente para liberarme y salió por la ventana en tanto yo corria a prepararme.

Fui al trabajo y estaba bastante lleno ya así que me puse en ello. Las horas pasaron volando en inaudita maneta y pronto estaba con un dolor de piernas y un golpe detrás de mis ojos. Echaba de menos a Fred y el saber que lo vería en unos minutos hacia mis dedos crisparse. Cuando revise mi teléfono en mi bolso. Tenia un mensaje.

"Lo siento. Lo siento muchísimo. Esta noche no puedo ver la película. Estoy ayudando a mi papa con una cosa importante, pero ire a verte mas tarde esta noche y escalare tu ventana, Julieta, ¿si todavía me aceptas?"

Mi corazón se desplomo. Mientras me despedía de todo el mundo y caminaba por la puerta giratoria, me senté en el banco de fuera, no quería ir a casa todavía.

Aunque estaba decepcionada, comprendí que no era la única cosa en su vida, al igual que el no lo era en la mia―hola, acababa de pasar todo el dia en el trabajo―y respondí el mensaje.




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