Cielo oscuro, noche eterna [sin Editar]

Realidad v/s Rumor

No desperté hasta el día siguiente, lo primero que vi al recobrar la consciencia fue a mi tía Alex sentada frente a mi cama.

—Ten cuidado y no te muevas, tienes intravenosa, si aún eso no apacigua el dolor, puedes tomar ésta cápsula.

No lo dudé. Debo admitir que aún me dolía el cuerpo, pero eso no era nada comparado con mi brazo, me senté como puede en la cama.

Mi tía me entregó un vaso, pasé la medicación y volví a recostarme.

— ¿Quieres saber qué pasó? —me preguntó, yo asentí con la cabeza. —Te oí gritar...—me miró fijamente.

Yo solo esquivé su mirada volteando a la pared, ella al ver mi reacción suspiró y siguió su relato.

—Golpeé la puerta con todas mis fuerzas. Estaba bloqueada con ramas, pude abrirla lo suficiente para mirar dentro, pero no pude verte. Traté de abrir la puerta, en eso escucho golpes en el primer piso, bajé y era Tom, que venía con una moto sierra, me dijo que vio un rayo caer en el árbol mientras calmaba a sus caballos. Ambos corrimos a tu cuarto, cortó la puerta y todo lo que nos bloqueó el paso, no te encontrábamos, pensé que habías muerto aplastado. Fui directo a tu cama y te vi, estabas tendido en el suelo inconsciente con el brazo bajo una rama. Tom cortó el tronco con esa habilidad de leñador que tiene, y te liberó, te cargó en su hombro y salimos de ahí, fuimos a mi cuarto te recostó en mi cama. Tom corrió a apagar las llamas, traté de hacerte reaccionar pero no despertabas, estabas empapado y tenías el brazo roto. Tom te cargó y salimos en la camioneta rumbo al hospital, el doctor dijo que debían operarte, pero por la tormenta era imposible llevarte a la ciudad en helicóptero por eso, solo estabilizaron tu brazo y te han puesto esto de momento.

Terminó de hablar, se notaba que estaba angustiada, la miré, "gracias" le dije en señas, vi como sus ojos se llenaron de lágrimas y me abrazó.

—Tía Alex.

—Tomás...

— ¿Ellos estarán bien?... ¿los encontrarán, no es así?

—No lo sé mi niño...Dios quiera que así sea...

Lágrimas rodaron por mis mejillas, ella lo notó y acarició mi cabeza.

—Todo estará bien Tomás.

Sueño, me comenzó a dar sueño. Cerré los ojos y seguí llorado en silencio mientras me abrazaba. Mi tía se apartó con dulzura y me recostó en la cama.

—Descansa...yo iré con el doctor.

La miré, sequé mi rostro y asentí con la cabeza. En cuanto salió, cerré los ojos, y me rendí al sueño.

—Antes que nada, debes tener cuidado... ¿con?

—Combustible...

— ¡Exacto! ¿Y luego?

—El motor...

— ¡Era de esperarse de mi hijo!

—Querrás decir nuestro hijo...

—Bueno...sí, tienes razón, nuestro pequeño piloto.

—Será igual a su padre... ¿cierto Tomás?

—Igual a mami y a papi. Seré un avión, y volaré por las nubes.

—Si quieres hacerlo, lo lograrás cariño.

—Y cuando estemos viejos y arrugados, ¿nos sacarás a dar un paseo?

— ¡Sí! ¡Volaremos hasta China...y luego de regreso!

—Wow...pero eso es mucho combustible.

—No importa, los llevaré a China, promesa de halcón.

—De polluelo halcón.

— ¡Ay mamá!...

Me sentí remecido y desperté de golpe.

—Oye, debes comer...no puedes tener el estómago vacío.

Miré a la cocinera, y luego la bandeja de plástico sobre la pequeña mesita con ruedas, parecía una especie de sopa. Mi estómago gruñó, ella rió. No pude evitar apenarme frente a eso. Me senté en la cama y evité mirarla, tomó una almohada y la puso debajo de mi brazo con cuidado. No dolía, eso me hizo feliz.

Resumiendo, pasé esos cuatro días entre dormir y comer, recibir medicamentos y chequeos, mientras pasaba la tormenta.

En esos días, recordé muchas cosas del pasado. Despertar llorando no es algo que me guste, pero mi tía siempre estuvo ahí para tranquilizarme. Ella iba y venía, estaba entre la reparación de la casa, su trabajo en el hospital con sus pacientes y yo. Siempre la veía cansada, creo que es la única persona en este mundo que me muestra afecto.

***

Debí pasar una semana en la ciudad. El viaje en helicóptero me trajo una nostalgia muy dolorosa. Mi tía viajó conmigo, me operaron, pasé la semana allá y luego volvimos.

A los tres días entré a clases (porque llegamos un viernes en la tarde) y comenzaron los problemas. Lo primero que noté al cruzar la puerta principal, fue que me quedaban viendo, tenía cabestrillo, todos murmuraban entre sí, yo solo seguí caminando.

No tardé mucho en darme cuenta de que todos dejaban lo que hacían mientras avanzaba. Sonó el timbre, entré a mi salón, y me senté solo al final como siempre. Dejé mi bolso a un lado. La profesora no llegaba, en eso, se acercaron tres de mis compañeros.

— ¿Es cierto lo que dicen? —Dijo una— ¿te desapareciste porque cayó un árbol sobre tu cuarto mientras estabas con una chica? Y te fuiste a la ciudad con ella, ¿no?

¿Qué acabo de escuchar?

No podía creerlo. La profesora llegó, y todo siguió su ritmo normal, ellos se marcharon a sus asientos y me dejaron en paz.

Durante un mes solo se hablada de eso. Solo oía risas, y veía como me apuntaban "disimuladamente" en algunos grupos, dime ¿qué podría ser peor?

Escuchaba todos los días "los silenciosos son los más pervertidos", "nadie es perfecto, solo miren lo que hizo" y muchos otros comentarios desagradables. Me mantuve neutral por dos semanas, luego ya estaba comenzando a fastidiarme. ¿Sabes?, no creo que esto mejore, en lo absoluto.



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En el texto hay: bosques, asesino en serie, misterio drama y suspenso

Editado: 06.10.2020

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