La gente siempre me ha tildado de cianofilo, no porque pudiera teñirme de azul, sino porque este es mi color favorito. Las paredes de mi habitación siempre fueron azules. Toda mi ropa es de distintos tonos de azul o tiene detalles con este color, el azul ya es una parte de mí.
Me siento muy nervioso en el concurso hoy, quisiera ganarlo. La medalla tiene un listón azul muy intenso que me obsesiona tenerlo, no puedo dejar de verlo.
Los talentos comienzan a pasar por el escenario, todos son muy buenos. Las personas allí presentes comentan que cualquiera de los participantes puede ganar, pues todos son igual de buenos.
La medalla a su vez posee una caja de terciopelo azul muy delicada y suave, me provoca acariciarla todo el tiempo.
La medalla se encuentra oculta de la vista del público, solamente yo soy el único privilegiado que puede verla directamente. Me atormenta la idea de que otra persona pueda ganarla y llevársela de mi lado.
Al finalizar las actuaciones, el jurado delibera quién es el ganador. Resultó vencedora la joven violinista que actuó en tercer lugar, la joven se emociona mucho. Proceden a entregarle el premio, pero la medalla se ha ido.
Todo se convulsiona en el lugar, comienzan a buscar la medalla desesperadamente. Procedo a retirarme, me hubiera gustado que ella se llevara la medalla, pero yo no podía quedarme sin ella.
También me hubiera gustado participar del concurso y ganarla honestamente.
Quizás lo intente el año que viene.