Por primera vez el piso de Pandora y su amigo está en silencio y con ambiente triste. No hay palabras para consolación y su amigo cada día se hunde más en ese abismo del que salió con tanto esfuerzo la última vez.
Vicky, desde que llegó de Colombia con el corazón roto, no ha hecho más que llorar, dormir y dejarse caer en el abismo de la depresión.
Glenda no lo entiende, no entiende como su papi puede ser alguien totalmente diferente. ¿Cómo pueden las personas cambiar tan de pronto? Esa es la pregunta que evita hacer para no ponerlos más nerviosos.
—Gordo. ―Pandora se sentó a la orilla de la cama, Vicky no se inmutó en mirarla. ―Por favor, intenta ponerte en pie, te lo suplico. ―Evitó llorar. ―Llevas una semana en cama, ya no puedo dejarte aquí. ―Acarició su pelo con ternura.
―Lo siento. ―Se disculpó. ―Lamento ser tan débil. ―Pandora cerró los ojos con fuerza.
―No tienes que disculparte por tener depresión. ―Susurró con voz rota. ―Sabes que no debes hacerlo, ni conmigo ni con nadie. ―Lo miró después de limpiarle las lágrimas. ―Tengo miedo, temo que pase lo de la última vez... no sabría qué hacer, ahora no está Glenda. ―Víctor giró la cabeza para mirarla, se siente tan mal por hacerle esto, pero no tiene las fuerzas para ponerse en pie y pelear.
―No tienes de que preocuparte. ―Trató de sonreír, pero le fue imposible. ―Prometo evitar acabar con mi vida, ahora tenemos a la niña. ―Pandora limpió sus lágrimas esta vez. ―Pero estoy tan acabado, tan cansado de todo que no puedo... no puedo salir de esto, no puedo acompañarlas a la presentación y sé que le estoy fallando a la niña, pero no puedo. ―Inició a llorar.
―No digas eso, ella, aunque no sepa lo que está pasando, entiende que no puedas ir, ella sabe que no estás bien. ―Glenda, con muchas ganas de llorar, se apartó de la puerta entreabierta y se marchó a la habitación de su madre.
Las imágenes de sus compañeros burlándose de ella por ir a la presentación solo con su madre la entristecieron. Todos sus compañeros se burlan de ella por no tener papá, pero tiene a su papi y eso debería contar, pero parece que nadie toma eso en cuenta.
Mirando el móvil de su madre, buscó el nombre de Tristán y lo marcó, solamente él puede ayudarla, solo él puede hacer que sus compañeros no se burlen de su madre y de ella por una vez.
Tristán, quién estaba en una importante junta con los directivos de la A.H.I., frunció el ceño al sentir su móvil vibrar, con discreción lo sacó de su bolsillo y le echó una mirada, al ver el nombre de Pandora se preocupó, desde que durmió en su casa la siente extraña, más de lo normal.
Glenda cerró la llamada cuando no hubo contestación, pero decidió volver a marcar el número. Tristán miró a su padre hablando y decidido a interrumpir, se puso en pie.
―Lo siento, es importante. ―Sin importarle las miradas de todos los presentes, salió de la sala y tomó la llamada. ―¿Qué sucede, Pandita?
―Soy yo. ―La vocecita apagada de Glenda le erizó la piel, Pandora le impidió verla, ¿Qué hacía llamándolo? Eso no le importó, su preocupación fue tan fuerte que el corazón inició a marcharle con fuerza.
―¿Qué sucede, miel? ¿Estás bien? ―Glenda negó a pesar de que él no podía verla.
―Papi está enfermo. ―Sollozó. ―Y no puede ir con mamá y conmigo a la presentación en mi colegio... no quiero ir solo con mamá. ―Tristán frunció el ceño un poco confundido.
―¿Por qué no? Miel, sabes que mamá siempre estará contigo, si tu papi no puede ir, mamá se encargará. ¿Recuerdas? Tienes a una supermamá.
―Lo sé... ―Chilló más. ―Pero las otras mamás y mis compañeros se burlan de nosotras, porque papi es distinto y porque no tengo papá... ―Eso le partió el corazón a Tristán. ―Por favor... por favor... ven con nosotras, solamente tienes que vestirte de superhéroe... ―Tristán maldijo, es imposible irse, esa reunión es de las más importantes para la corporación.
―Miel, realmente desearía ir con ustedes, pero estoy en medio de una reunión, lo siento, princesa... yo... ―El tono de cerrado lo hizo maldecir, si bien no le agrada la idea de estar disfrazado frente a un montón de mocosos, no le importaría ir por ellas, pero realmente no puede marcharse de la junta.
Glenda soltó el móvil en la cama, ¿Por qué le pidió algo así? Él sabe dónde está su colegio y aun así no ha ido a visitarla, desde que volvieron a casa él no se preocupa por ella. ¿Por qué debería? No es nada de él.
Pandora entró a su habitación y ver a su hija llorar le destrozó el corazón. Nunca había habido tanta tristeza como ahora.
―Tranquila, cielo, papi estará bien, lo prometo. ―La abrazó y besó su cabeza. ―Él se va a recuperar y entonces todo será como antes. ―Glenda no detuvo su llanto, si su madre supiera el motivo de sus lágrimas se enojaría mucho con ella. ―Vamos a ducharnos, tenemos que ir al colegio.
―No quiero ir. ―Sollozó. ―Quiero quedarme en casa, no me importa tener una mala calificación. ―Eso a Pandora le asombró, a su hija jamás le gusta la idea de tener una mala calificación.
―Cariño, ¿Tan triste estás? ―Glenda, con sus ojitos rojos, al igual que su nariz y mejillas, asintió.
―No quiero ir, no me gustan las personas, ellos siempre se burlan de nosotros. ―Pandora presionó la mandíbula para no demostrar lo que siente con su gesto. ―Este año será peor, solo iremos las dos, ¡Estoy harta de ellos! ―Corriendo salió de la habitación, Pandora se entristeció, su hija no es de hacer berrinches y cuando los hace es porque realmente está mal.
¿Hizo mal en prohibirle a Tristán verla? ¿Acaso debió permitir esa relación? ¿Debió pasar de todo y permitirle a su hija tener un amigo? Por primera vez se cuestionó la manera en la que la está criando, por primera vez se culpó por privarla de una vida normal.
***
Tristán no escucha lo que están hablando, sus pensamientos están en otro lugar. ¿Será debido al estado de su amigo que Pandora está tan extraña? ¿Tendrá que ver todo eso con su comportamiento? Sus pensamientos rápidamente se dirigieron a Glenda, esa pequeña lo llamó y él no hizo el intento de disculparse con más esfuerzo.
Editado: 08.07.2023