Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 12

—Quiero a mi mami. —Glenda hizo un puchero y sus ojos se llenaron de lágrimas, quien sea que fuera el hombre se veía poderoso, Priscila soportó las ganas de apretar los ojos. Está manipulando nuevamente, pero esta vez es necesario. —Ellos no me dejan estar con mami. —La mirada gélida de Tristán se dirigió a los de seguridad, los hombres se tensaron inmediatamente.

—Lo sentimos, no se permiten niños. —Tristán, aún sin saber quién es la madre de la niña, asintió, hace nada permitieron que el amigo y la hija de Pandora ingresaran.

—Podrían haber preguntado, ¿Acaso no creen en las excepciones? —Los hombres, un poco avergonzados, bajaron la mirada. —¿Puede explicarme qué sucede? —Preguntó mirando a Priscila, la niña tiene el cabello igual a la hija de Pandora, ¿Es acaso su hija? No puede saberlo, cuando tuvo oportunidad de conocerla, Pandora se aseguró de que no pudiera ver su rostro.

—Lo lamento, señor Bannister. —Glenda inmediatamente ensanchó los ojos, ¿Es el jefe de su madre? —Soy la niñera de la nena y jamás haría esto, no de ser necesario. La niña es hija de Pandora Radcliff y realmente necesito llevarla con su madre. —Tristán dejó de escuchar, todo el mundo quedó en silencio para él, y en su campo de visión solo están esos ojos brillantes detallándolo con curiosidad. —Debo marcharme al interior del país y no puedo llevármela. —Desvió la mirada a la mujer sin saber muy bien lo que había dicho.

—Yo me encargaré de ella. —Dijo sorprendiéndose a sí mismo.

—Usted no lo entiende. —Priscila negó. —La niña no confía en nadie, debo ser yo quien la entregue a su madre. —Tristán volvió a ver a la niña, ¿Será una mini versión de Pandita? Si es así, duda mucho poder con las dos, pero aun así se arriesgó.

—¿Cómo te llamas? —Se arrodilló frente a la niña, Glenda no hizo más que mirarlo profundamente a los ojos. —Confía en mí, no te haré daño. —Sonrió con esa ternura que jamás había experimentado en la vida.

—Información es poder, a quien te abras por confianza, te acabará en traición. —¡No hay dudas! Es digna hija de Pandora Radcliff.

Tristán no pudo evitar sonreír debido a los frenéticos latidos de su corazón. ¿Cómo es que muere de ternura aun cuando la niña desconfía totalmente de él? No lo sabe, pero está seguro de que se enamoró perdidamente de esos ojitos brillantes y traviesos. Verla fue como un flechazo directo a su duro y frío corazón.

—Bueno, creo que tú jamás me traicionarías, ¿Cierto? —La niña negó.

—Mi madre dice que quien traiciona, no es feliz. —Tristán agrandó la sonrisa.

—Bien, entonces yo confiaré en ti. Soy Tristán Bannister, tengo treinta y un años, soy hijo único, tengo un programa de inteligencia artificial llamado Rocket...

—¿Puede hablar conmigo? Mami dice que Rocket es como yo. —Lo interrumpió emocionada.

—Por supuesto que puede hablar contigo, y estoy seguro de que querrá ser tu amigo. —Sonrió un poco más. —¿Confiarás en mí ahora? Prometo no hacerte daño. Yo trabajo directamente con tu madre. —Le aclaró para convencerla. Glenda miró a Priscila quien asintió.

—Soy Glenda Snow...

—¡Glenda! —Priscila la reprendió, no debió dejarla ver ese capítulo de GOT. —Lo siento, es Glenda Radcliff y señor. —Lo miró implorante una vez Tristán se enderezó. —Si la niña no llega con su madre, Pandora Radcliff destruirá el lugar con todos adentro.

—Créeme, lo sé perfectamente. —Priscila se arrodilló frente a Glenda.

—Por favor, cariño, perdóname por dejarte así, prometo recompensarte cuando vuelva, ¿De acuerdo? —Glenda le dio un fuerte abrazo.

—Espero que tu abuelita se recupere. —Priscila evitó llorar.

—Gracias, cariño. —Encarando al rubio alto frente a ella, sonrió. —Por favor, no la toque, no le gusta el contacto físico. —Tristán, que ya estaba acostumbrado a Pandora, asintió sin asombro.

—¿Nos vamos? —La invitó Tristán, Glenda agrandó la sonrisa y tomó la mano del hombre, eso los asombró muchísimo a Priscila y a Tristán.

—Ya quiero ver a Rocket. —Tristán inició a caminar, pero detuvo la marcha al ver su coche aparcado y volvió la mirada a la niña, es muy pequeña para ir sin una silla.

—¿Alguno tiene silla para niños? —Los dos seguridades negaron. —¿Nos quedaremos un momento más, ¿Vale? Pediré una silla. —Glenda frunció el ceño, es grande para ir en la parte delantera del coche.

Vaden dejó lo que estaba haciendo y tomó la llamada, la insistencia de su amigo ya lo estaba superando.

—¿Por qué no me dejas trabajar? —Gruñó.

—Necesito que traigas una silla de coche para niños, no importa si está en prueba. —Vaden descompuso el gesto.

—¿El qué? —Preguntó incrédulo.

—Solo pide la silla y traerla a la entrada de la corporación, acá te lo explicaré todo. —Bastante perdido por la petición de su amigo, decidió hacerle caso.

Pandora miró por el ventanal la otra torre y descompuso el gesto al ver a Vaden entrar, ¿Qué hace él en el edificio donde se crea la tecnología para los bebés y niños?

—¿Vaden tiene hijos? —Miró a Stella. —¿Por qué entra a ese edificio? —Stella se acercó demasiado tarde, ya había entrado.

—No, no los tiene. —Se encogió de hombros. —Quizás lo necesite para alguna prueba. —Pandora asintió, esa explicación puede ser lógica.

Ambas se quedaron a la espera de Vaden y cuando lo vieron salir con la silla de auto ya armada, se echaron a reír con burla. ¿Qué hará ese hombre que no tiene hijos con una silla de esas?

—¿Tendrá sobrinos? —Stella negó.

—No, no los tiene. —La miró con diversión. —Cosas más extrañas verás aquí. —Le ayudó a levantarse. —Vamos, debemos seguir con el trabajo. No me queda suficiente tiempo contigo y Tristán pronto te reclamará. —Pandora se sonrojó.

—Él no me reclama, es solamente que debemos avanzar en el proyecto. —Trató de explicarse. —Es con el que vamos a competir en Japón. —Stella la miró a los ojos sin borrar la sonrisa.




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