—¿Malia Johnson?
Me encontraba en una entrevista de trabajo ya que me encontraba de vacaciones y antes de empezar las clases quería ayudar un poco a mamá con los gastos.
Para todos vivimos aparentemente bien ya que somos mamá y yo viviendo solas en una pequeña y hermosa casa. Pero como siempre la realidad es otra, cabe destacar las preocupaciones y problemas.
Después que papá se alejó, le dejó bastantes problemas sin contar yo. Toda la vida ha vivido preocupada por mí, cosa que odio, por eso lucho por darle a entender que no es así, que estoy bien aunque la realidad sea otra. Ella debe entender que si he caído en depresión no es por ella, mucho menos por su culpa. Su forma de criarme ha sido excelente solo que nosotros mismos escogemos el camino que queremos ya sea conveniente o no. Debemos entender que al ser jóvenes es normal tener nuestras bajas pero siempre debemos de buscar la manera de salir adelante para no preocupar a los seres que amamos y no hundirnos tanto a nosotros mismos.
—¿Has tenido experiencia en este tipo de trabajo antes?
—No, pero soy de las que aprenden muy rápido.
Y no mentía, pero ¡vamos! No había que tener mucha ciencia para servir helados y preparar batidos.
Luego de escuchar y responder sus preguntas quedé de pie y feliz por la posibilidad de que me dieran el trabajo, para minutos después dirigirme a casa.
Estando ya en frente de mi casa me percaté de que pronto tendría nuevos vecinos, hay una casa muy linda y grande la cual había estado abandonada por tres años por falta de mantenimiento, hasta que la señora de esa casa decidió venderla a alguien que si pudiera ya que ella no tenía un buen presupuesto para eso. Y desde que la vendió ha estado teniendo varias visitas.
—Hola mi pequeña ¿Cómo te ha ido?
—Creo que me fue bien, solo tengo que esperar su llamada —digo dándole un casto beso en la mejilla y lavando mis manos para ayudarle con unas verduras que tenía en manos.
Minutos seguidos de esto, entré a mi cuarto y me puse cómoda en la ventana, abriendo mi laptop y encontrándome con una frase.
"Deberíamos ser más escuchados y menos juzgados".
Me dio mucho en qué pensar, después de todo esto era demasiado real. La mayoría de la juventud estamos siendo bastante juzgados por como actuamos y nuestro comportamiento, pero nadie se interesa realmente en saber qué nos pasaba o qué nos pasa. Pues nadie entra en depresión porque sí, siempre hay un motivo, siempre hay un pensamiento, siempre hay un porqué.
Cuando lloramos siempre lo hacemos por sentimientos, por una película o muchas veces una película que la mayoría de gente la cree insignificante y no saben el porqué de nuestros llantos, sin saber que nos sentimos identificados. La mayoría del tiempo lloramos por amores perdidos, personas que nos rompen el corazón de la peor manera posible. Gente que traiciona nuestra confianza.
Lo que trato de decir, es que siempre habrá un motivo y en vez de encontrar una ayuda o un apoyo, encontramos críticas, rechazos, muchas decepciones y personas que se creen Dios para decirte lo que estás haciendo mal. Lo que no saben es como hacer para que no lo hagas más, para que mejores, para que vuelvas a la luz.
Mientras escribía mi opinión en la laptop sentada en la ventana de mi habitación, escuché un fuerte ruido de algo que se acababa de romper por completo lo cual hizo que desviara mi vista hacia la ventana.
Vi un camión en la casa de al lado del cual dejaron caer una mesa de cristal. Más adelante salió una mujer de una Lexus roja la cual venía hacia el camión bien enojada. Estaba a punto de volver a mis asuntos hasta ver quién bajó del asiento del copiloto.
Era un chico.
No me sorprendo fácilmente pero esta vez era la excepción, quedé totalmente intrigada.
Un chico alto de tez blanca, lo supe por el color de su cara. Ya que estaba completamente abrigado. Mientras miraba con determinación toda mi atención se fue a una gran marca o cicatriz que tiene en la cara desde su ojo izquierdo hasta su mejilla. Admito que esto le hacía ver un poco intimidante. Es como si se hubiera percatado de mi mirada pues, segundos después intentaba cubrir su rostro y un poco sus manos.
Intenté ignorar lo que había visto recién, dándole un sorbo al jugo de manzana que tenía en manos, intentaba no volver a mirar por esa ventana pero es imposible, es como si en ese momento la curiosidad empezara a picarme.
Por primera vez fue más fuerte que mi curiosidad. Aunque una gran parte de mí ahora moría por desviar la mirada a esa ventana y seguir preguntando y cuestionando el porqué pero ¡vamos! no soy una acosadora y no quiero convertirme en una.
Me sacó de todo pensamiento el ruido proveniente de mi celular.
Me habían aceptado en el trabajo y se sentía bien saber esa noticia, después de todo no iba a estar sola gracias a la compañía de dos muchachos de la escuela los cuales también se ofrecieron para trabajar.
Segundos de esto me puse de pie, quedándome así un rato, solo esperando que esta nueva etapa de tener un empleo no se complicara.
Editado: 26.04.2023