Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 10

Pandora estrujó sus manos con nerviosismo, ¿Qué había hecho? ¿Por qué correspondió ese beso? Haber besado por primera vez en su vida, la alteró mucho. Aunque la verdad, no ha sido la primera vez, pero ¿Qué sucede cuando no recuerdas la primera vez que hiciste algo? ¿Acaso cuenta?

—La preocupación limita nuestro rendimiento. —Girando sobre sus talones, miró al hombre parado frente a ella. —Lo siento, no quise ser inoportuno. —Se disculpó por el gesto severo de la chica. Incapaz de sostener su mirada, la bajó y se detuvo al ver el gafete. —¿Pandora Radcliff? —La impresión del hombre la descolocó.

—Sí, soy yo. —Volviendo la mirada a sus ojos, quedó anclado en ellos, oscuros y hermosos. —¿Por qué el asombro en su voz? —Obligándose a sonreír, se aclaró la garganta.

—Has podido encender el primer androide funcional del país, además llevan un avance significativo en poco tiempo. —Pandora no bajó la guardia, aunque su explicación fue lo que esperaba, el hombre le da una vibras que preocupan. —Debo felicitarla, no veía el día de poder conocerla personalmente. —Tendió la mano con una sonrisa más grande en sus labios. —Soy Ulises Brighton, un placer. —Pandora miró la mano del hombre y sin querer ser una antipática como le dice Tristán, estrechó la mano del desconocido.

—Mucho gusto, señor Brighton.

—Oh, por favor, dime Ulises. —Le sonrió coqueto.

—Ulises Brighton. —Ambos miraron a la derecha. —Creí que tus habilidades eran estropearlo todo y caer mal a la gente, pero veo que se te da bien dar buena primera impresión. —Miró a Pandora con seriedad, de todas las personas, no creyó que ella lo recibiera tan amable.

—Vaden Newman. —El hombre río con voz gruesa. —Ya lo veo, sigues siendo el siamés de Tristán. —Vaden se acercó aumentando la tensión, Pandora los miró por turnos y no comprendió nada. ¿Acaso son enemigos? 

—Creí haber escuchado que no habría resentimientos, ¿Sigues molestó por lo que pasó hace siete años? —Vaden ladeó la sonrisa. —Mi amigo hizo lo correcto. —La mirada de Ulises se volvió oscura y un poco tenebrosa. Se supone que su hermana debía estar casada con el bueno para nada de Tristán y al contrario está soltera y siendo un fracaso. 

—Mi palabra es lo más importante que tengo, por supuesto no hay resentimientos. —Tendió la mano y Vaden sin cortarse un pelo, río por sus palabras. No hay hombre más traicionero y mentiroso que él.

—Bien, bienvenido a las corporaciones. Conoces el camino. —Sin más, miró a Pandora y la invitó a caminar con un gesto de cabeza. —¿Qué sucedió en el laboratorio? —Detuvo la marcha y la miró.

—Nada. —Se sonrojó al recordar el beso y todo lo que le había provocado. —Tristán, como siempre tratando de arruinar mi vida. —Desvió la mirada.

—¿Por qué se lo complicas tanto? —Sonrió. —El pobre no sabe cómo complicarse más. —Pandora suspiró.

—Vaden, tengo mis metas claras y él es solo un obstáculo. —Negó levemente. —¿Cómo puedo reaccionar? ¿Qué puedo hacer yo? Él me odió sin antes conocerme, después intenta acercarse a mí y cuando no puede se comporta como el patán que es.

—¿No se te pasó por la cabeza que eres tú quien lo hace comportarse de esa manera? —Pandora alzó las cejas.

—¿Yo? No he sido más que amable con él, ¿Por qué lo haría comportarse como un bruto? —La carcajada de Vaden se escuchó hasta el otro lado de la calle.

—Ven, te invito una hamburguesa. —Pandora rápidamente tomó su mano para cruzar la calle, Vaden se extrañó por ese gesto, pero no dijo nada. —¿Nunca has tenido novio? —Pandora se soltó cuando estuvieron al otro lado de la calle.

—¿Por qué me haces esa pregunta? —Enarcó una ceja.

—Oye, no te estoy sacando información para ir a contárselo a Tristán, eres mi amiga, me estoy ganando tu confianza y jamás la pondría en riesgo. —Eso tranquilizó a Pandora, se le está haciendo difícil confiar en alguien que no sea Víctor, pero Vaden lo hace un poco más fácil. —Te lo pregunto porque al parecer no conoces a los hombres y nunca te guardas lo que piensas de nosotros. Las mujeres siempre callan y tratan de no lastimar nuestro ego.

—¿Quieres decir que debo dejarme hablar y tratar como sea de Tristán o de cualquier hombre?

—No. —Aclaró con rapidez. —Quiero decir que la mayoría de las mujeres, no se hubieran defendido como tú lo haces. Quiero decir, al verlo tan imponente se intimidarían. ¿Entiendes? —Pandora asintió, no entiende nada, ¿Por qué alguna mujer se dejaría hablar mal o tratar peor de cualquiera solo por verse más intimidante?

—Bien, jamás he tenido novio, no tengo tiempo para esas cosas. —Vaden enarcó una ceja. —Sé lo que estás pensando, no quiero hablar de mi hija. —Respetando su decisión, simplemente asintió. Él mismo tuvo sexo alguna vez con alguien y solo sabe que pasó por los las marcas en su cuello y las arañadas en su espalda. Al sol de hoy no sabe quién es la chica y como Tristán está en la misma situación, no lo puede ayudar. 

—Todos cometemos por lo menos una locura en nuestras vidas. —Sonrió recordando lo que pasó hace siete años, o más bien, sonrió al saber que todavía no recuerda lo que pasó.

Tristán bajó del ascensor y corrió al ver a Stella, gracias a ella Pandora tomó aquel café con el tonto que se ha convertido en su enemigo.

—Oh, no... no y no. —Stella quiso huir, pero Tristán fue más rápido y se interpuso en su camino. —¿Qué quieres? Pandora me ayudó a localizar un programa únicamente. —Lo miró molesta. —¿Por qué quieres saberlo todo? Deja de ser tan controlador, la chica se cansará rápido de ti.

—¿Por qué permitiste que ese mortal le invitara un café? —Stella río con incredulidad.

—Oh, perdóneme, Dios del Olimpo por permitir que un simple mortal invitara un café a su Diosa. —Agitó las manos logrando molestar a Tristán. —¿Quieres realmente ganarte el corazón de ella? Ven conmigo. —Lo tomó de la mano, pero él se negó a seguirla. ¿Por qué escucharía a una loca que no hace más que molestarlo siempre?




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