Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 9

Días pasan y Pandora es totalmente indiferente con Tristán. Él trata de buscarle explicación a su comportamiento y nada parece tener una respuesta.

Ella se dejó hacer en la fiesta a la que asistieron y no comprende nada, se supone que ella lo había perdonado. Eso creyó por su manera de comportarse y por los celos que le daba. ¿Acaso no estaba ella celosa cuando esa mujer se acercó a él?

Los recuerdos cruzan siempre su cabeza y la sonrisa de sus labios, pesé a la confusión, jamás falta.

Sin muchas ganas, pero con el consuelo de que verá a Pandita, como él le dice, se puso en pie y se metió directo al baño. Ella es la única razón por la que sus días son molestos y felices a partes iguales.

¿Acaso hay algo mal en él? ¿Por qué se está enamorando de esa chica? ¿Por qué le atrae más y más su misterio? ¿Cómo es que ella sin proponérselo lo enamoró? Las preguntas como todos los días invadieron su cabeza y las respuestas jamás llegan.

—Tu padre está aquí. —Miró la pantalla. —Está en el comedor con Gloria. —Tristán protestó al saber que su padre está en su piso. ¿Por qué siempre se entromete en su vida?

Con molestia, terminó de arreglarse y bajó al comedor para reunirse con su padre, por supuesto después de desconectar a Rocket.

—Padre. —Saludó mirando al hombre. —¿Qué haces aquí? —Bastián miró a su hijo con seriedad.

—Estoy visitando a mi hijo, ¿Está mal? —Tristán tomó asiento sin apartar la mirada de él. —Y también para preguntarte algo. —Calló cuando Gloria entró.

—Buenos días, joven Tristán. —Le saludó con una sonrisa. —Por favor, cómase todo el desayuno. —Lo regañó como a un niño, últimamente le deja la comida en el plato.

—Lo haré. —Le sonrió a la mujer como un chico bueno. —¿Cuál es tu pregunta, padre? —Lo miró en cuanto Gloria salió del comedor.

—¿Qué estás haciendo con tu vida? —Tristán dejó el tenedor a medio camino y su boca permaneció abierta. ¿De qué está hablando? Se preguntó bastante perdido, Bastián al observar el desconcierto en su hijo, resopló. —¿Qué sucede entre tú y Pandora? —Tristán lució asombrado esta vez.

—¿Disculpa? —Río incrédulo, él jamás se relaciona mucho con los empleados y nunca se dirige a ellos por su nombre. —¿A qué ha venido esa pregunta? —Soltó el tenedor con el trozo de panqueques en el plato.

—Te conozco hijo, sé que la chica te interesó desde el día uno, sé que la quieres. Lo que no entiendo es cuando darás el paso. —Tristán soltó una carcajada descomunal, alucina con su padre.

—Papá, no sé lo que pretendes, pero por favor, para. No te metas en esto, Pandora no es como las demás, a ella no podrás ganártela con obsequios ni invitaciones a cenas. —La sonrisa de su padre lo descuadró.

—¿Por qué me subestimas tanto? —Ladeó la cabeza un tanto divertido. —Este mes en el que ella te ha estado ignorando, ha visitado mi despacho y ha hablado conmigo horas. —Eso a Tristán le sorprendió.

—¿Me estás diciendo que tienes su confianza?

—Por supuesto. —Asintió Bastián con altanería. —Cumplí su sueño de trabajar en la más importante corporación, ¿Qué esperabas? Te di ese placer a ti y lo único que hiciste con la chica fue tratarla mal. —Guardando silencio para estudiar a su hijo, lo miró minuciosamente hasta ver ese brillo en sus ojos. —Escúchame bien, hijo. Pandora tiene un magnetismo que atrae a muchas personas y en la corporación nadie disimula el interés que tienen por ella. —Tristán distorsionó su rostro, eso él lo sabe muy bien. —Ella se mantiene lejos de todos, pero va a llegar alguien que será más inteligente que tú y sabrá cómo tratarla y hacerla sentir cómoda. —Levantándose lo miró. —Es mejor que pienses en algo y que sea rápido, la quiero como mi nuera y de no poder lograrlo, tendrás que olvidarte de llevar las corporaciones. —Con un asentimiento de cabeza, se despidió de su hijo y se marchó.

Tristán profundizó más su ceño, las palabras de su padre se quedaron permanentemente en su consiente. ¿Cómo lo puede poner en esa posición? ¿Cómo se atreve a amenazarlo de esa manera? Y lo más importante, ¿Por qué quiere a Pandora como su nuera?

—¿Está bien? —Gloria lo miró con preocupación. —¿Desea agua? —Tristán finalmente escuchó la voz de la mujer y negó.

—¿Por qué siempre se tiene que meter en mi vida? —La miró lleno de coraje.

—Tristán. —Sentándose a su lado, acarició su brazo. —No fuiste el mismo después de dejar ir a Noelia, ¿Puedes recordar siquiera cómo llegaste al día siguiente? —Tristán bajó la cabeza. —Tuviste qué hacerte exámenes meses después para descartar cualquier enfermedad. Además, he visto que conservas las bragas. —Las mejillas de Tristán ardieron al recordar ese detalle.

—Gloria, por favor. —Le pidió avergonzado.

—Solo te estoy recordando las cosas, llegaste arrastrándote aquí, sin saber dónde estabas y desde ese día no haces más que salir de fiestas e irte con una mujer diferente cada día. —Sonrió con ternura. —Él solamente quiere que su hijo solucione su vida y que a su lado haya una gran mujer. —Tristán entrecerró los ojos.

—¿Estabas escuchando la conversación? —Ahora fue gloria quien se sonrojó.

—No me juzgues, desde que tu madre falleció, soy yo quién debe mantener las discusiones a raya. —Tras besarle las mejillas, se puso en pie. —Ahora, termina de desayunar, quiero el plato limpio. —Tristán sonrió a la mujer, si no fuera por ella, la muerte de su madre hubiera sido más difícil de superar.

***

Pandora bajó del autobús un poco sudorosa, el calor en Panamá como siempre es bastante y viajar en autobús lo hace peor.

Cerró los ojos al ver el auto de Tristán, desde que volvieron de Chiriquí hace un mes, ella no hace más que evitarlo y él siempre busca la manera de llegar a ella, todo le parece ridículo con ese hombre. ¿Cómo es posible que creyó tenerla en sus manos por solo pasar una noche sin peleas? ¿Acaso no entiende cuanto la lastimó?

—Déjame en paz, Tristán, no me iré contigo, caminaré. —Tristán gruñó, es una necia.




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