Cielo por tu luz

I

—Güey, güey, despierta, la maestra te está hablando.

Levanté la cabeza gracias al aviso de Miguel, todos los ojos del salón se clavaron en mí, creando un incómodo momento, acompañado orquestalmente por la voz de la maestra reclamándome por mi falta de respeto y atención, y regalándome una educada invitación a «largarme rapidito» de su salón e ir a dirección sin esperar.

Salí por la puerta y la cerré por detrás de mí. Caminé lentamente y finalmente me senté en las sillas de afuera de la oficina del director. La secretaria anunció mi nombre, indicando que ya podía pasar.

—¿Otra vez, Alex? Es la tercera esta semana. Estás a la mitad de la prepa y lo estás arriesgando todo por tu comportamiento.

—Ya, ya, prometo portarme bien.

—No podré cubrirte por siempre y lo sabes, pórtate bien.

Salí de la oficina del director, me fui a la cafetería de la escuela y me compré una Coca-Cola, como era de costumbre. Me senté a escuchar música y a ver la televisión de la cafetería, esperando matar el tiempo en lo que terminaba la clase. Por fin, 12:20, había terminado la clase, tiré la lata de refresco, salí de la cafetería y caminé por el pasillo para asistir a mi siguiente clase.

—Alex, güey, no me lo vas a creer.

—¿Qué?

Miguel se acercó a mí desde el otro lado del pasillo, con cara alegre.

—La orientadora trajo a una nueva chica al salón, es guapísima.

—¿Y? Tengo novia brother —contesté.

—Y… resulta que se me hizo familiar, no sé por qué.

—Equis amigo, ¿Qué nos toca?

—Economía y está por entrar el profe, yo no voy a entrar, tengo hambre. Pero en serio, deberías conocerla.

—Vale, ahorita te veo.

De pronto unos labios carnosos se lanzaron sobre los míos y mis manos se posaron sobre la cintura de una chica de estatura mediana y abundante cabello rubio: mi novia, Bárbara.

—Amor-de-mi-vida —me susurró entre dientes, mordiéndome el labio.

—Amor-de-mi-vida —contesté, siguiéndole el juego, mordiéndola también.

—¿Me llevas a mi casa?

—Tengo que ir a comer y…

—Mis papás no están

—Y te llevo a tu casa.

Reímos y ella me abrazó fuertemente, la abracé también y la apreté a mi pecho.

—Te quiero.

—Yo a ti te quiero también, gorda.

—Vete a clase, te veo al ratito, mi vida.

—Está bien, te quiero, no me olvides mucho.

—Todo menos eso, mi amor.

Entré a clase de economía, la cual repudiaba a más no poder. Solo queda un semestre —pensé—, un semestre más y te librarás de este idiota. Nos daban clase los mismos maestros por un año y luego, con las materias, cambiábamos profesores (¡Gracias a Dios!). Puse la mochila en mi lugar y saqué mi tableta para fingir tomar apuntes mientras jugaba (ya lo sé, soy un pésimo estudiante). Otro amigo, René, se sentó al lado mío, para no aburrirse y molestar conmigo al profe durante la clase.

Pasamos toda la hora aguantando un súper discurso sobre la crisis del 29 y asuntos aburridísimos que no quiero recordar, porque me causaría un tremendo dolor de cabeza. Era la última del día y salí feliz para ir con mi novia. La encontré esperándome en mi casillero, con su cuerpo perfecto cubierto por una pequeña chamarra que le quedaba más bien de ombliguera. Me puse mis gafas oscuras e inmediatamente me tomó del brazo para ir a su casa.

Venía pensando en todo lo que haría con ella ahora que sus papás nos estaban, cuando de pronto un fantasma, una aparición, rozó mis ojos; una chica de cabello chino castaño pasó por al lado de nosotros, con un rostro tan familiar que me hizo temblar.

—¿Estás bien, cariño?

—Sí, mi vida, solo pensé que vi algo pero nevermind, no te preocupes.

—Está bien, mi vida.

Subimos a mi auto, un viejo Buick que me habían regalado de cumpleaños, y nos dirigimos a su casa. Ella puso la radio a un volumen estridente, haciendo que la música de Avicii me retumbara en la cabeza. Finalmente llegamos y ella abrió la puerta de su casa, volteando a verme de manera provocativa.

—Ven, tonto.

Me tomó del pañuelo y me jaló para entrar a su casa. Nos empezamos a besar y nos sentamos en el sillón; me quitó la playera, enseguida yo le quité la chamarra. Poco a poco mis manos y las suyas se cruzaron en nuestra piel, mis dedos desabotonando su camisa velozmente; mientras ella ocupaba sus manos desabrochando mi cinturón y posteriormente mis jeans.

Sin planearlo, ya estábamos totalmente recostados sobre su sillón, yo sin playera y con el pantalón desabrochado y ella en bra y panties; su cabello rubio rozaba mi pecho mientras nos besábamos y las caricias se hacían cada vez más intensas y frecuentes.

Puse mis manos detrás de su espalda, y apreté mis dedos por detrás de su sujetador, este cayó inmediatamente, de pronto… sonó el timbre de su casa. Tratamos de ignorarlo unos segundos pero entonces se abrió la puerta. Bárbara brincó del susto tapándose el pecho con las manos y yo me tiré con la idea de que sus papás habían llegado. Para nuestra fortuna, era una de sus desesperantes amigas que, gracias a la brillante idea de mi novia, tenían llave de su casa.

—Bárbara, oye necesito que me prestes…

—¡Dios mío, Karla! ¡Si no abro la puerta es por algo! Shit.

—Perdón Barbie, ¿Cómo iba a saber que…?

—Hola Karla —saludé desde el suelo.

—Hola Alex, que gusto.

—Cierra la maldita puerta… —dijo enojadísima mi novia.

Karla cerró la puerta riéndose. Yo también reí.

—¿Y tú de qué demonios te ríes, Alejandro? —dijo Bárbara, besándome y poniéndose de nuevo sobre mí.

Me levanté, cargándola por las piernas y poniéndola enfrente de mí.

—Vamos a mi cuarto… —me dijo sonriendo, de manera sensual.

Fuimos a su habitación y la puse sobre la cama, yo me subí enseguida también. Nos besamos un rato más; entonces saqué el único condón que quedaba en mi billetera. Ella empezó a provocarme más, besándome el cuello y haciéndome chupetones. De pronto divagué, recordé a la chica de la escuela e intenté adivinar por qué se me hacía tan familiar, me estresé, sabía que la conocía y que era importante, pero no lograba recordar por qué o, quizá, no QUERÍA recordar. Entonces regresé de mi pensamiento al intentar abrir el condón, mis torpes manos se pasaron de fuerza y lo rompí; Bárbara me vio con una cara de odio combinada con risa y frustración, muy a su estilo.



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En el texto hay: teen, #lgtb, weed

Editado: 27.03.2020

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