Contarte sobre eso aún me duele, me cuesta, no puedo evitar sentir ganas de llorar. Espera, ¿costarme? No sé si me cueste, nunca lo he hecho, nadie en este mundo lo sabe, salvo mi tía Alex.
Nunca hablo con ella, ni con nadie. Mis profesores, al principio trataban de obtener una respuesta de mi parte, pero nunca la consiguieron. Mis calificaciones son buenas porque mis padres (me desvió de nuevo no lo puedo evitar).
No sé cómo escribo ensayos tan largos, y no puedo dejar de desviarme en un tema tan serio como éste que trato de narrar.
Pues ya lo sabes, no hablo con nadie, me conocen como "Silen" o por lo menos eso he oído. Es una abreviación algo extraña, porque lo que quieren decir es "Silence" y no les culpo.
Llevo cinco años aquí, cinco años en el mismo salón, y nunca han escuchado salir palabra de mi boca, nadie lo ha hecho; ni el abogado, ni mi tía Alex, ni nadie. Creo que ser "Silen" no es importante, simplemente, es la forma en la que el mundo me ve.
Para serte sincero, ni yo recuerdo mi voz, a veces pensar en ello me aterra. Supongo que tendrá muchos cambios, después de todo, ya tengo diecisiete años. ¿Será aguda?, ¿grave quizás?, posiblemente nunca lo sepa. Lo que resuena en mi cabeza entre pensamientos, es una voz infantil muy peculiar, que no sabría diferenciar si es mía o yo de ella, quizá sea un invento de mi cerebro ante el vacío.
A veces, me dan ganas de hablarme a mí mismo y darme ánimos, pero el miedo a lo desconocido lo evita. El problema principal es, que simplemente estoy solo. Estoy inmerso en un vacío bastante amplio, donde no hay rumbo ni dirección. En esa negrura asfixiante, solo está presente la obligación de seguir viviendo, solo eso y nada más.
Cambiando de tema... ¿sabes qué es lo que amo hacer? Llegar a mi cuarto después de clases, cerrar la puerta, y olvidarme de todo mirando la ventana. Desde el segundo piso de la casa de mi tía, veo claramente las montañas cubiertas de árboles, cuyas hojas ya son de color marrón. Puedo pasar horas viendo a través del cristal esa hermosa simpleza.
Si crees que no tengo nada mejor que hacer, pues, tengo móvil y laptop, pero no los uso muy seguido, solo para emergencias o trabajos.
De noche, me es casi imposible dormir, ¿la razón? Sufro de pesadillas. Una de las pocas cosas que me deja conciliar el sueño es "Réquiem" de Mozart. Mis padres la ponían para que durmiera de pequeño, y al parecer sigue funcionando, aunque me apena confesarlo.
Esto de no tener quien me diga cuando me voy del tema, ya se vuelve algo molesto.
Te explicaré con detalle la razón del por qué nunca escribí en ti. ¿Qué pasó?, mis padres fueron declarados muertos, sí muertos. ¿Te preguntas el por qué? Pues, ese día salieron como cualquier otro, estaba pronosticada una tormenta para dentro de unas cuatro o cinco horas, pero ellos estaban acostumbrados a volar en no más de dos horas y media hasta el pueblo vecino, así que se fueron. Partieron a las 6 y pico, lo recuerdo bien. Tras su partida, me dediqué a crearte. El tiempo se me hizo corto, acabé y miré el reloj de la repisa, ya habían pasado las dos horas. Mis padres siempre fueron puntuales, así que me senté en el sofá y esperé. Te había escondido bajo una almohada, quería que fuese una "sorpresa" primero pasó una hora, luego dos.
La lluvia caía fuera, de tal manera que llegué a pensar que volaría la casa. Ya a las tres horas, supuse que se habían quedado en el aeropuerto del pueblo vecino por el clima, así que fui a mi cuarto me alisté y dormí.
A la mañana siguiente, desperté por el molesto sonido del teléfono, contesté, era Bill, el mejor amigo de mi padre. Me llamaba para preguntar por ellos, dijo que perdieron su señal a los 14 kilómetros de distancia del aeropuerto, pero que era normal.
—Y dime, ¿ya volvieron?
—No, pensé que estaban con ustedes.
—Cualquier cosa me llamas... ¿sí campeón?
—Claro... —cuelga—.
Nunca olvidaré cuando esa tarde sonó el timbre y Bill entró por la puerta. El cómo nos sentamos, y por primera vez en mi vida, vi su sonrisa desaparecer.
—No hay señal de tus padres...comenzarán las operaciones de búsqueda, lo siento.
Y ese día, mi voz y mis alas se destruyeron.