Cicatrices de regreso

Capítulo 7: Donde Empieza a Sanar Mi Silencio**

Elian

Al día siguiente, me despierto con una profunda reflexión en la mente que gira en torno al significado del silencio y su repercusión en la vida de una persona. Este pensamiento me impulsa a explorar la conexión entre el silencio y la sanación emocional, así como las transformaciones que pueden surgir al confrontar aquello que hemos mantenido oculto en nuestro interior.

Se describe cómo el silencio, frecuentemente interpretado como un vacío sin sentido, puede transformarse en un espacio sagrado donde se producen las sanaciones más profundas. Surgen interrogantes sobre lo que realmente implica hablar y escuchar, y la importancia de establecer una conexión genuina con uno mismo antes de poder comunicarse de manera efectiva con los demás.

En este momento, comparto mi experiencia personal con el silencio, reflexionando sobre momentos de soledad y sobre los temores al enfrentar mis propios pensamientos. Estos instantes de introspección son narrados con gran minuciosidad, ya que revelo cómo, a través del reconocimiento y la aceptación de las emociones reprimidas, se inicia un proceso de liberación.

Además, se presentan diversas técnicas y prácticas que pueden facilitar a las personas el abrazo de su silencio interior. Estas incluyen la meditación, la escritura en un diario o simplemente dedicar tiempo a estar en la naturaleza. Cada una de estas estrategias se presenta como un método para romper con el ciclo del ruido exterior y crear el espacio necesario para que la sanación tenga lugar.

Mientras medito sobre la idea de que el silencio no es meramente la ausencia de palabras, sino que se erige como una forma poderosa de comunicación con uno mismo, la sanación se manifiesta como un viaje que comienza en el momento en que decidimos ser sinceros con nuestras emociones y abrazar nuestra vulnerabilidad.

Así, “Donde Empieza a Sanar Mi Silencio” se convierte en un espacio de descubrimiento y autoaceptación. Me invita a contemplar mí propia relación con el silencio y a reconocer el inmenso potencial transformador que este puede tener en el trayecto hacia la sanación personal.

Dejo mis pensamientos profundos a un lado, en ese instante me doy cuenta de que Dante se ha quedado conmigo y se encuentra dormido. Así que, con cuidado.

De repente, Beatriz entra en la habitación con una sonrisa al ver a Dante dormido.

—¡Buenos días, mi niño! ¿Cómo has descansado? —me pregunta con ternura.

—He dormido muy bien, como un bebé —le respondo, devolviendo su sonrisa.

—Me alegra mucho, cariño. ¿Te gustaría desayunar mientras Dante sigue durmiendo? Después, si quieres, puedes darte un baño. En el armario hay ropa juvenil, además de tenis, zapatos y más —me dice amablemente.

Sin hacer ruido, me levanto de la cama, me acerco a ella y la abrazo con agradecimiento.

Después de un rato, dejamos la habitación y comenzamos a caminar hacia la cocina. Al llegar, me sorprendo al ver una abundante y deliciosa variedad de desayuno que me esperaba.

La mesa esta dispuesta con un esmero que no pasa desapercibido: un pan tostado crujiente untado con una generosa capa de mantequilla, un jugo de naranja recién exprimido que aún conservaba el aroma cítrico, frutas cortadas con cuidado y disposición artística, huevos revueltos esponjosos y, como un regalo adicional, una pequeña jarra de chocolate caliente. Me detengo por un instante, sintiendo una mezcla de incredulidad y gratitud, sin poder creer del todo que todo aquello estaba destinado a mí. Beatriz, al notar mi asombro, me dirigió una sonrisa suave y alentadora.
Me acomodo en la silla, una sonrisa tímida asoma en mi rostro, y frente a mí se sienta Beatriz, mirándome con una ternura que me reconforta mientras empiezo a comer.

—Puedes repetir lo que desees, mi niño —me dice con una voz suave y dulce.
—. Aquí no hay límites para el cariño… ni tampoco para el desayuno.

No puedo evitar que una sonrisa sincera se dibuje en mis labios. En este momento, siento que, por primera vez en mucho tiempo, estoy recibiendo cuidados sin ningún tipo de condiciones.

Al principio no intercambiamos muchas palabras, pero no era necesario. Había un consuelo profundo en el simple acto de compartir una mesa con alguien que no exige explicaciones, que simplemente está presente.

Tras un rato, Beatriz me mira con ternura y, rompiendo el silencio, me dice con un tono de ternura:

—¿Sabes? Me gusta mucho tenerte aquí. Esta casa… también es tuya, si deseas que lo sea.

Al escuchar eso, levanto la vista y la observo fijamente, conmovido. Algo en mi interior, que había permanecido cerrado durante tanto tiempo, comenza a abrirse. Asiento lentamente, sin palabras, pero con una nueva luz brillando en mis ojos.

Disfruto del desayuno con calma, saboreando cada bocado como si realmente fuera un regalo. Y tal vez lo era: un obsequio para mi alma herida, un gesto que empezaba a llenar los vacíos dejados por el abandono con pequeños actos de amor.
Después de desayunar, Beatriz me habla
—Ahora, si quieres, puedes darte un baño tranquilo — Mientras se levanta de mesa

Regresamos a la habitación y, al entrar, no vimos a Dante recostado en la cama. Supongo que había estado en su habitación antes. Beatriz se marcha al armario y agarra una toalla.

Después de un momento, me entrega la toalla y, con un gesto, me indica que el baño está por aquel lado. Tómate tu tiempo, dice con una sonrisa tranquila. No hay prisa aquí”. A continuación, se aleja, dejándome solo, mientras yo tomo una respiración profunda, soltando un suspiro que parece liberar un poco la tensión acumulada.
Camino hacia el baño. al cerrar la puerta del baño detrás de mí, el silencio se convirtió en una burbuja protectora. Me tomé unos instantes junto al lavamanos para dejar la toalla sobre una silla y observar el espacio que me rodeaba: paredes de un tono claro, un suave aroma a eucalipto y lavanda llenando el aire, toallas que estaban dobladas meticulosamente y una canasta rebosante de esponjas y jabones aparentemente seleccionados con esmero. Había algo profundamente reconfortante en esos pequeños detalles.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.