Capítulo 22: Una noche de celebración.

La noche estaba en su punto más álgido. Beca, quien ya había estado en ese lugar durante su cumpleaños unos meses atrás, estaba emocionada de que todos finalmente cumplieran con la edad para entrar sin problemas. No había nada que los detuviera para disfrutar al máximo. Beca no paraba de bailar con Walter, riéndose y moviéndose al ritmo de la música como si no hubiera un mañana. Por su parte, Dereck decidió invitar a Miranda a bailar, y ella aceptó con una sonrisa tímida pero genuina.

Mientras bailaban, Miranda le comentó a Dereck con una sonrisa juguetona: —Nunca pensé que supieras bailar hasta el día de la fiesta de graduación. ¿Dónde aprendiste?

Dereck sonrió, moviéndose con soltura al ritmo de la música. —Todavía hay muchas cosas que no conoces de mí —dijo, con un tono misterioso—. Pero tenemos tiempo de sobra para que te las enseñe.

Miranda rió, sintiendo que la complicidad entre ellos crecía con cada momento. Sin embargo, como si fuera una ley del universo, Beca los interrumpió nuevamente. —¡Vamos, chicos! ¡Es hora del brindis oficial! —gritó, agarrando a Miranda de la mano y arrastrándola hacia la mesa.

Dereck miró a Beca con cara de "¿en serio?", recordando cómo la última vez que bebieron juntos, ella terminó con los zapatos en la mano y dejando las bilis en el suelo. —Beca, no vamos a terminar como la última vez —dijo, con un tono de advertencia.

Miranda, intrigada, preguntó: —¿Cómo fue la última vez?

Beca se rió a carcajadas. —Con los zapatos en la mano y dejando las bilis en el suelo —dijo, sin ningún tipo de vergüenza.

Dereck la miró con exasperación. —Compórtate, Beca. No quiero que esta noche termine en desastre.

Beca le respondió con una sonrisa traviesa. —Ya soy mayor de edad, Dereck. No necesito a un hermano mayor, sino a un amigo.

Dereck no pudo evitar sonreír. —Está bien, pero no te pases —dijo, resignado.

Cuando llegaron a la mesa, Walter ya había llevado una ronda de cervezas. —Empecemos suave —dijo, levantando su vaso.

Todos brindaron en honor a Miranda por su cumpleaños. —¡Por Miranda, la reina de la noche! —gritó Beca, con entusiasmo.

Miranda sonrió, pero por unos segundos se quedó pensativa. Dereck, notando su expresión, le preguntó: —¿Qué te pasa? ¿Todo bien?

Miranda suspiró. —Es una lástima que Mateo no haya podido venir —dijo, con un tono de tristeza.

Dereck sabía que Mateo no había ido no porque no quisiera, sino porque se había quedado para asegurarse de que Gael no arruinara también el cumpleaños de Miranda. Sin embargo, decidió no mencionarlo para evitar tener que hablar de Gael. —Mateo es un buen amigo —dijo simplemente—. Seguro que hubiera querido estar aquí.

Miranda asintió, sintiendo que la ausencia de Mateo era un recordatorio de todo lo que había pasado. Pero no quería que eso arruinara su noche. —Bueno, ¡a disfrutar! —dijo, levantando su vaso de nuevo.

La noche siguió con más baile, risas y bromas. Beca y Walter parecían estar en su propio mundo, bailando y riendo como si no hubiera nadie más en el lugar. Miranda y Dereck, por su parte, se turnaban entre bailar juntos y sentarse a hablar en la mesa.

En un momento de calma, Miranda le preguntó a Dereck: —¿Recuerdas cuando nos conocimos? Nunca pensé que terminaríamos aquí, celebrando mi cumpleaños juntos.

Dereck sonrió, recordando ese primer encuentro en el local donde tocaba su banda. —Claro que lo recuerdo. Llegaste con Beca, y ese chico que se te acercó no dejaba de molestarte. Yo solo quería asegurarme de que estuvieras bien —dijo, con una sonrisa amable.

Miranda lo miró con curiosidad. —¿Y por qué lo hiciste? No me conocías de nada.

Dereck se encogió de hombros. —Beca es como una hermana para mí. Si ella te trajo, era porque eras importante para ella. Y eso te hacía importante para mí también —dijo, con sinceridad.

Miranda sonrió, sintiendo que esas palabras resonaban en su corazón. —Gracias, Dereck. Por eso y por todo lo que has hecho por mí desde entonces.

Dereck le devolvió la sonrisa. —No tienes que agradecerme, Miranda. Eres importante para mí, y siempre estaré aquí para ti.

En ese momento, Beca apareció de nuevo, interrumpiendo el momento. —¡Vamos, chicos! ¡No se queden ahí sentados como viejos! ¡A bailar!

Miranda y Dereck se rieron, pero se levantaron y se unieron a Beca y Walter en la pista de baile. La música era contagiosa, y pronto todos estaban riendo y bailando como si no hubiera un mañana.

A medida que avanzaba la noche, Dereck comenzó a preocuparse un poco por Miranda. Sabía que no era una gran bebedora, y aunque Walter había dicho que empezarían "suave", Beca tenía una manera de empujar los límites. Sin embargo, Miranda parecía estar disfrutando sin excederse, lo que lo tranquilizó.

En un momento de calma, Miranda se acercó a Dereck y le dijo: —Gracias por esta noche, Dereck. Ha sido increíble.

Dereck sonrió, sintiendo que todo el esfuerzo había valido la pena. —No hay de qué, Miranda. Solo quería que tuvieras un cumpleaños inolvidable.

Miranda lo miró a los ojos, sintiendo que las palabras de Dereck resonaban en su corazón. —Lo has logrado —dijo, con una sonrisa sincera.

Beca, siempre lista para interrumpir, apareció de nuevo. —¡Vamos, chicos! ¡La noche no ha terminado! ¡Una última canción!

Todos se rieron y se unieron a Beca en la pista de baile para la última canción. Mientras bailaban, Miranda no pudo evitar sentir que esta noche era el comienzo de algo nuevo. Aunque el pasado todavía estaba presente, sabía que con sus amigos a su lado, el futuro sería más brillante.

Cuando finalmente decidieron irse, todos estaban agotados pero felices. Dereck se aseguró de que todos llegaran a casa sanos y salvos, especialmente Miranda. Al despedirse, Miranda le dio un abrazo y le dijo: —Gracias por todo, Dereck. Esta noche ha sido perfecta.

Dereck sonrió, sintiendo que su corazón estaba más ligero que nunca. —De nada, Miranda. Feliz cumpleaños.