-Hola, -respondió -. Te estás volviendo muy buena en leerme.
-Bueno, tu mente estaba completamente abierta.
-Sí. Si hubieras venido hasta aquí con esa toalla puesta... -me reí y me acurruqué más cerca -. Aún estás caliente, Emma. -colocó una mano en mi frente, luego en mi mejilla -. ¿Dónde está el botiquín?
-En mi baño, -bostecé -. La habitación de mi papá está bajando las escaleras así que no debería estar por aquí.
Asintió y se asomó a la puerta antes de desaparecer y reaparecer un minuto después.
-Aquí, toma estas -me dio un par de pastillas con un vaso de agua. La tomé y me recosté sobre las cobijas. Guau, no me había dado cuenta de que tan mal me sentía hasta ahora -. ¿Necesitas algo más?
-Sólo a ti, -dije aturdida y le hice señas hacia mí. Se recostó a mi lado para mirarme a la cara y jugó con mis dedos sobre la almohada.
Puse mi mano es su mejilla, dejando que mis dedos se deslizaran suavemente sobre su hoyuelo. -Así que hay esta cosa en mi escuela mañana, una fiesta por la promoción graduada. No había planeado ir pero Ele me rogó entonces... pero...
-¿Pero?
-No quiero ir.
-Entonces no vayas.
-Pero lo prometí.
-Entonces ve. -dijo sonriendo.
-¿Vendrías conmigo?
-Por supuesto que voy contigo, -dijo y se burló.
-No tenemos que ir, -razoné.
-Sí, claro que tenemos. -su sonrisa era torcida mientras se frotaba la barbilla -. ¿Tú, uh, vas a estar bien con presentarme a tus amigos?
-Hmm, -eso era discutible -. Vamos a averiguarlo.
-¿Ya te avergüenzas de mí? -bromeó.
-No, por supuesto que no. Sólo no quiero tratar de explicar... cómo sólo te conozco de hace unos días y no puedo dejar de mirarte con ojos saltones.
Se rió en voz baja.
-Ojos saltones, -hizo eco y asintió -. De acuerdo. Seguro, podemos ir si te sientes mejor. -aclaró su garganta -. ¿Mañana trabajas?
-Sí.
-Bueno, el tirano va a sentarse en la cabina del fondo, ¿de acuerdo?
-¿Por ocho horas? -pregunté incrédula.
-No importa. -suspiró y chupó su labio adentro y fuera -. Estás en mi mente ahora mismo. ¿No puedes ver cómo me duele literalmente el tan sólo pensar en ti en peligro? El sólo dejarte ir donde Ele fue duro pero tu trabajo es... -sacudió la cabeza -. Cuando fuimos al recinto Thomson nos enteramos de quién era el ecoling y qué tenía planeado. Theo y su tío planean secuestrarte y encerrarte en algún lugar donde me tomaría demasiado tiempo encontrarte, Ambos estaríamos agonizando en un día o dos. Quieren alejarte de mí así ninguno ascenderá. ¿Ves por qué estoy enloqueciendo? Saben donde vives. Saben donde trabajas. Sabían que iba a estar con mi padre aquella noche. Es demasiado arriesgado y lo siento si te sientes como si estuviera pasándome pero tengo que mantenerte a salvo. Si te sientes como si tuvieras que avisar antes de renunciar, entonces está bien pero tengo que estar ahí contigo. Lo siento.
Suspiré, sabiendo que lo que estaba diciendo era verdad. Theo me lo había dicho.
-Lo sé. Theo me dijo una vez en un sueño que eso es lo que quería hacer.
-¿Lo hizo? No me dijiste eso.
-Se me olvidó. Siempre era tan estresante después de que me despertaba. Lo entiendo, de acuerdo. Le diré a Big John algo. Que estoy en problemas o algo, no le importará que estés allí. ¿Pero que vas a hacer sentado ahí todo el día?
-Tengo un par de papeles esperando y una lista de libros para leer antes de que empiece la universidad. Tendré mucho que hacer y he estado temiendo porque nada de eso tiene algo que ver con geometría, -dijo y sonrió.
-Bueno, si estás seguro. Ahora me siento mal, -gemí -. No quiero que te sientes ahí aburrido todo el día por mi culpa.
-Está bien. En serio. La única forma en que voy a hacer todo este trabajo es si estás ocupada. De otra manera, sólo estaría distraído, -dijo con voz ronca y se inclinó para besar mi barbilla.
-Oh, no queremos eso, -dije con fingida sinceridad.
-No, definitivamente no.
Me reí mientras me besaba y luchaba debajo de él. Me hizo cosquillas en los costados y besó debajo de mi barbilla al mismo tiempo. Era una tortura. Pero cuando coloqué mi mano bajo su camisa para hacerle cosquillas en las costillas me enteré que los chicos tienen más cosquillas que las chicas. Se tiró tan rápido y rió tratando de alejarse retorciéndose pero me aferré y respondió con entusiasmo.
Me había olvidado de papá.
Escuche sus pasos subiendo las escaleras y pensé rápidamente. Fred me miró con preocupación, su mente corriendo sobre si debía salir por la ventana o saltar dentro del armario.
-¡Sammy! ¡Cállate! ¡No te lo puedo creer! -grité alegremente, pretendiendo estar al teléfono.
Milagrosamente oí sus pasos detenerse y retroceder. Ambos suspiramos y nos echamos a reír suavemente de alivio dentro de los brazos del otro. Me alegré porque mis parpados estaban luchando contra mí, de todas maneras.
Llamamos una tregua y Fred se inclinó y empujó una manta sobre nosotros desde el pie de la cama. Luego me dio una vuelta para colocar mi espalda contra él mientras envolvía sus brazos a mí alrededor. Suspiré por la calidez y la comodidad, ubiqué mi espalda y trasero más cerca. Empujó mi cabello hacia atrás y a un costado, luego situó un beso en la parte de atrás de mi cuello.
-Duerme, Emma. Mañana te sentirás mejor.
-Ok -murmuré mientras hacía lo que me dijo.
-Despierta. -alguien me sacudió -. Tienes que levantarte, cariño. Vas a llegar tarde.
-¿Qué?
Abrí mis ojos para ver a Fred mirándome preocupado.
-Son más de las 10:00. Es mejor que te levantes. O quizás deberías quedarte en casa. ¿Te sientes mejor?
Me tocó la frente.
-¿Más de las 10:00? Por Dios. Pensé que había puesto la alarma, -gemí.
-Lo hiciste. He estado tratando de despertarte por quince minutos. ¿Te sientes bien?
-Sí, lo hago. -y lo hacía. Dormir con el era la mejor medicina -. ¿Dormiste bien?
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Editado: 25.11.2024