Cicatrices invisibles

Capítulo 14: Confesión y venganza

El parque estaba casi vacío cuando el sol comenzó a ocultarse por completo, dejando un cielo teñido de tonos morados y anaranjados. Ren y Akihiro seguían caminando, aún de la mano, como si no quisieran que el momento terminara.

Ren sentía su corazón latiendo con fuerza. Nunca había sido alguien que se dejara llevar fácilmente por sus emociones, pero con Akihiro, todo era diferente. No podía seguir negándolo. No podía seguir guardándose lo que sentía.

Se detuvo de repente y jaló suavemente la mano de Akihiro para que hiciera lo mismo.

—¿Ren? preguntó Akihiro con curiosidad, girándose para verlo.

Ren lo miró a los ojos, tragando saliva mientras intentaba ordenar sus pensamientos. Sabía que si no lo decía ahora, quizá nunca encontraría el valor para hacerlo.

—Akihiro… yo… Ren desvió la mirada por un segundo, pero luego volvió a centrarse en él con determinación. —Nunca pensé que volvería a sentir algo así. Después de todo lo que me hicieron… después de todo lo que pasé… creí que no podría volver a confiar en alguien. Pero… tú cambiaste eso. Tú me hiciste creer que tal vez, solo tal vez, aún hay algo bueno para mí en este mundo.

Akihiro parpadeó, sorprendido. Su corazón también comenzó a latir con más fuerza.

Ren respiró hondo y continuó.

—Lo que intento decir es que… te amo, Akihiro.

El silencio que siguió pareció durar una eternidad. Akihiro lo miró fijamente, asimilando esas palabras. Luego, su rostro se iluminó con una sonrisa llena de calidez.

—Ren… Akihiro tomó su rostro con ambas manos, acercándose lentamente. —Yo también te amo.

Ren sintió que su corazón se detenía un instante antes de latir con más fuerza. Cerró los ojos cuando Akihiro acortó la distancia y sus labios se encontraron en un beso lento, sincero y lleno de sentimientos reprimidos durante tanto tiempo. Fue un beso que selló todo lo que habían construido juntos, la prueba de que ambos estaban listos para comenzar algo nuevo.

Pero la magia del momento se rompió abruptamente cuando una voz fría y burlona los interrumpió.

—Vaya, vaya… qué escena tan conmovedora.

Ren se tensó al instante, sus ojos se abrieron de golpe y se giró en dirección a la voz.

Frente a ellos, apoyado contra un árbol con una expresión de burla en su rostro, estaba Takuma, uno de los ex de Ren. Pero no estaba solo. Detrás de él, al menos cinco hombres de aspecto amenazante lo acompañaban, todos con miradas frías y peligrosas.

—T-Takuma… Ren susurró, sintiendo cómo un escalofrío recorría su espalda.

Akihiro frunció el ceño y avanzó un paso, poniéndose instintivamente frente a Ren.

—¿Qué demonios quieres? preguntó con voz firme.

Takuma soltó una risa baja y sarcástica.

—Oh, no es contigo con quien tengo un problema, aunque me das bastante asco. Su mirada se volvió más oscura y afilada. —Pero tú… señaló a Ren. —Eres un maldito desagradecido. Después de todo lo que hice por ti, ¿así de fácil me reemplazas?

Ren apretó los dientes.

—¡Cállate! Tú solo me usaste, me humillaste y me dejaste cuando te aburriste. No tienes derecho a reclamarme nada.

Takuma chasqueó la lengua con fastidio y luego miró a Akihiro.

—Y tú… tú eres el idiota que se metió donde no debía.

Antes de que Ren pudiera reaccionar, Takuma hizo una señal con la cabeza, y en un segundo, sus hombres se lanzaron sobre Akihiro.

—¡Akihiro! Ren gritó, pero dos de los sujetos lo sujetaron con fuerza, impidiéndole moverse.

Akihiro logró esquivar el primer golpe, lanzando un puñetazo certero contra uno de los agresores, pero eran demasiados. Uno de ellos lo sujetó del brazo mientras otro le lanzó un golpe directo al rostro, haciéndolo tambalearse.

Takuma se acercó lentamente a Ren y se inclinó junto a su oído.

—Voy a destruirlo frente a ti, igual que tú me destruiste a mí.

Ren sintió su cuerpo temblar, no de miedo, sino de furia. No podía permitirlo. No dejaría que le hicieran daño a Akihiro.

Mientras Takuma observaba la pelea con una sonrisa sádica, Ren reunió todas sus fuerzas y, con un movimiento brusco, logró liberar uno de sus brazos y propinó un codazo al rostro de uno de los tipos que lo sujetaban.

El hombre gruñó de dolor y Ren aprovechó el descuido para zafarse del otro, golpeándolo en el estómago con todas sus fuerzas.

Sin perder tiempo, corrió directo hacia Akihiro, quien seguía defendiéndose como podía, pero tenía un corte en el labio y la respiración agitada.

Ren no pensó, solo actuó. Se lanzó contra uno de los agresores, haciéndolo caer al suelo.

—¡Ren! Akihiro lo miró sorprendido.

—No voy a dejar que te toquen más, Akihiro, dijo Ren con determinación. —Voy a protegerte.

Takuma chasqueó la lengua con frustración.

—¡Mierda! Vámonos.

Los hombres, al notar que la pelea ya no estaba a su favor, decidieron retirarse.

Takuma se acercó a Ren una última vez, mirándolo con desprecio.

—Esto no ha terminado, Ren. Luego, se alejó con su grupo, desapareciendo en la oscuridad.

Ren y Akihiro se quedaron jadeando, aún en guardia, hasta que estuvieron completamente seguros de que se habían ido.

Akihiro pasó una mano por su labio herido y miró a Ren.

—¿Estás bien?

Ren asintió, aunque su cuerpo aún temblaba por la adrenalina.

Akihiro suspiró y luego lo tomó de la mano con fuerza.

—No voy a dejar que te hagan daño otra vez, Ren. Y no voy a permitir que ese tipo se salga con la suya.

Ren lo miró y, a pesar de todo lo que había pasado, sintió una extraña sensación de seguridad en el pecho.

—Yo tampoco, Akihiro.

Apretó su mano con fuerza. Sabía que esto apenas comenzaba, pero algo era seguro: esta vez, no huiría.




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