Cicatrices Que Nos Unen

Capítulo 10: El lugar secreto.

Ya había pasado un poco mas de un año desde que Gael se fue. Miranda se había resignado a que no volvería, pero resignarse no significaba olvidar. El recuerdo de él estaba siempre presente, aunque ahora dolía un poco menos. Mateo había empezado la universidad, y como Miranda temía, lo veía cada vez menos. Solo coincidían un fin de semana sí y otro no, pero cuando lo hacían, lo disfrutaban al máximo. En varias ocasiones, Miranda había intentado juntar a sus amistades, pero había desistido. Mezclar a Beca y a Dereck con Mateo era como mezclar vinagre y aceite: simplemente no funcionaba. Así que los fines de semana que pasaba con Mateo, no salía con Beca y Dereck, y ellos lo entendían. Sabían que mientras más gente rodeara a Miranda, más rápido saldría de esa depresión.

Por otro lado, Miranda trataba de ir a todas las presentaciones de Dereck. Beca incluso le había dicho en tono de broma que podía organizar el club de fans de la banda de Dereck, pero a Miranda el comentario no le había parecido gracioso. Ese día, Dereck tenía una presentación, y Miranda, como siempre, no se la iba a perder. Beca no podía pasar a buscarla, pero quedaron en encontrarse en ”El Cuervo”. Miranda decidió pedirle a alguien que la acompañara, y su única opción fue... Mateo. Sabía que a él no le gustaba el sitio, ni esa música, y mucho menos el "personaje" de Dereck, pero Mateo siempre le decía que podía contar con él. Así que decidió llamarlo.

Después de dos repiques, Mateo atendió.

—¿Qué pasa, peque? —dijo Mateo, con su tono habitual.

Miranda le respondió—No me digas así, ya sabes por qué.

Mateo se excusó, diciendo que Gael había sido el que se copió al llamarla de esa manera. Y ahí estaba otra vez Gael, apareciendo en la conversación como un fantasma. Miranda se preguntó cuánto tiempo más la vida seguiría torturándola de esa manera. Al otro lado de la línea, Mateo preguntó si todavía estaba allí. Ella reaccionó y le dijo que sí, que se había distraído.

—Mateo, necesito un favor de ti, y no acepto un no —dijo Miranda, con un tono tímido pero firme—. Sé lo que opinas, pero de verdad necesito este favor.

Mateo le pidió que dejara el rodeo y terminara de hablar. Miranda le explicó que había una presentación de la banda de Dereck y que no tenía a nadie que la pudiera llevar. Mateo titubeó, pero después de unas cuantas súplicas de Miranda, accedió, aunque le advirtió que no se quedaría, que solo la llevaría y ya.

—Gracias, Mateo —dijo Miranda, aliviada.

Después de fijar la hora en que la pasaría a buscar, se despidieron. Ya cercana la hora acordada, Miranda se dio cuenta de que Dereck no le había escrito desde el día anterior, algo extraño, ya que siempre le enviaba un mensaje para darle los buenos días. Pensó que tal vez estaba distraído por los nervios, ya que se rumoreaba que esa noche iría a verlos un productor importante. Le restó importancia al tema.

Mateo la pasó a buscar y no tardó en reclamarle por haberlo hecho ir hasta ese lugar que tanto escalofríos le provocaba.

—Deja la exageración —dijo Miranda, riéndose—. Sé que estás siendo dramático. Ya te dije, me dejas en la entrada y te puedes ir. Adentro estarán Beca y Dereck. Ah, y Walter también.

—¿Quién es ese Walter? —preguntó Mateo, con curiosidad.

—Es amigo de Dereck y miembro de la banda —respondió Miranda.

Mateo la miró con dudas y, en tono juguetón, le dijo:

—¿Es el líder de la secta? ¿Los hacen beber sangre de murciélago en honor a Ozzy Osbourne?

Miranda se rió y le dijo que si solo estaba bromeando. Para tranquilizarlo, agregó que Walter tenía su edad y que era gay, aunque eso último era mentira ya que Walter a veces bromeaba con eso. Mateo le dijo que le debía una, y Miranda asintió con una sonrisa.

Al llegar al local, Miranda entró y buscó a Beca con la mirada. La encontró hablando por teléfono, con una expresión de preocupación en el rostro. Miranda se acercó y le preguntó si sucedía algo, pero Beca le hizo señas para que esperara un momento. Walter se acercó y la saludó con un beso en la mejilla, preguntándole si sabía algo de Dereck. Miranda negó con la cabeza, sin entender qué estaba pasando.

Beca terminó la llamada y le informó a Walter que había llamado al hospital y que tampoco estaba allí. Miranda, ya preocupada por las caras de sus amigos, les preguntó qué estaba pasando.

—Dereck lleva dos días desaparecido —dijo Beca, con voz temblorosa—. No fue a los ensayos, y nadie sabe dónde está.

Miranda intentó calmarlos, sugiriendo que tal vez estaba con sus padres, invitándolos a la presentación. Pero Beca y Walter se miraron fijamente, y Walter, mirando al suelo, negó.

—Esa opción no es válida —explicó Beca, llevando a Miranda a un lado—. Dereck está peleado con su familia desde hace años. Se fue de casa a los 16 porque su padre golpeaba a su madre. Un día, cansado de ver esas escenas, se enfrentó a su padre, y todo empeoró. Su padre le dijo que no tenía derecho a opinar porque solo era un "recojido". Dereck es adoptado —Miranda no lo sabía, y Beca continuó—, pero su madre nunca hizo distinción entre él y su hermano. Su padre, en cambio, era otro asunto.

Miranda sintió una profunda pena por Dereck. Entendió por qué siempre tenía esa fachada de desinterés y ese aire de rebeldía. Beca, aun sabiendo que era poco probable, decidió llamar a la madre de Dereck para estar segura. Mientras Beca hablaba por teléfono, un pensamiento cruzó la mente de Miranda: el lugar secreto del que Dereck le había hablado una vez.

Miranda salio y consiguió a Walter fumando un cigarrillo,ella le dijo que le prestara algo de dinero

—¿Para que?—pregunto Walter

—Puede que no sea nada pero voy a ver si Dereck esta en un sitio—dijo Miranda algo dudosa de encontrarlo allí.

— Pero si quieres yo te llevo en mi moto.

Miranda ni loca se subiría en ella,termino convenciendo a Walter de que se quedara por si Dereck aparecía comenzaran con la presentación.




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