Cicatrices Que Nos Unen

Capítulo 16: Traiciones y heridas abiertas.

Mateo no podía soportar la idea de que Miranda lo odiara por lo que había sucedido esa mañana. Sabía que había cometido un error al no decirle la verdad desde el principio, pero en ese momento, lo único que quería era arreglar las cosas. Con el corazón pesado, decidió ir a su casa para disculparse y explicarle su lado de la historia. No quería perder a su amiga, pero también sabía que había traicionado su confianza de una manera que tal vez no podría perdonar.

Al llegar a la casa de Miranda, tocó la puerta con nerviosismo. Ella abrió, y al verlo, su expresión cambió de sorpresa a enojo en cuestión de segundos.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Miranda, cruzando los brazos frente a su pecho.

—Necesito hablar contigo —dijo Mateo, con voz suave pero firme—. No puedo soportar que me odies por lo que pasó hoy.

Miranda lo miró con incredulidad. —¿En serio? ¿Después de lo que hiciste, crees que una simple conversación va a arreglar todo?

Mateo suspiró, sintiendo el peso de sus acciones. —Miranda, lo siento mucho. Sé que te lastimé, y no fue mi intención. Solo quería ayudar a ambos. Tú eres mi amiga, pero Gael también lo es. Me hacía ilusión volver a verlos juntos, arreglar las cosas entre ustedes.siempre le insistí a Gael para que te llamara para que intentara arreglar las cosas.Siempre le dije que tenia que regresar a enfrentar las consecuencias de sus actos.

Miranda lo escuchó, pero su enojo no disminuyó sino que aumento en gran manera. —¿Siempre le dijiste que me diera la cara? —preguntó, con voz temblorosa—. Eso quiere decir que siempre tuviste contacto con él, ¿no? Todos estos años, sabías cómo contactarlo y nunca me dijiste nada.

Mateo bajó la mirada, sintiéndose culpable. —Sí, mantuve contacto con él —admitió—. Pero no fue fácil para mí, Miranda. Gael me pidió que no te dijera nada, y yo... no supe cómo manejar la situación. Sabía que estabas sufriendo, pero también sabía que él tenía sus razones para irse.

Miranda sintió que las lágrimas brotaban de sus ojos, pero esta vez no eran de tristeza, sino de rabia,de decepción. —¿Cómo pudiste hacerme esto, Mateo? —preguntó, con voz quebrada—. Tú eras mi amigo, el que me escuchaba llorar, el que me consolaba cuando no podía más. ¿Y todo este tiempo sabías la verdad? ¿Sabías cómo contactarlo y nunca me lo dijiste?

Mateo intentó acercarse, pero Miranda retrocedió, como si su presencia la quemara. —Lo siento, Miranda —dijo, con voz llena de remordimiento—. No quise lastimarte. Solo pensé que era lo mejor en ese momento.

—Lo mejor para quién, Mateo —gritó Miranda, con lágrimas corriendo por su rostro—. ¿Para ti? ¿Para Gael? Porque claramente no fue lo mejor para mí. Me sentí abandonada, traicionada, y tú lo sabías. ¿Cómo pudiste guardarte eso todos estos años?

Mateo no supo qué decir. Sabía que no había excusa que pudiera justificar su silencio. —No tengo excusas —dijo finalmente—. Solo quiero que sepas que nunca fue mi intención lastimarte. Te quiero mucho, Miranda, y no quiero perder tu amistad.

Miranda lo miró, sintiendo que el dolor en su pecho era insoportable. —No puedo creer que hayas hecho esto —dijo, con voz temblorosa—. Me siento traicionada, herida. ¿Cómo pudiste hacerme esto, Mateo? ¿Cómo pudiste guardarte la verdad todos estos años mientras yo lloraba en tu hombro?

Mateo intentó hablar, pero Miranda lo interrumpió. —No quiero escuchar más —dijo, con firmeza—. Por favor, vete. No quiero verte ahora.

—Miranda, por favor —rogó Mateo— Déjame explicarte.

—¡Vete! —gritó Miranda, con lágrimas en los ojos—. No quiero que estés aquí. No quiero que intentes arreglar algo que rompiste.

Mateo se quedó paralizado, sintiendo que cada palabra de Miranda lo golpeaba como un puñetazo. Sabía que no podía obligarla a escucharlo, pero tampoco quería irse sin intentar arreglar las cosas. —Está bien —dijo finalmente, con voz quebrada—. Me iré, pero por favor, piensa en lo que te dije. No quiero perderte, Miranda.

Miranda no respondió. Simplemente cerró la puerta detrás de él, sintiendo que el peso de la traición era demasiado para soportar. Se dejó caer en el sofá, llorando en silencio. Por suerte, ninguno de sus familiares estaba en casa, porque no tenía ganas de explicarles cómo su amigo, alguien en quien todos confiaban, la había traicionado de la peor manera posible.

Mateo se quedó afuera de la casa de Miranda, sintiendo que el mundo se le venía encima. Sabía que había cometido un error enorme, y ahora estaba pagando las consecuencias. No sabía cómo arreglar las cosas, pero lo único que quería era que Miranda supiera que lo sentía.

Mientras caminaba de regreso a su casa, Mateo no podía evitar sentir que había perdido algo invaluable. La amistad de Miranda era una de las cosas más importantes en su vida, y ahora, por su culpa, estaba en peligro de desaparecer para siempre. Sabía que tendría que darle tiempo, pero también sabía que no podía rendirse. Tenía que encontrar una manera de recuperar su confianza, que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para arreglar las cosas.

Por ahora, lo único que podía hacer era esperar y esperar que, con el tiempo, Miranda pudiera perdonarlo. Pero sabía que no sería fácil. Las heridas que había causado eran profundas, y sanarlas llevaría tiempo.

NOTA:Pobre Mateo,¿qué hubieras hecho tu en su lugar?

¿Miranda sedera ante el regreso de Gael?

Te leo en los comentarios.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.