Cian Heaton

Capítulo 6: Tasha

Luego de sacar turno con la ginecóloga para sacar algunas dudas, decidí caminar un poco mientras Lola resolvía un asunto con Valentina, quien no tuvo mejor idea que rescatar a tres perritos bebés. Lola no quiere mascotas por más que le gusten y Valentina estaba intentando convencerla de quedárselos. La dejé negociando.

No esperaba encontrarme con nadie, menos con Cian.

Al parecer, él está buscando una señal también. Escuché que dijo que no sabe que dirección tomar y eso es algo que tenemos en común, aunque lo de él debe ser con relación a su familia y no un embarazo como en mi caso.

—No sabía que andabas por aquí.

—Estaba con Lola y salí porque ella y Valentina estaban debatiendo una cuestión de mascotas.

—Estoy seguro de que Valentina ganará—ríe—. Bueno, no te molesto.

Se da la vuelta para regresar y lo detengo sin saber el porqué. Tal vez porque me siento mal luego de conocer su historia y le pedí que no me juzgara cuando yo misma lo estaba juzgando sin conocerlo.

Yo puedo asumir mis equivocaciones y pedir disculpas cuando lo necesito.

—No me molestas. Podemos caminar juntos.

—Debería volver porque una paloma acaba de defecar sobre mi hombro.

Suelto una carcajada.

—Los italianos dicen que es de buena suerte.

—No soy italiano y me da igual.

Me paro a su lado.

—Te acompaño. Debo volver a la cabaña de Lola, aunque debería ir caminando hacia la mía.

Él abre la boca para decir algo y la vuelve a cerrar. Comienza a caminar y lo hago a su lado en silencio.

No entiendo que me pasa con él, pues suelo ser una persona muy conversadora. Hablo hasta cuando no quieren que hablen. No sé si es por qué Cian me afecta de alguna manera que no logro explicar ni entender, o si el gusano en mi útero me está chupando las neuronas.

Intento permanecer callada, el camino es corto, y me esfuerzo.

Observo el perfil de Cian y noto que es perfecto. Es demasiado guapo para ser real. He visto muchos hombres guapos, pero él tiene algo especial. Tal vez su personalidad que parece ser muy pasiva y estar en calma, su amabilidad o caballerosidad.

—¿Por qué me miras?

—Porque eres guapo.

—¿Gracias?

Río.

—De nada. Por algo me quise acostar contigo cuando nos conocimos…

Me muerdo la lengua, si bien ya es tarde. Debí morderla antes de hablar.

Ya que había hablado conmigo misma y decidí que iba a dejar pasar esa noche, hacer de cuenta que nunca pasó, pues me sentí muy mal por ser rechazada. Admito que no suelo estar acostumbrada a ser rechazada. Y él lo hizo sin problemas y no sabía que estaba embarazada de otro. Lo que indica que no le gusté y solo fue amable al acompañarme a mi cuarto o pensó que estaba ebria y no quiso aprovecharse de mí. Recuerdo que mencionó algo así y me correspondió el beso durante un momento.

—Pensé que estabas ebria y no planeaba acostarme contigo.

Mi ego se infla un poco al recibir la confirmación de que creyó que estaba ebria, aunque añadió que no planeaba acostarse conmigo. No entendí. ¿No se quiso acostar conmigo creyendo que estaba ebria o lo pensó y, aun así, no iba a acostarse conmigo?

¿Debería preguntarle?

—No estaba ebria. No necesito estarlo para meterme en conversaciones ajenas y hablar sin parar. No tomo alcohol.

—¿Por el embarazo?

—No, ni antes. No me gusta.

—Yo comencé a tomar hace un par de años. Me costó mucho. Apenas tomo una cerveza o una copa de vino.

—¿Por tu padre alcohólico? —me reprendo mentalmente—. Lo siento. Olvida que pregunté eso.

—Ya veo que conoces mi historia familiar. Y sí, por eso, hasta que comprendí que no está mal beber, siempre y cuando no exagere.

—Lo siento. Lola me contó la historia de Rex y como eres su hermano…

—Es la misma. Sí. Está bien mientras no sientas pena. Ya pasó mucho tiempo, mis hermanos y yo no seguimos los pasos de nuestros padres y estos están muertos.

Lo dice con mucha frialdad, o al menos eso quiere aparentar. No puedo evitar detectar algo de vulnerabilidad en sus palabras.

Esta vez me muerdo la lengua antes de hablar. Es un tema muy delicado en el que no tengo que meter las narices. No soy su novia, ni siquiera soy su amiga para decir algo con relación a su pasado familiar.

—Descuida. ¿Cómo vas con la app de arquitectos? Si la persona con quien hablabas por teléfono no está interesada, yo podría interesarme, siempre y cuando la pueda pagar. Aunque debo definir algunas cuestiones antes.

—¿Trabajas por tu cuenta?

—Sí, viajo a donde me llaman según sea mi interés. Me gusta mucho trabajar en construcciones que protegen el medio ambiente. Acabo de terminar la construcción de un barrio autosustentable.

—Eso es interesante.



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En el texto hay: embarazo inesperado, drama, madre soltera

Editado: 28.05.2025

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