Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 11

—Mami, mami... —Pandora frunció el ceño, ¿Su hija está corriendo? —¡Mami, despierta! —Su voz agitada y llena de miedo penetró en sus oídos como un rayo. —Mami. —Pandora abrió los ojos y rápidamente se sentó en la cama sobresaltada, su corazón inició a latir con fuerza por el susto de escuchar a su hija tan preocupada.

—¿Qué sucede, cariño? —Inició a revisarla con desesperación.

—Papi está llorando, vamos. —Glenda tomó la mano de su madre y ambas corrieron a la habitación de Víctor.

Pandora se descolocó al verlo llorar sentado en la cama, su corazón ya frenético se volvió inestable, su respiración se cortó y todo su cuerpo se sintió congelado. ¿Qué había pasado? Se preguntó mentalmente incapaz de poder hablar.

—Gordo. —Reaccionó por el tirón que le dio Glenda, la última vez que vio a su amigo llorar así fue porque habían abusado de él en el orfanato. —¿Qué sucede? ¿Qué tienes? —Se arrodilló frente a él y buscó su mirada, pero no la encontró. —Háblame, por favor. —Imploró sintiendo la misma sensación de años atrás.

—Papi, ¿Qué tienes? —Glenda casi al borde de las lágrimas, miró a su papi. —Nos estás asustando, papi... —Víctor pareció volver en sí al escuchar la voz rota de su hija.

—Juan... —Sollozó ahogándose.

—¿Qué sucede? ¿Te hizo daño? ¿Él te lastimó? —Pandora se preocupó mucho más, ¿Lo habrá dañado? Su pregunta se respondió al ver negar a su amigo, algo en ella se sintió aliviado al saber que estaba bien.

—Tuvo un accidente. —Pandora tembló al escuchar la noticia. —Está grave en Colombia... está solo.

—Hija, ve por agua, por favor.

—Sí, mami. —Glenda salió corriendo de la habitación dejando la privacidad que necesitaban.

—No puedo ir. —Negó con dolor. —Lo poco que tenemos ahorrado es para sobrevivir y quizás me echen del bar si falto, estoy atado. —Pandora se sentó al lado de su amigo y lo abrazó.

—Hemos sobrevivido con menos. —Le recordó. —Debes ir con él, además, eres el mejor trabajador del bar, no creo que te despidan y de pasar, ya encontraremos otro lugar. —Vicky la miró entre lágrimas. —Las chicas me pagan por enseñarles las rutinas, podemos hacer algo.

—No, ¿Cómo las dejaría solas a las dos? —Negó. —No puedo arriesgar, si nos hace falta el dinero después, me sentiría muy mal. Ahora tenemos a Glenda. —Pandora comprendió su temor.

—Gordo, vas a Colombia, el país vecino. No es caro el pasaje, por favor, ve con Juan, de lo contrario te vas a arrepentir. —Glenda entró con el vaso de agua y se lo tendió a su papi.

—No lo sé, tengo miedo. —Confesó rompiendo en llanto nuevamente.

—Glenda y yo estaremos bien, Juan te necesita. —Vicky miró a su niña y ella le sonrió apoyando a su madre.

—Las amo, las adoro tantísimo. —Dejó el vaso de agua a un lado y las abrazó con fuerza. —Por favor, si pasa algo, no duden en llamarme, yo volveré en cuanto pueda. —Ambas asintieron.

—Ve a bañarte, nosotras haremos la maleta. —Víctor corrió al baño dejándolas a cargo del equipaje.

***
Tristán miró los diseños de gypsum en el techo, los últimos días han sido una locura, Pandora como tan pronto es tierna con él, como también lo ignora de sopetón, pero debe aceptarlo, la extraña cercanía que han tenido le gusta.

Cada día se siente más posesivo, más dominante, más controlador y más protector con ella y no puede evitarlo, ni quiere hacerlo. 

No han hablado más del tema sobre el bar ni del trabajo de Pandora, aunque él desea ayudarla, ella no se lo permite y poco puede hacer, pero es suficiente para hacer de las suyas.

Poniéndose en pie, se metió al baño, debe llegar a tiempo a la corporación para obtener lo que quiere cuanto antes.

—Buenos días. —Rocket lo saludó. —El desayuno está hecho y tienes una visita. —Tristán miró la pantalla y Rocket le mostró el recibidor. —Tu ex está aquí. —Tristán dejó de quitarse la ropa y miró la pantalla con incredulidad. ¿Qué está haciendo ella en su recibidor?

