Christmas Daddy's

Epílogo: Un Final Navideño

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Rebekah

La cabaña, envuelta en luces parpadeantes y el cálido resplandor de la chimenea, se convierte en el escenario perfecto para celebrar la Navidad del siguiente año. La risa y el bullicio llenan la estancia mientras los señores Kovač, Emily, mamá, Aleksander y yo compartimos momentos de alegría y gratitud.

Durante el año transcurrido, mi hombre y yo hemos construido un camino juntos, enfrentando desafíos y celebrando triunfos. Mi decisión de seguir mi corazón ha llevado a la consolidación de nuestro amor. Terminé mis estudios universitarios con éxito y regresé a Liubliana, donde una nueva etapa de mi vida esperaba, tengo un trabajo estable e ingresos que me permiten aportar a mi hogar.

La empresa de Aleksander prospera, y nuestra casa, cercana a la de los Kovač, se llena de risas y amor. Cada día es un recordatorio de que el amor puede superar las expectativas y resistir las pruebas del tiempo, hemos sabido complementarnos a la perfección.

Mamá ya no observa a Alek con tanto recelo, ha comprendido lo mucho que nos amamos y respeta nuestra relación. Por suerte, la sociedad entre ella y Emily no se vio afectada a causa de las tensiones que provocamos. 

Igualmente, mi novio no me pidió que me casara con él como aseguró que lo haría. Cuando le pregunté sobre eso, me dijo que estábamos bien así. De lo único que estoy segura es que si no pone un anillo en mi dedo antes de que se acabe el año, lo haré yo. 

Y como si de algo mágico se tratara, Aleksander me sorprende con una propuesta inesperada. El árbol centellea con luces y adornos, y en medio de la calidez de la cabaña, él se arrodilla y saca una pequeña caja. 

—Rebekah, has llenado mi vida de luz y amor desde el día en que nos encontramos bajo las luces invernales. Quiero pasar el resto de mis días haciéndote tan feliz como me has hecho a mí —declara, su voz llena de emoción—. ¿Te casarías conmigo?

Las lágrimas de felicidad llenan mis ojos mientras asiento con fuerza. La caja revela un hermoso anillo, un símbolo de nuestro compromiso eterno. Un suspiro colectivo de alegría llena la cabaña cuando la noticia se propaga, y los Kovač celebran el próximo capítulo de nuestra historia.

Pero la emoción no termina aquí. Antes de que la euforia se disipe, no puedo contener más la noticia que llevaba en mi corazón.

—Y hay algo más que quiero compartir —digo con una sonrisa radiante—. Estamos esperando un bebé.

Un estallido de alegría llena la cabaña mientras las felicitaciones y abrazos se multiplican. Mamá, aunque inicialmente escéptica, se une a la celebración con lágrimas en los ojos. La Navidad se vuelve aún más especial con la promesa de un nuevo comienzo, de la expansión de nuestra familia.

—Estoy orgullosa de ti, cariño. —Mamá se acerca para felicitarme—. Serás una gran mamá y yo la abuela más consentidora del mundo. 

—Lo sé, mamá. Gracias por no dejarme sola. —Mis ojos se llenan de lágrimas, significa mucho para mí que ella haya dejado sus prejuicios atrás, que su amor haya sido más grande que sus recelos. 

—Tu novio ha sabido ganarme, ya no me cae tan mal. —bromea. 

—Me alegra escuchar eso, suegra. —responde Aleksander detrás de ella. 

—No tientes a tu suerte, muchacho. —Le advierte mamá antes de regresar a la cocina.

—¿Eres feliz? —pregunta Alek mientras me abraza por la espalda. 

—Soy muy feliz. —contesto. 

—Bien, mi meta en la vida es hacerlos felices. —Pasa sus manos por mi vientre—. Seremos padres, mi dulce Rebekah. 

—Seremos padres. —Hay un toque de incredulidad en mi voz. 

Aleksander me gira hasta que estamos cara a cara, desciende su rostro hasta depositar un beso corto, pero cargado de amor en mis labios. 

—Te amo, Moje srce. —musita cuando se separa. 

—Te amo, Moja duša. —respondo en el mismo tono. 

—Eres tan intenso, hermano mayor. —Em se acerca y jala a mi prometido del brazo—. Dame a mi mejor amiga, tú la tienes todo el tiempo. —Se cruza de brazos para mostrar su indignación. 

—No seas intensa, ella es mía. —Alek le saca la lengua. 

—¡Mamá! —grita Emily. 

—Ay, no. Esta noche no, niños. —Nadina se niega a lidiar con las peleas de sus hijos. 

—Puedo compartir con ambos. —Intervengo. 

—No. —replican los hermanos al mismo tiempo. 

El resto de la noche transcurre entre risas, brindis y la calidez de los seres queridos reunidos. La cabaña, que una vez fue testigo de la confrontación y la incertidumbre, ahora se convierte en el escenario de la culminación de un amor que desafió las expectativas.




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