Había nacido bajo la tormenta un ser más de simple apariencia, arrancando por primera vez de forma inocente su primera vida; la de su madre. Y heredando consigo una corona y la magia, dejando así una leyenda.
Muchos dudaron de ella.
Pero de algo se habían olvidado, no era el mundo antiguo y mucho menos el de piedra, era el siglo veintiuno, y poseer un reino tampoco los regia a vivir en la antigüedad. Y una chica joven podía llegar al reino con cambios y sin dejar su antigua vida atrás.
Pero no contaron con algo, claro que no. Ni ella, ni todos los que querían su cabeza; tenía que existir de nuevo la historia; el amor entre una gran bruja y un humano normal, porque él le daría a la reina un cielo, uno bañado de rojo, su cielo rojo.