—Dile que estoy dormido y no la recibiré. —Rocket hizo lo que pidió.

—A mí no me engaña. —Noelia dejó el bolso en el sofá. —Rocket, dile a tu dueño que se apresure, no me iré de aquí sin verlo. —Gloria cerró los ojos.

—Mi sistema solo me permite obedecer a Tristán Bannister. —Noelia rodó los ojos, como odia a ese programa.

—Bien, Gloria, serás tú quien se lo diga, ¿O también estás programada para recibir órdenes de los Bannister? —Gloria bajó la mirada.

—No tardo. —La mujer dio media vuelta y salió de ahí.

—Cuando tú estás en un lugar, las hormonas y sustancias como adrenalina, cortisol y prolactina de las personas se elevan peligrosamente. —Comentó Rocket. —Eres una persona altamente peligrosa para la integridad de los demás. El odio inducido en las personas debido a tu presencia, son indicios de que eres una persona poco soportable. —La rabia en Noelia aumentó, ¿Cómo es posible que un tonto programa se atreva a tanto?

—Eres un simple programa de inteligencia artificial hecho para cumplir órdenes, ¿Quién te crees que eres para decir esas cosas como si fueras un humano funcional?

—Hay cosas que nunca cambian. —Noelia resopló, ¿Cómo es posible que esté discutiendo con una tecnología barata? —Sigues siendo la humana más despreciable, deshonesta, hipócrita, desleal, cruel, poco empática, mezquina, resentida, soberbia, arrogante, egoísta y egocéntrica del universo.

—¡Rocket! —Gloria miró a la mujer apenada. —Lo siento, sabe que Tristán no le permite expresarse así, pero no siempre obedece.

—Siempre se lo dije, debería deshacerse de esa tecnología de cuarta. —Se sentó en el sofá y se cruzó de piernas. —Tráeme un poco de agua con gas. —Gloria rápidamente obedeció, esa niña no cambia, a Rocket le faltó una palabra. Esa chica es insufrible, ¿Cómo pudo Tristán enamorarse de esa jovencita tan mala? Nunca ha entendido eso.

Tristán se miró al espejo, la llegada de Noelia a su piso le ha aumentado el malhumor. Pandora no estará con él parte del día y ahora debe lidiar con la pesadilla que tiene como ex.

—La he preparado para ti. —Tristán dejó de peinar su cabello y miró el patrón de voz en la pantalla.

—¿Qué has hecho? —Frunció el ceño.

—Nada, solo le he dejado claro que es una mala persona. —Tristán resopló, a Noelia nunca le gustó Rocket y viceversa, ella siempre estuvo convencida de que el programa se podía salir de control y ser un peligro y para Rocket, Noelia es la persona más manipuladora del mundo. La verdad ninguno se equivocó, Rocket es un verdadero problema y Noelia siempre hizo con él lo que quería. 

Al bajar, se metió directo al comedor, no piensa ir corriendo hacia Noelia para echarla, es lo que ella espera y lo cierto es que la mujer ya no le genera ni un poco de interés. 

—Buenos días. —Gloria saludó con una sonrisa que fue correspondida, pero que rápidamente cambió por un gesto serio. Noelia entró al comedor como si fuera su casa.

—¿Por qué tardaste tanto? —Tristán enarcó una ceja.

—¿Qué haces en mi casa, Noelia? —La miró con severidad. —Creí que esas libertades te las había prohibido cuando viniste arrastrándote aquí. —Noelia miró a Gloria y esta rápidamente intentó irse, pero Tristán la detuvo.

—No tienes que marcharte. —Miró a la mujer. —Aquí quien está fuera de lugar es ella. —Volvió la mirada a Noelia quien lo mira atónita, ¿Cómo es que ha cambiado tanto? —Vete de mi casa, te perdoné la infidelidad desde que me di cuenta, no tenemos nada de que hablar.

—Prometiste seguir queriéndome, soy tu amiga. —La risa de Tristán le erizó la piel.

—Cuando se está dolido, se dicen cosas estúpidas, y esa fue una de las cosas tontas que dije. ¿Cómo amarte después del daño que me hiciste? ¡Me engañaste por dos años! —El grito las sobresaltó. —Siempre me manipulaste a tu antojo, ya he abierto los ojos. Ahora por favor, sal de mi casa, ya bastante tengo con soportar a tu hermano. —Los ojos de Noelia se llenaron de lágrimas, pero Tristán pareció no importarle. Desvió la mirada y se centró en su periódico.




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