Cicatrices del corazón: La otra mitad de la historia

Capítulo 1: El inicio que no viste

Capítulo 1: El inicio que no viste

A veces me pregunto si tú también recuerdas ese día.

No el día en que empezamos a hablarnos más seguido, ni cuando nos dimos cuenta de que nos caíamos bien. No. Me refiero al primer día que te vi. Ese instante preciso, fugaz, donde mi mundo cambió por completo… y tú solo seguiste caminando.

Ibas con el cabello suelto, distraída como siempre. Tenías una de esas sonrisas que parecen no pertenecer a este mundo. Te reíste de algo que dijo alguien más, y ni siquiera volteaste hacia donde yo estaba. Pero fue suficiente. Ahí estabas, sin saberlo, marcando el principio de mi historia.

Tú no lo sabes —quizá nunca lo sepas del todo—, pero ese fue el momento exacto en que me rendí ante ti.

No fue un flechazo cursi ni un suspiro dramático como en las películas. Fue más bien una certeza silenciosa que se instaló en mi pecho sin permiso. Como si tu presencia activara algo dormido en mí. Como si de repente todo lo que no entendía cobrara sentido… y al mismo tiempo, me rompiera.

Porque supe, sin saber cómo, que tú no estabas hecha para pertenecerme.

Desde entonces empecé a coleccionar momentos contigo. No me refiero a fotos o mensajes, sino a recuerdos que nadie más notó: la forma en que te peinabas cuando estabas nerviosa, cómo rascabas la orilla de tu libreta cuando estabas enojada, cómo evitabas el contacto visual cuando algo te dolía. Pequeñas señales. Pequeños pedazos de ti que yo atesoraba en secreto.

Yo hablaba poco. Tú hablabas mucho. Y entre tus palabras rápidas y mis silencios cómodos, creamos algo... o eso quise creer.

Quise decirte muchas veces lo que sentía. Pero me ganaba el miedo. No al rechazo. Me asustaba más perder la oportunidad de tenerte cerca, aunque fuera a medias. Aunque fuera como amigo.

Me acostumbré a amarte en la sombra. A ser ese apoyo silencioso, ese refugio sin nombre. Yo me tragaba las ganas de abrazarte cuando llorabas, de besarte cuando te reías. Me volvía experto en fingir que no me importaba cuando mencionabas a otros.

Y tú… tú nunca lo viste.

O tal vez sí lo viste, pero decidiste mirar hacia otro lado.

El inicio que tú recuerdas debe ser diferente. Tal vez ni lo llamas "inicio". Para ti, fue solo un día más. Para mí, fue el primer capítulo de un amor que me acompañaría aún en la ausencia, aún en el silencio, aún después de que tú y yo dejáramos de ser nosotros —si es que alguna vez lo fuimos.

Y aquí estoy, años después, recordando ese primer día.

Aquel en el que tú no me viste,
pero yo…
yo no pude dejar de verte desde entonces




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.