Nota del Autor:
Hola lectores de Ciclo de Magna-Terra, les saludo cordialmente con una nueva actualización.
Esta historia toma elementos provenientes de las historias como: La Llegada del Gusano Blanco (Clark Ashton Smith), La Piedra Negra (Robert E Howard), Gusanos de la Tierra (Robert E Howard) y La Maldición que cayó sobre Sarnath (Lovecraft). En lo personal sí… este primer ciclo tuviera una intro como en las series de televisión. Elegiría el tema opening de la serie de televisión “Masters of Horror” compuesto por Edward Shearmur.
Y sin mayores palabras, iniciamos:
Del Necronomicon, de Abdul Alhazred:
Muchos y multiformes son los oscuros horrores que infestan la Tierra desde sus orígenes. Duermen bajo la roca inamovible; crecen con el árbol desde sus raíces; se agitan bajo la mar y en las regiones subterráneas, habitan los reductos sagrados.
Cuando les llega su hora, brotan del sepulcro de orgulloso bronce o de la humilde fosa de tierra. Algunos hay de antiguo conocidos por el hombre; permanecen ignorados hasta el día terrible de su revelación. Tal vez los más espantosos y atroces no se han manifestado aún. Pero entre aquellos que surgieron hace tiempo, entre los que han evidenciado su insoslayable presencia, hay uno que por su suprema inmundicia no puede nombrarse: la descendencia que los moradores secretos de las criptas han engendrado en la humanidad.
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El mago Ewix, un nativo de Mhuroth e hijo de un oficial municipal de una aldea. Los mhurothianos o los "verdaderos magna-terranos" reconocidos por su abierta xenofobia, fanatismos religioso y sed de poder. A pesar de su origen y pertenecer al cuerpo de inquisidores de las tierras occidentales, el mago Ewix nació con una inusual curiosidad de su entorno y sumergiéndose habitualmente en largas lecturas nocturnas.
A la edad de 17 años, escribió su primer tratado y leído por sus mentores magos. Dicho documento tuvo tal impacto que su carrera como mago despego inmediatamente, y obteniendo fondos para realizar varios experimentos, viajes y ganando riquezas. Por los siguientes 13 años, continúo sirviendo en el cuerpo de inquisidores y cazando a los herejes por toda la extensión de Mhuroth. Lamentablemente resentía aquella xenofobia, fanatismos religioso y la carencia de ambiciones de conocimientos por parte de los otros magos.
Los magos mhurothianos, suelen quedarse sentados en los laureles e ignorar por completo ciertos misterios de Magna-Terra. En su trigésimo cumpleaños, decidió renunciar al cuerpo de inquisidores y gastar las riquezas obtenidas a lo largo de su vida. Por cinco años viajo por Mhuroth deseoso de ganar ese conocimiento que le fue negado por años.
En el sexto año de viaje, finalmente emprendió rumbo hacia tierras lejanas y relacionarse con otras culturas, donde podría ayudarle a saciar esa terrible sed de conocimiento.
–Mhuroth, solo es una tierra gobernada por necios y carentes ambiciones– reflexionó para sí. –Urdath, Nordheim, Valusia y las Estepas-Sangrientas, podrían ofrecerle aquel trago para saciar mis propias ambiciones de conocimiento.
Tres meses después, logro sobornar a una tripulación completa y emprender el viaje hacia Urdath. La travesía por mar, fue una verdadera replica de los cuentos relatos a los infantes, él pudo contemplar en primera persona, las feroces olas que se alzaban sobre el navío, saurios acuáticos u otras especies marinas. En las noches, estudiaba los astros y los tripulantes relataban historias o entonaban viejas canciones.
El capitán del navío, cierta noche le relato al mago, una antigua historia de seres que habitaban las profundidades y residían en ciudades-submarinas. Aparentemente solían emerger en las noches de luna llena, nadar hacia pueblos pesqueros, matar a los pescadores y tomar a sus mujeres. Engendrando a una raza mestiza de hombres-peces.
Los marinos, suelen realizar ofrendas a los dioses marinos y sus mujeres oran para un pronto regreso. Ewix, conservaba en cierta medida ese rechazo por otras culturas, en el navío se encontraban hombres mestizos de Mhuroth y Urdath... intentaba dejar ese sentimiento de odio hacia otros y con algo de suerte su xenofobia solo fue un mal sabor de boca, y trabando amistad con unos cuantos tripulantes.
Unas semanas después, tocaron puerto en Khazna, Urdath. Precisamente en el punto más oriental del territorio.
La ciudad de Khazna, resultaba ser un lugar de ensueño, los edificios tocaban con relativa facilidad los cielos, los templos de los dioses de Urdath estaban por doquier, los nobles, plebeyos, soldados, sabios, artistas o incluso los desafortunados se congregaban en el mercado local. Oh, Ewix quedo extasiado por las maravillas que se comercializaban en el gran mercado de Khazna, tras despedirse de sus "amigos" y el capitán le deseo buena fortuna en su aventura.
Vago por una semana en el gran mercado de Khazna, y en un principio ganándose la vida apostado en los dados.
Un mes después, los habitantes de la metrópolis de Urdath…. O específicamente los sacerdotes, hechiceros y sabios charlaban con bastante regularidad con el mago. Hasta pasando varias semanas aprendiendo de los dioses de Urdath.