Ciclo Sin Fin: Renacimiento.

Burbuja

Punto de vista de William Necrono:

Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Cuento en voz baja mientras canalizo mi energía mágica.

"¡Ahora!" Grito para intensificar mi magia.

Hago crecer una rama de árbol que tenía en la palma de mi mano, dándole una forma puntiaguda y distintiva. Estoy emocionado por el progreso que he logrado en estas tres semanas de entrenamiento.

"¡Lo hice, padre! Pude hacerla crecer y darle forma", le digo orgulloso a mi padre.

"Estoy impresionado, hijo. En estas tres semanas has mejorado muchísimo. Me recuerdas a mí cuando practicaba con un viejo amigo", responde mi padre.

"¿Te refieres a Felix?" Pregunto, recordando una de las historias emocionantes que mi padre solía contarme.

"Me sorprende que lo recuerdes", dice mi padre, asombrado.

"Por supuesto, ¿cómo podría olvidarlo? Siempre me ha parecido una historia increíble", le digo con entusiasmo.

"Quizás no sea tan asombrosa como la imaginas...", dice mi padre en tono burlón. "Pero en fin, ¿te sientes mareado o agotado después de usar tu magia?"

Ahora que lo menciona, el mareo y el agotamiento apenas se sienten. Mi resistencia ha mejorado significativamente desde que comencé mi entrenamiento.

"Eso es de esperar. Llevas entrenando tres semanas, y es natural que te acostumbres y el agotamiento disminuya, a menos que te excedas demasiado. No veo ningún problema", comenta mi padre.

"Genial, entonces seguiré practicando", respondo emocionado.

"Pero ten cuidado. Iré a ver qué está preparando tu madre para comer. No te excedas demasiado", advierte mi padre antes de alejarse.

"Está bien", le respondo.

Mi padre se retira, dejándome a solas con mis pensamientos. No es que me moleste su presencia, pero a veces prefiero practicar sin que nadie me observe.

No puedo creer que haya logrado hacer crecer y dar forma a esta rama. Es realmente asombroso. Me parece que debería diseñar una especie de traje o vestimenta en la que pueda esconder ramas pequeñas y luego hacerlas crecer y transformarlas a mi antojo. Sin embargo, no sé si debería compartir esta idea con mi madre. Tal vez sea mejor mantenerla en secreto por ahora.

Bueno, anotaré esa idea y tal vez haga un boceto del atuendo en mi libreta. Afortunadamente, aún conservo la libreta que mi madre me regaló. Es donde anoto todos mis progresos y también tengo anotados los nombres de mi antigua familia... Ojalá pudiera volver a ver a Sofía, mi hija...

De repente, siento un temblor en mi cuerpo. ¿Qué está pasando? ¿Por qué estoy temblando? Maldición, debo haber tirado mi libreta.

Cuando intento levantarla, siento que me falta el aire y pierdo el equilibrio. Caigo al suelo y veo a un hombre con una capucha verde y una armadura desgastada. Los recuerdos pasan rápidamente ante mis ojos, como imágenes fugaces de un Caballero de Armadura Gris con un casco peculiar... Veo más, pero... pasan demasiado rápido... Escucho algo en mi mente.

~William~

~William~

"¡William!"

"¡Despierta!"

Me doy cuenta de que he caído al suelo mientras intentaba recoger mi libreta.

"¿Estás bien? Maldición, te descuidé por un segundo y te desmayaste", dice mi padre, preocupado.

"Roger, eres demasiado confiado. Tiene solo cinco años, recuerda", regaña mi madre.

"Lo siento, pero William habla y se comporta como un niño de quince", responde mi padre.

Mis padres discuten, pero es reconfortante ver lo preocupados que están por mí.

"No llores, William. Tranquilo, ya te estoy curando", dice mi madre, ofreciéndome consuelo.

¿Estoy llorando? ¿Por qué estoy llorando?

En mi mente, resuena una voz que dice: "Seré tu protector".

No puedo recordar de dónde proviene ese pensamiento, pero retumba fuertemente en mis pensamientos. ¿Qué diablos le está pasando a mi cerebro?

"Listo, creo que te desmayaste debido al cansancio", dice mi madre.

"Lo más probable. Bueno, William, levántate", dice mi padre mientras me ayuda a incorporarme.

"Claro, gracias, madre",

le agradezco a mi madre.

"William, no practicarás más si tu padre no está vigilándote. Es demasiado peligroso. ¿Y si te lastimas mientras no estamos aquí?" regaña mi madre, enfadada.

"Sí, lo sé, madre. Seré más cuidadoso y prometo no hacerlo de nuevo", respondo confundido por lo que acaba de suceder.

"Está bien, entonces volvamos adentro. La comida está casi lista", dice mi madre, tratando de calmar la situación.

Después de ese incidente, volvemos al interior de la cabaña. Para mi sorpresa, la curación que mi madre me ha aplicado es sumamente efectiva. Me siento casi perfecto, a excepción de ese pensamiento extraño que no puedo dejar de repetir desde que desperté.

Comemos carne de venado. En esta parte del bosque, hay una gran población de venados, pero comer lo mismo todos los días comienza a cansarme.

Después de la cena, me retiro a mi habitación. Mis padres no dicen nada al respecto.

Abro mi libreta para escribir sobre lo que vi cuando caí al suelo.

"No logro comprenderlo", susurro en voz baja.

De repente, escucho a alguien susurrar detrás de mí.

~Ya viene...

Volteo para ver, pero no hay nada. La voz es familiar, pero no logro identificar de dónde proviene.

Mi corazón comienza a latir más rápido.

"¿La habitación siempre ha sido tan pequeña?" pregunto, alarmado.

Siento que me falta el aire. ¿Qué le está sucediendo a mi cuerpo?

"¡Madre, ayuda!", llamo asustado a mi madre.

Mi padre abre rápidamente la puerta de la habitación.

"¿Qué pasa, William? ¿Está todo en orden?", pregunta mi padre, preocupado.

"No... no puedo... me cuesta hablar..." balbuceo, luchando por formar las palabras.

"Maldición, Ana, necesito tu ayuda", exclama mi padre, llamando a mi madre.

Estuve a punto de caer al suelo, pero mi padre me sostiene antes de que me desplome y mi madre llega rápidamente. Me llevan a su habitación.



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En el texto hay: magia elemental, mundo nuevo, reinos enemigos

Editado: 04.08.2023

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