Relato:
"Hace 21 años, yo era un niño huérfano de 15 años que vivía en un pequeño pueblo llamado Dervon, ubicado en lo que hoy se conoce como el Reino de Vordaz.
En aquel año de 3964 del Calendario Menguante, era un niño extremadamente tímido y hambriento. Al no tener padres, pasaba mi tiempo robando comida del pueblo. No tenía nombre, para mí era como si no existiera, y no me importaba si robar era malo, ya que pensaba que era invisible para los demás que tenían nombres.
A esa edad, era bastante habilidoso utilizando la magia de la tierra. Era mi única forma de defenderme de las personas abusivas. Nunca llegué a matar a nadie, aunque estuve cerca de hacerlo en alguna ocasión, pero me faltaba el valor necesario.
Un día, llegó un grupo de 6 personas al pueblo. Cinco de ellos llevaban armaduras impresionantes: dos con arcos, dos con báculos y uno con un gran escudo y espada. Y por último, un hombre corpulento vestido con un traje negro adornado con gemas en el pecho.
En ese entonces, no sabía nada de armaduras ni de los diferentes tipos de armas, así que estaba muy intrigado por saber qué eran esas cosas. Los seguí hasta que llegaron a la imponente montaña. Recuerdo haber oído decir:
'En un año, escalarán esto y se convertirán en leyendas', dijo el hombre del traje negro.
Mientras intentaba escuchar lo que decían, me descubrieron y uno de ellos me atrapó.
'¿De dónde ha salido este niño?', dijo uno de los hombres.
'Oye Felix, ¿cómo no lo detectaste antes con tu magia?', dijo otro.
'¿Qué hacemos con este niño, Vordaz?', preguntó el hombre llamado Felix.
'Increíble, nunca había visto a un niño sin nombre que haya durado tanto', comentó el hombre de negro, Vordaz.
'En serio, no tiene nombre. Vaya, qué mala suerte tienes, niño', dijo otro.
'Acabemos con su sufrimiento, ¿Vordaz?', propuso Felix.
'No, no. Me parece que podría ser útil, ya que nos falta alguien que pueda usar magia de tierra', sugirió Vordaz.
'¿Estás seguro de que este niño será útil?', preguntó uno de los hombres.
'Bueno, le daremos una oportunidad. Además, si muere, no pasará nada. ¿Por qué no?', dijo Vordaz.
'¿Escuchaste eso, niño? Por primera vez en tu vida has tenido suerte. Alégrate', dijo Felix.
Yo no tenía idea de lo que me esperaba, pero eso de tener suerte por una vez no podía estar más en lo correcto.
Esa misma noche, acampábamos en las afueras del pueblo. Entonces, el hombre llamado Felix se me acercó y me preguntó si realmente quería hacer esto. Yo respondí con determinación:
'Sí, ¿por qué no? Mi vida nunca tuvo sentido, era la misma basura todos los días'.
El tipo sonrió y dijo:
'Me agradas, niño. Mañana veré qué tan bueno eres usando la
magia de tierra'.
Y se marchó.
Al amanecer, Felix me despertó utilizando magia de fuego, quemándome un poco.
'Despierta, es hora de comer', dijo Felix.
Esa fue la primera vez que comí algo por las mañanas, ya que casi nunca podía robar durante esa hora del día".
Una vez terminamos de comer, Felix me presentó a sus compañeros.
"Bien, niño, a partir de ahora ellos serán tus compañeros. El que ves con el arco azul es Demián, un arquero especializado en magia de agua. Por otro lado, está Urik, un mago como yo que se especializa en magia de fuego. Y aquel al fondo es Brock, utiliza un arco con magia de aire. Por último, pero no menos importante, tenemos a Rayan, utiliza un escudo y una espada. Es uno de los más fuertes aquí, ya que es el más experimentado, aunque no tiene ningún tipo de magia elemental. Los cinco somos los más fuertes del Reino de Alice", dijo Felix con orgullo.
Y sobre el individuo vestido de negro, pregunté: "¿Y qué pasa con el de atuendo negro?"
"Oh, él es el príncipe Vordaz Necrono, hijo de Alice Reis, la actual reina", respondió Felix.
"¿Qué es un príncipe?", le pregunté.
"Es nuestro líder, por así decirlo. Pero dejemos de hablar y vayamos a ver cómo controlas la magia", contestó Felix.
Recuerdo que Felix se sorprendió por mi control sobre la magia de tierra, tanto que decidió entrenarme.
Me dio consejos sobre cómo controlar el flujo de magia en mi cuerpo y no desperdiciarla.
Aunque él era un mago especializado en magia de fuego, me entrenó durante un año hasta que finalmente estuve completamente capacitado para crear armas y escudos de tierra capaces de resistir casi cualquier cosa, excepto el agua, por supuesto.
Pasaron los meses y todos estábamos reunidos alrededor de una fogata, bajo la montaña.
"Mañana será el día en que nos convertiremos en leyendas", dijo Felix.
Yo pregunté emocionado: "¿Entonces solo tenemos que subir la montaña, verdad?"
"No te emociones, niño. No te entrené durante un año solo para subir una montaña. No tenemos idea de lo que nos espera allí arriba, pero seremos el segundo grupo en escalar esta montaña. Además, se dice que esconde una gran riqueza de un antiguo reino en la cima", dijo Felix con inquietud.
Demián intervino: "Si las riquezas son reales, imagina todo lo que podríamos hacer con tanto oro".
Brock agregó: "Estoy seguro de que Rayan se lo dará todo a su esposa".
Todos soltamos una risa, y Rayan respondió con gracia: "¡Claro que se lo daré a mi bella dama! Pero ustedes harían lo mismo si tuvieran una".
Urik habló: "Nosotros no nos conformamos con solo una, ¿verdad, Brock?".
"Bueno, es mejor disfrutar de las mujeres mientras podamos. Cuando seamos viejos, nos conformaremos con una como tú, Rayan", dijo Brock en tono burlón.
El ambiente era agradable, pero notamos la ausencia del príncipe, quien se había retirado debido a una carta de la princesa Sariel, entregada por un cuervo.
En ese momento, estábamos convencidos de que nos convertiríamos en leyendas y conseguiríamos una gran fortuna en solo unos pocos días...