Me tomó alrededor de veinte minutos estar lista y sólo quedaban quince minutos para que estuviera tarde en el trabajo. Estaba a punto de correr por las escaleras cuando escuché a mi padre gritarme.
-Emma. Fred está aquí.
-¡Ya voy!
Revisé mi cabello una vez más en el espejo y luego corrí al bajar las escaleras. No había pensado que Fred no me había visto en mi uniforme. Sólo era un uniforme después de todo, pero por la forma en que me estaba mirando cuando bajé, aparentemente él pensaba diferente. Santa mierda.
Di un grito ahogado por sus pensamientos y bajé la mirada a mi traje. Era un poco corto, como dije, pero tenía medias debajo. Era blanco, igual que las medias y estaba abotonado hasta el cuello abierto y tenía un pequeño cinturón en la cintura y un medio delantal negro. Lo miré de regreso curiosamente y arqueé una ceja.
Aparentemente no ves lo que yo veo. ¿Trabajas en esa cosa y no te invitan a salir cada cinco minutos? ¡Es una mentira descarada!
Me reí en voz alta y papá me miró.
-¿Algo te parece... gracioso? -preguntó con las cejas completamente arqueadas.
-Nada. Um, Fred y yo vamos a ir a la fiesta de despedida de la escuela esta noche así que no estaré aquí para la cena, ¿está bien?
-De acuerdo. Sabes las reglas, antes de medianoche.
-Sí ,papá, lo sé, -lo abracé y parecía sorprendido por esto, echándose hacia atrás para mirarme con una media sonrisa.
-Um, -se aclaró la garganta -. De acuerdo, diviértanse. Y sean cuidadosos. Fred, ¿recuerdas lo que te dije acerca de la moto?
-Sí señor, casco, limite de velocidad, ser cuidadoso; lo prometo.
-Está bien. Los veo después.
-Adiós, papá. -agarré la mano de Fred para llevarlo conmigo -. Buena suerte en tu primer día con el ascenso.
-Gracias, Emma, -dijo papá suavemente y miré sobre mi hombro para verlo triste y conflictivo.
Me volteé hacia Fred y aunque sabía que iba tarde, tenía que ver que puso esa mirada en el rostro de mi papá. Pero antes de preguntarle a Fred, él me respondió.
-Adelante. Esperaré en la moto.
Caminé lentamente hacia papá mientras se sentaba en el primer escalón de las escaleras. Siempre amé esas escaleras cuando era una niña. La alfombra era lujosa y suave, casi de color azul bebé, el cual era mi color favorito. Solía deslizarme en ella sobre mi barriga hasta el fondo, de arriba abajo hasta que mi estómago estaba rojo y dolorido, pero igual seguía haciéndolo.
Me senté en el escalón junto a él y suspiré mientras recostaba mi cabeza en su hombro.
-¿Qué pasa, papá?
-Nada.
-Mentiroso, -intervine dulcemente y se rió.
Suspiró pesadamente, cargado con algo de lo que no quería hablar.
-Recibí una llamada de tu mamá.
Mi corazón se sobresaltó al oír sus palabras.
-¿Qué?
-Ella me llamó ayer por la noche, llorando. Ella quiere volver a casa -, dijo sombriamente.
Yo estaba confundida. Pensé que estaría feliz, todo eso que había propulsado a mí sobre nosotros no amarla lo suficiente, aprovechándose de ella. Pensé que él estaría encantado si ella alguna vez decidía volver.
-Y ¿qué has dicho? -Pregunte en voz baja, y mi voz no suena incluso como mia propia.
Vi a Fred venir mirando ansiosamente a través de la puerta abierta, sin duda sintiendo mis locos latidos del corazón y le sonreí y le indique que se fuera.
-Se lo dije bebé..., lo siento. Le dije que no, -él crujía y parecía a punto de las lágrimas.
Lo abrace. Mis palabras amortiguadas en su hombro.
-¿Por qué? ¿Por qué dijiste eso y por qué estás tan molesto al respecto?
-Porque. Sé que la necesitas. Debería ser capaz de dejar que ella vuelva a casa para ti, pero no pude. Ella estaba furiosa. Ella pensó que sólo la dejaría volver a casa y que todo estaría bien incluso sin ser perdonada. Recogerlo justo donde lo había dejado. Tenías razón. Estaba siendo egoísta. Ella optó por irse, no hicimos nada malo. Éramos una buena familia y decidió simplemente dejar todo eso atrás para Dios sabe qué. La perdono por lo que hizo, pero ella ya abandono y tiene que aceptar sus consecuencias. Lo siento.
-Papá, No quiero que vuelva.
-¿Qué?- Se volvió para mirarme por completo. -Pensé que estarías enfadada conmigo. Creí que me culparías por mantenerla lejos.
-¿Para qué? Ella no solo me abandono papá. Ella te dejó también. Y sé que ella es mi mamá pero se fue y estoy de acuerdo contigo. Ella tiene que lidiar con las consecuencias. Ella hizo su cama y ella puede dormir en ella. En ningún lugar el manual de la familia dice que cuando alguien que se va y quiere volver sin razón o sincera disculpa tienes que dejarlo. Sólo dice que hay que amarlos. Y yo la amo todavía y me gustaría ser su vecina cualquier día, pero que no hay razón para que ella viva contigo sólo para mí. Ella te traicionó más que a mí.
-Pero tú me perdonaste.
-Sí, y yo la perdono también, pero ella no debe vivir aquí, papá. Dijo que celebró su yo de nuevo, ella ha estado viviendo con otros hombres. No sería-
-Ella ¿qué?
Mierda. Él no lo sabía. Me mordí el labio.
-Ella me dijo que estaba saliendo. Habló sobre algunos de ellos.
-¿Unos cuantos de ellos? -, se rió un ladrido de una risa sin humor. -Bueno. Supongo que hice la decisión correcta en ese momento. Le dije que no podía volver a quedarse con nosotros, y no debe venir a verte sin llamar primero.
-Muy blando, papá, manera de arreglar las cosas.
-¿Cómo eres tan inteligente? -, sonrió él, pero con tristeza.
-Aprendí de mi padre -, bromeé y chocó con mi hombro. -Hiciste lo correcto. No sé qué pasó con ella, pero eres demasiado bueno para que ella te haga esto.
Él se echó a reír.
-Está bien, chica. Llegaras tarde ahora, lo siento. Estoy bien. Póngase en marcha.
-Sin preocupaciones, papá.
Bese su mejilla y me abrazó antes de pararse.
-Ten diversión esta noche.
-Lo hare. Adiós.
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Editado: 25.11.2024